crónica

"Irene, no estás sola": Podemos Murcia se vuelca con su ministra

4/02/2023 - 

MURCIA. “Sólo sí es sí, “sólo sí es sí…” Un clamor atronó en el Cuartel de Artillería cuando apareció la ministra de Igualdad, Irene Montero, secundada por la fila de candidatos de Podemos. Atestado hasta los topes, el recinto murciano se quedó pequeño ante la respuesta de la militancia de Podemos, que llegó de todos los puntos de la Región e incluso de Roquetas del Mar. “Queremos arroparla”, aseguraba Vicente, un vecino de Murcia de 62 años. “Nadie ha sufrido un linchamiento mediático como ella. Ni con Anguita”. Como diría después el líder regional, Javier Sánchez Serna: “Irene, no estás sola”. Lo necesitara o no, Montero se llevó el calor morado de Murcia en un momento crucial para ella, inmersa el ojo del huracán por la ley del ‘sí sólo es sí’.

La ministra aprovechó su discurso para insuflar ánimos –“nos han querido matar desde 2014, pero nosotras aguantamos porque vosotras aguantáis”-, criticó a los poderosos “que no se presentan a las elecciones” –“no hay nadie innombrable, señor Roig”- y especialmente reivindicó su ley, que considera que “está bien hecha” y cuyas reducciones de condena -ya por encima de 400 casos revisados a la baja- achaca sólo “a la minoría de jueces reaccionarios”. Admitió que se hace cargo del “dolor” y la preocupación social que “han creado los jueces” y que pese a la “fuerte discrepancia” con el PSOE está dispuesta a “ceder” para reformar la norma y dar una respuesta “unitaria” del Gobierno frente “a la ofensiva mediática política y judicial”. Pero, eso sí, nunca a costa del consentimiento: “Ha venido para quedarse”.

“Sí se puede”, “ni un paso atrás”. Los cánticos y los puños en alto aderezaron el acto de Podemos, con el que prende la mecha de la campaña. Los principales candidatos de la Región tomaron la palabra y lanzaron críticas al PP, a la ultraderecha y también al PSOE, a quien le “tiemblan las piernas cuando le presiona la derecha”. Intervino Matías Cantabellas, de San Javier, que recriminó el “daño del agronegocio al Mar Menor”; subió al estrado Leli García, de Cartagena, quien cargó contra “la corrupción del Puerto”; así como disertó Elvira Medina, de Murcia, quien abogó por un “Podemos coral”, sin protagonismo individual  ni "muleta de PSOE y Cs" -en clara referencia al todavía concejal morado Ginés Ruiz- y destacó que el cambio “llegará al Ayuntamiento de Murcia” cuando “Podemos esté en la cabina de mandos”.

Habló también el diputado en el Congreso Javier Sánchez Serna, quien entonó el discurso más duro y combativo al tiempo que lanzó un alegato a la esperanza de la izquierda: “La Región no está condenada en mayo a una coalición de corruptos y fascistas, es decir, por una coalición de PP y Vox”. Reprochó que el PP tiene a dos expresidentes, Valcárcel y Pedro Antonio Sánchez, “juzgados por corrupción” y deslizó que si “López Miras sigue sin hablar 20 días” es porque tal vez sea “el primer corrupto”. Su momento más álgido fue cuando recordó a las víctimas de la dictadura y enarboló las “recetas democráticas” como la principal manera de lograr el cambio en la Región y “frenar a la ultraderecha”.

El último turno fue para María Marín, la candidata a la Comunidad, que expresó su firme determinación de transformar de arriba a abajo a la Región, para ponerla a la “altura de sus buenas gentes”, y no de “sus gobernantes indecentes”. La diputada, que recientemente ha recibido críticas del TSJ murciano, reprochó que la Justicia reaccione contra ella, pero no cuando el PP cuestiona decisiones judiciales. Defendió la necesidad de apostar por los servicios públicos y cargó contra el Gobierno regional y "sus tránsfugas". Terminó arengando a la masa morada: “La historia es nuestra, la hacen los pueblos”.

Pero la gran protagonista fue Irene Montero. Relató que conoce a Sánchez Serna desde la adolescencia, cuando ambos militaban en movimientos sociales, y elogió que Marín “va a ser la única que va a decir las cosas claras con el agronegocio del Mar Menor. Valoró que la Región es la tierra del “ejemplo del soterramiento”, de la defensa de la laguna y de la lucha por los derechos como la vivienda. Subrayó que no es fácil militar en Podemos, ni antes ni tampoco ahora: “Si estáis ahí, nosotras vamos a estar delante de la derecha mediática”. Recalcó que el proyecto sigue vivo -“nunca han intentado matar tantas veces a un partido”-, cargó contra el daño que hicieron “las cloacas” y defendió la necesidad de “intervenir en el mercado alimentario” porque “en este país no hay nadie innombrable, señor Roig”.

Y, por supuesto, abordó la ley del 'sólo sí es sí'. Adujo que es importante que el Código Penal “sea feminista”, pero “no es la única manera de combatir al feminismo”: hace falta, añadió, ayudar a todas las mujeres que no denuncian, “que tengan asesoramiento y apoyo psicológico”. Valoró las mejoras de la ley, como el hecho de que ahora los hospitales “permiten recoger las muestras a una mujer violada antes de que denuncie, cosa que antes no ocurría”. Expuso que la ley nació fruto de la “rebelión” contra el fallo de La Manada, en el que se condenó -en la primera sentencia- por abusos al no hallar “violencia ni intimidación”. Basta ya, dijo Montero. “No es necesario la violencia ni la intimidación en una agresión sexual. Si tu abuelo te toca”, enfatizó, “y tú no te resistes, también es agresión sexual”. E incluso “es más doloroso que cuando hay violencia”. Puso varios ejemplos más: que un hombre “os toque en el transporte público”, que “os fuerce un chico que te gusta pero cuando llegas a casa ya no te apetece mantener una relación sexual”.

Ahora, insistió, “preguntamos a la víctima si hubo consentimiento, no si se resistió”. Esa es la clave de bóveda, subrayó. “Y me preocupa que se haya abierto ese debate”, apuntó, en referencia al PSOE. Y aunque se abrió a ceder “y dar una respuesta unitaria” en esta crisis, se negó a reconocer ni un sólo error de la ley. “Está bien hecha porque la hicimos mano a mano con el Ministerio de Justicia”. La concurrencia estalló en aplausos. Podemos estaba entregada a su ministra. Una anécdota del mitin fue el desalojo un grupo de cinco de personas que increpó a la ministra. “Fuera los nazis”, se escuchó en el Cuartel. No trastocó el curso del acto, que concluyó entre aplausos y abrazos. 

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