VALÈNCIA. El Ayuntamiento de València puso en marcha en 2017 un mecanismo pionero de control y motivación de sus 5.000 funcionarios. El Reglamento de Evaluación del Desempeño y Rendimiento llegó para examinar el trabajo de los empleados públicos, que se marquen objetivos y traten de superarlos, lo que da la posibilidad de que muchos de estos trabajadores puedan mejorar en sus labores, permitiéndoles además crecer en una escala de grados dentro de su mismo puesto de trabajo, sin necesidad de superar una oposición para ascender a otra plaza. Un mecanismo que, tras años de rodaje, ha desvelado algunas disfunciones.
Una de ellas es que su diseño reglamentario desincentivaba el ascenso vertical de determinados trabajadores de la administración municipal, en favor de esta escalada horizontal -en el mismo puesto de trabajo-. Algo que la concejalía responsable, la de Personal, dirigida por Luisa Notario, se ha propuesto corregir para conjugar ambos sistemas de crecimiento profesional. Y tras un año de tramitación, los cambios han llegado a buen puerto y pasaron por el último pleno municipal.
El sistema de carrera horizontal establece cinco escalones en cada puesto de trabajo -entrada, novel, avanzado, senior y experto-, y cada empleado puede ir subiendo tras superar evaluaciones anuales sobre objetivos individuales y colectivos, la profesionalidad del empleado y su asistencia y desempeño del trabajo, la mejora de los servicios prestados, los conocimientos adquiridos e incluso la enseñanza a otros funcionarios. A la postre, a mayor grado, mayor retribución.
Pero esto lleva a un callejón sin salida: la experiencia y los conocimientos adquiridos, así como los objetivos superados, son inherentes a cada puesto de trabajo, por lo que si un funcionario opta en algún momento por escalar verticalmente -conseguir otra plaza funcionarial- la lógica obliga a que en su nuevo puesto, de características diferentes, deba comenzar por el escalón más elemental, a partir del cual adquirir las habilidades necesarias para escalar.
En otras palabras, según el reglamento inicial, cuando un funcionario que había avanzado distintos escalones en su plaza promocionaba en la escalera vertical, entraba en su nueva plaza en un escalón horizontal menor, lo que provocaba que, en algunas ocasiones, este trabajador consistorial perdiera nivel adquisitivo. Así pues, explican en la delegación de Personal que, de aplicarse “todas estas consideraciones en puridad, estaríamos desmotivando la carrera horizontal” y “es posible que no compense cambiar de puesto de trabajo”.
Es por ello que uno de los cambios fundamentales aprobados para el reglamento vaya en ese sentido: en el ánimo de “potenciar la promoción interna y la movilidad horizontal del personal del Ayuntamiento”. Para acabar con esta disfunción, entre otras enmiendas, se incorporará, en un complejo encaje de bolillos, una tabla de equivalencias entre las diferentes categorías funcionariales de la administración en función de los escalones de los que se parte y en los que se aterriza en el cambio de puesto de trabajo.
Cambio que no sólo afectará a alguien que promocione, sino también a aquél personal que prestó servicios en el Ayuntamiento y que, pasado un tiempo, se reincorpore por diversos motivos: se tendrá en cuenta la antigüedad del personal en cuanto a progresión horizontal se refiere. Es decir, si anteriormente al entrar de nuevo al Ayuntamiento, se accedía en el nivel más bajo de la carrera horizontal, ahora se corregirá para que no sea así y la reincorporación vaya aparejada con un grado más elevado.
Por otro lado, el acceso a este sistema de carrera horizontal se convertirá en obligatorio. En la versión original era voluntario para cada empleado, y eso podía resultar “incoherente”, en palabras de la concejalía, ya que este sistema va aparejado a una organización retributiva concreta. Así que, de ahora en adelante, todos los trabajadores se regirán por este reglamento inexcusablemente. “Cosa distinta -aclaran- será la progresión en el mismo, que ya dependerá de la voluntariedad del personal”.
Además, se realizan algunos cambios menores para clarificar conceptos como el del complemento de carrera profesional, o para simplificar los procedimientos administrativos para que un trabajador público que cumple los requisitos pida la progresión en la carrera horizontal. También se mejora la conjugación de este sistema con la Relación de Puestos de Trabajo, que había de modificarse cada vez que un trabajador ascendía de grado en su misma plaza, algo “absurdo” que ya no será necesario.
El mencionado reglamento va actualizándose para enmendarse y es made in València: está pensado desde cero y elaborado ad hoc casi artesanalmente por los técnicos del cap i casal. Es casi un hijo para el equipo del área de Innovación Organizativa del consistorio, coordinada por Josep Vicent Cortés, y también para la propia concejala de Personal, Luisa Notario, y su predecesor en el cargo, Sergi Campillo. En otras comunidades autónomas ya se han fijado en el texto valenciano y Cortés y su equipo se han convertido en una suerte de predicadores, celebrando bolos -charlas- aquí y allá, como por ejemplo en Palma de Mallorca.