Se considera que las piezas adquiridas permiten entender la evolución del bodegón valenciano desde Yepes y March a los trampantojos de Vitoria y a los bodegones y las flores del XVIII
VALÈNCIA (EP). El Museo de Bellas Artes de València ha comprado cuatro bodegones de Félix Lorente (1712-1787), cuya obra, pese a ser un artista valenciano, no existía en el centro, y porque se considera que las piezas adquiridas permiten entender la evolución del bodegón valenciano desde Yepes y March (ambos autores del siglo XVII) a los trampantojos de Vitoria y a los bodegones y las flores del XVIII.
Los cuatros bodegones están todos firmados por su autor. Bodegón con uvas ha sido adquirido por 3.100 euros mientras que por Bodegón con granada, palomas y escopeta, Bodegón con sandías y Bodegón con naranajas, escopeta y pájaros se ha pagado 2.500 euros por cada uno de ellos, según ha informado la Generalitat en un comunicado.
Estos cuatro bodegones corresponden a la mejor producción de este pintor localizada hasta la fecha. Este argumento se basa en la sencillez compositiva, al disponer los objetos en una simple repisa que ayuda a enmarcar la composición; en la calidad pictórica, tanto de la verosimilitud de los objetos (carnosidad de las frutas, el brillo de los metales, la suavidad de las plumas), así como una perspectiva correcta y, por último, un fondo oscuro, que lo vincula a la tradición pictórica naturalista valenciana.
El pintor ofrece cuatro bodegones en la rica tradición naturalista valenciana de la primera mitad del siglo XVII, "que sin duda enriquecerá la transición artística del final del siglo XVII y la primera mitad del XVIII", según la misma fuente.
Félix Lorente (València, 1712 - 1787) debió de asistir a la Real Academia de Bellas Artes de Santa Bárbara (1754) y a la de San Carlos (1768) y se formó con el también pintor valenciano Evaristo Muñoz en la pintura religiosa y de historia, aunque ha transcendido más como bodegonista. Sus composiciones son humildes y se disponen sobre paisajes irreales o en interiores, preferentemente sobre repisas como las obras adquiridas.
Es un pintor cuya figura está siendo "redimensionada" en la actualidad "para devolverle la importancia que tuvo durante las décadas centrales del siglo XVIII".
Dentro de la colección, comprendida por más de 73 piezas, se encuentra Yo soy el pan de la vida, el Sorolla más grande que ha salido a la venta (415cm x 532cm sin marco) sin tener en cuenta las obras del catálogo de la Hispanic Society