VALÈNCIA. Los fondos Next Generationn se han convertido en un halo de esperanza para la economía europea y, en la administración valenciana, cada ente ha hecho su carta a los Reyes Magos para ver si es posible financiar proyectos que pueden ser determinantes para el futuro del tejido empresarial tanto privado como público de la Comunitat Valenciana.
En este camino, también la Ciudad de las Artes y las Ciencias (Cacsa) ha presentado su lista de propuestas, enmarcadas en el Plan Estratégico 2020-2023 de la empresa pública, y que encajan en su voluntad de contribuir al conocimiento y concienciación de la sociedad sobre Desarrollo Sostenible, mejorar la gestión ambiental del complejo y la transformación digital.
Con esta misión, la dirección del complejo turístico -donde se encuentra el Hemisfèric, el Museu de Les Ciències, el Ágora y el Oceanogràfic- ha presentado un proyecto para posicionar el museo como referente mundial de sostenibilidad ambiental y la lucha contra el cambio climático.
Un proyecto con el que pretende orientar esta divulgación al desarrollo sostenible y la educación ambiental con un doble fin, Por un lado ser referente y llevar a la actualidad el principal reto al que se enfrenta la humanidad y, por otro, contribuir a la concienciación y sensibilización ambiental de la sociedad. En este sentido, la voluntad es convertir el cambio climático en la referencia que marque la identidad del museo.
"Ello incrementaría las posibilidades de posicionarse en un foco de atracción, difusión y debate de máxima actualidad y maximizar a su vez la riqueza de contenidos, actividades y de transversalidad con los diferentes sectores y partners socio-económicos y culturales", señalan desde el ente dirigido por Enrique Vidal.
El segundo de los proyectos presentados estaría encaminado a la gestión óptima de los recursos energéticos presentes en la Ciudad de las Artes y las Ciencias en sus dos vertientes: consumo y producción. Y es que , fruto de las auditorías realizadas hasta la fecha, se han identificado varias líneas de actuación. Por un lado, modernizar la instalación de climatización. Por otro lado, la implementación de la producción de energías eléctrico fotovoltaica y por último, la instalación de cargadores de vehículos eléctricos en el aparcamiento del Umbracle.
En cuanto a los recursos hídricos, dada la variedad de fuentes de suministro que afectan al complejo, consideran la necesidad de un estudio a fondo e integral en el que determinar la gestión más eficiente de todos los suministros, donde se determinará la fuente más sostenible con el fin de generalizar su uso y la que menos, a fin minimizar su consumo. "En base a dicho estudio, donde deberán plasmarse las posibles soluciones valoradas tanto en coste cómo en retornos de inversión, podrá determinarse qué acciones, planificadas, deberán llevarse a cabo con el objetivo de optimizar la gestión hídrica", explican.
El último de los proyectos pasa por digitalizar la Ciudad de las Artes y las Ciencias desde tres perspectivas: edificios, contenidos y experiencias para los visitantes, de manera que respiren un entorno de nuevas tecnologías que faciliten, dinamicen y hagan más atractiva su visita. Para ello, buscan la utilización de tecnologías inmersivas como la realidad virtual, realidad aumentada o los hologramas, además de aumentar las tecnologías de comunicación digital como pantallas.
También, han considerado necesario la digitalización de la gestión interna de la entidad. El proyecto en cuestión pretende aplicar las herramientas digitales adecuadas para facilitar la comunicación, la coordinación y la gestión de procesos con el fin de conseguir eficacia y eficiencia en la gestión.
Respecto al importe que suman todos estos proyectos, desde el ente señalan que dada la complejidad y envergadura de los proyectos no es posible aportar una cuantificación económica hasta que estos no sean definidos y concretados en su totalidad. No obstante, la cuantificación económica del proyecto de digitalización orientado a visitantes está estimado en unos 3,5 millones de euros a ejecutar en un plazo de entre dos y tres años.