Enrique Vidal, director general de Cacsa. Foto: MARGA FERRERVALENCIA. Ciudad de las Artes y las Ciencias SA (Cacsa) ha recibido una rocambolesca reprimenda en la Cuenta General de 2015 por seguir el criterio de la Sindicatura de Comptes, decisión que, para sorpresa de la firma pública, ha sido censurada por la auditora externa Auren -que considera que debió anotarse unas pérdidas de 100 millones en lugar de las 47 que se declararon-.
El origen del conflicto son los 53,8 millones de euros que ha de restar la entidad tras ceder al Ayuntamiento de Valencia el puente de l'Assut de l'Or -en concreto, la partida concreta en la que ha de restarse este importe-.
La sociedad, tal y como le recomendó la Sindicatura, dio de baja la infraestructura como activo inmovilizado con cargo a las reservas de la empresa. Lo hizo por un valor de 57,07 millones de euros y, además, también dio de baja los 3,25 millones de euros en concepto de subvenciones por la cofinanciación de la obra del puente -un ajuste resultante de 53,8 millones-.
El auditor, por contra, presenta una salvedad al respecto en su informe al considerar que "la baja del inmovilizado y de las subvenciones asociadas debería haber sido contabilizada en la cuenta de pérdidas y ganancias del ejercicio".
En consecuencia -siempre según la firma auditora- "las pérdidas del ejercicio y las reservas se muestran en defecto por importe de 53.820 miles de euros", de modo que el resultado negativo de Cacsa habría superado los 100 millones de euros.
Al contar con el respaldo de la Sindicatura, parece poco probable que Cacsa se plantee reformular las cuentas para atender el criterio de Auren. Así, salvo sorpresa, el asunto no pasará de ser una riña contable sin efectos en el balance de la firma pública que dirige Enrique Vidal.
