El grado de apoyo político proporcionado en 2020 aumenta nuestra convicción de un crecimiento superior de los beneficios, según el experto
MADRID. Creemos que el año 2021 traerá consigo la materialización, y en algunos casos, la continuación de muchas tendencias que anticipamos que se desarrollarían a principios de 2020 antes de que la pandemia hiciese descarrillar todos los pronósticos macroeconómicos. Y por las mismas razones, para iniciar un esperado repunte cíclico que nos deja constructivos en cuanto a la renta variable global y, debería beneficiar desproporcionadamente a las acciones no estadounidenses y pesar sobre el dólar.
Los cambios fundamentales durante el año pasado han hecho que estas oportunidades de valor relativo sean aún más convincentes y resistentes a las crisis. El grado de apoyo político proporcionado en 2020 aumenta nuestra convicción de un crecimiento superior de los beneficios y de una rentabilidad superior de los sectores e índices geográficos mas cíclicos. Asimismo, debido a la rentabilidad observada, las discrepancias de valoración son aún mayores, lo que crea una oportunidad más atractiva con un mayor margen de seguridad,
La convergencia de los tipos de interés, reforzada por una política estructuralmente pesimista de la Reserva Federal, debería dejar al dólar estadounidense en una situación desfavorable, especialmente en comparación con las divisas de los mercados emergentes con una beta alto.
Creemos que seguir con un enfoque procíclico a través de la mayoría de los obstáculos que puedan surgir en 2021 es el mejor enfoque, ya que los esfuerzos de vacunación permiten recuperar el impulso económico. Los bajos tipos reales y nuestra expectativa de un crecimiento económico continuo y el aumento de los beneficios nos llevan a favorecer la renta variable y el crédito en relación con los bonos soberanos y el dólar estadounidense. Las valoraciones de los activos de riesgo pueden parecer caras en comparación con el pasado, pero no lo son en el contexto de los bajos rendimientos de los bonos.
Dentro de las clases de activos que más nos gustan, la etapa del ciclo y la postura fiscal relativamente acomodaticia nos ayudan a dirigirnos hacia las áreas más reflacionarias del mercado, con un sesgo hacia las acciones value y no estadounidenses, así como hacia el crédito. Además, nos inclinamos hacia las acciones de los mercados emergentes, particularmente fuera de China, frente a las de los mercados desarrollados. Los altos niveles de volatilidad implícita que persistieron en 2020 debido a la covid-19 y a las elecciones en Estados Unidos también deberían disminuir tras la votación en Georgia.
Esperamos que esta postura sea puesta a prueba por los riesgos mencionados o por otros inesperados, pero que salgan intactos. La mayoría de las desviaciones deben ser vistas como oportunidades de compra. Este es el comienzo de un auge económico y, entrar en la parte inicial del ciclo debería mejorar al mercado
Las acciones value siguen estando por debajo del resultado que se esperaría en función de las revisiones de los beneficios y el cambio en la actividad manufacturera, mientras que cotizan con descuento frente a las acciones growth. Una recuperación superior de los beneficios a corto plazo en medio de una fuerte expansión económica podría servir de catalizador para una reevaluación de las acciones value y un rendimiento superior considerable.
Álvaro Cabeza es Country Manager de UBS AM Iberia
El experto recomienda Europa y Japón como áreas geográficas para invertir actualmente en renta variable antes que hacerlo en Estados Unidos