VALENCIA. El Ayuntamiento de Valencia quiere hacer unos presupuestos en los que los vecinos tengan poder decisión. Por este motivo, siete millones de la partida que será invertida en barrios serán repartidos por los propios valencianos. ¿Cómo? A través de las juntas de distrito. Pero unas juntas municipales de distrito que han dado un vuelco y que inician el proceso de convertirse, ahora de verdad, en un órgano en el que los vecinos puedan formar parte de la gestión. “Estos días se están reuniendo las comisiones de trabajo”, explica Vicent Sarrià, concejal de Urbanismo, del PSPV.
Estas últimas semanas se han estado celebrado las juntas de constitución. “Fueron mucho más numerosas y en general la gente manifestó las ganas de tener parte y de que fueran realmente útiles. Hasta ahora era una cosa muy reglada y muchos vecinos habían dejado de venir porque no le veían utilidad y sólo era una caja de lloros”.
Ahora hay expectativas y aunque todavía no se ha cambiado el reglamento, que es la voluntad, se han tomado medidas para que los habitantes de los barrios puedan ser parte activa de las decisiones. Abastos, Ciutat Vella, Exposición, Marítim, Patraix, Russafa y Trànsits son las siete juntas que se celebran en la ciudad. Pero, ¿cuáles han sido los cambios reales?.
“Lo que no queremos es que las juntas municipales de distrito sigan funcionando como hasta el momento”, asegura el concejal de Participación Ciudadana Jordi Peris. “Por eso hemos incorporado una serie de medidas que encajan en el regalmento, que son sencillas, pero que antes no se hacían”. Una de las voluntades es que los espacios donde se celebran fueran más abiertos a la participación ciudadana: lugares grandes, amplios, confortables, accesibles y cómodos.
“Fuimos viendo una por una dónde se hacían y dónde se podrían hacer y aunque algunas se siguen celebrando donde antes, para otras buscamos nuevas ubicaciones”, explica Peris. “En la de Exposición, en lugar de hacerlo en el salón de la junta, que está en un segundo piso, nos fuimos al salón de actos del centro de servicios sociales de Benimaclet. En la de Marítimo, que antes se hacía en los locales de la Policía, lo hicimos en el centro de juventud, que es un salón espectacular y al que vinieron más de 100 personas. Solo el entorno físico ayuda en la participación”.
Los horarios han sido otra de las claves para facilitar la asistencia a los vecinos. Ahora todas se celebran a las siete de la tarde cuando antes se convocaban a criterio de su presidente. Otra de las barreras para los vecinos era identificarse cuando entraban en las juntas. “Hicimos las consultas jurídicas y el abogado de la ciudad nos informó de que no era necesario hacer la identificación a no ser que fuera por otro motivo que por el mero hecho de asistir a la junta. Por ejemplo, si la junta es en unas dependencias de la policía es necesario porque es la norma del espacio”. Ahora han decidido no identificar a la gente, que se anota en una hoja de forma voluntaria con su nombre y mail para enviarles las próximas convocatorias.
La grabación de las juntas era otra de las peticiones de los ciudadanos y ahora hacen una grabación institucional de la junta. “Esta grabación se colgará en la web para que esté disponible para cualquiera e hicimos la consulta jurídica de si alguien quería grabarla si podía o no podía hacerlo y nos dijeron que tenían todo el derecho, así que nosotros no decimos a nadie que no grabe”, apunta Peris. Eso sí, les preocupaba el tema de la privacidad, así que decidieron que estas grabaciones siempre estarían enfocando a los representantes políticos y cuando un vecino quiere participar le invitan a salir delante de la cámara para que su intervención quede registrada. En el caso de no hacerlo puede intervenir desde su sitio.
“Son todo aspectos formales que facilitan y suman”. Sin embargo, Peris destaca como cambio sustancial de estas juntas el modelo de participación y la dinámica de los debates. “Haciendo una interpretación del reglamento, lo que te dice es que los vecinos solo pueden participar en los ruegos y preguntas pero que la presidencia podrá darles la palabra en cualquier momento que considere oportuno. Entonces, lo hemos tomado como un criterio general entre los presidentes de todas las juntas y lo que hacemos es que en todos los puntos del orden del día abriremos un turno de palabra para quien quiera pueda intervenir y, a diferencia de lo que ocurría antes, no tendrá por qué solicitarlo por anticipado”.
Y es que, antes, para participar, tenías que hacer un escrito y presentarlo por adelantado para tener derecho a hablar. Ahora no es necesario. Lo único que tiene que hacer es rellenar una ficha de participación donde especifican quiénes son, si vienen en nombre de alguna entidad y cuál es el motivo de su intervención, lo que facilita al secretario que pueda anotarla en el acta sin ningún tipo de interpretación. Con este nuevo enfoque también se favorece el debate para que los vocales reflexionen sobre qué votar a partir de la participación de los vecinos. “Aunque votan los vocales es una manera de agilizar y favorecer el debate público y el contraste de argumentos relacionados con los problemas del barrio”, apunta Peris.
Otro aspecto importante es la limitación de los tiempos de vocales y asistentes, porque en otras juntas los políticos agotaban todo el tiempo. “El limitar los tiempos favorece la participación”. Luego está el tema de las actas, donde se recogerán las intervenciones y respuestas a las preguntas que serán públicas, además de volver a activar comisiones de trabajos de los vecinos donde se pueda trabajar sobre temáticas concretas que luego se plantearán en los puntos de las juntas convocadas.
Una vecina de la junta de Exposición explica que, por un lado, se encontró con un poco de decepción entre la gente por lo mucho que se esperaba, pero entienden que es necesario hacer las cosas poco a poco. Reconoce que en el tema de participación era nulo pero que el nuevo camino está siendo visto como una oportunidad para decidir hacia dónde va la ciudad. Ella está presente en la comisión de Cultura y de Educación y reconoce que anteriormente solo estaba en marcha la de fiestas. Sin embargo, el protagonismo de estas comisiones les hace plantearse para qué sirven exactamente. ¿Son consultivas, para decidir, para qué se reúnen?. “Antes las juntas de fiestas solo se reunían para repartirse el dinero”, explica.
También cuestiona la dificultad que puede tener los repartos de siete millones entre barrios. “En nuestro distrito está Plà del Real, Benimaclet y Orriols, realidades diferentes, por lo que las asociaciones de vecinos tenemos que ser solidarios y que el dinero llegue a quien más lo necesite”. Lo cierto es que se aplicarán indicadores socioeconómicos para repartir ese dinero, no tienen que ser un millón por junta, según explica Vicent Sarrià.
“Las comisiones de Urbanismo harán propuestas y sobre estas se seleccionarán unas cuantas que se someterán a consulta ciudadana”. En principio, la idea es que esta consulta esté abierta a toda la gente del distrito y se haga de forma telemática. “Las comisiones de cada distrito seleccionarán cuatro o cinco proyectos más viables y la gente elegirá y votará el crea necesario”. “Hasta ahora nunca en Valencia se habían puesto en marcha los consejos de distrito ni las comisiones y la creación de cuatro comisiones es una oportunidad”. Eso sí, se plantea que la participación implica mucho esfuerzo y mucha gente no lo entiende aunque algunos barrios son muy activos a través de asociaciones de vecinos como Salvem Cabanyal o la Asociación de Vecinos de Benimaclet.
“Existe algo de resquemor de la gente que ha trabajado siempre por la ciudad y ve que ahora puede opinar cualquiera”. También reconoce que hay otros barrios como Eixample o Avenida de Francia que no tienen constumbre de movilizarse, pero que también deberían dar su opinión. “Hay barrios donde nadie está participando”.
La presidenta del PP de Madrid, Esperanza Aguirre, llegó a plantear “un gobierno de concentración en el que estén todos, incluida la señora Carmena, pero con un programa apoyado por todos en el que las propuestas de constituir soviets en los distritos decaigan”. ¿Y qué eran los soviets? Las juntas de distrito de los barrios. “Va en la misma línea que Valencia”, explica Esther López Barceló, asesora en el Ayuntamiento de Madrid. “La reforma del reglamento todavía está en proceso, pero hemos hecho un cambio de horario para que se celebren a las seis, porque antes era a la una del medio día”, explica.
También han flexibilizado las intervenciones y registros, además de hacer en streaming las juntas. Además, en Ahora Madrid han hecho primarias abiertas para que los vecinos puedan elegir a los vocales. “Las juntas ahora son multitudinarias y antes nadie se enteraba de nada”, asegura. “Por ejemplo, el otro día la junta de Vicálvaro apoyó que el Parque de Aluche, que se llamaba Arias Navarro, volviera a llamarse Aluche otra vez. Se han dado pasos simbólicos a través de la junta”.
¿Y por qué no le gustaba la participación ciudadana a Esperanza Aguirre? “Le provocaba este rechazo porque actuaba como un cacique”, asegura la asesora. “Le molesta la transparencia y fiscalización. También que en las juntas de distrito haya más gente que vea la posición política de cada grupo y que no pueda actuar a sus anchas. Llama soviets a que dijeran que las juntas de distrito estén abiertas”.