El dúo barcelonés despedirá '45 cerebros y un corazón' esta noche en el Teatro Olympia
VALÈNCIA. No es la primera ni la segunda vez que Maria Arnal i Marcel Bagés se asoman a València. Lo hicieron en La Rambleta el pasado mayo y en el Teatre El Musical en enero, además de agotar entradas en el Castillo Romano de Sagunt a Escena. «En realidad hemos ido mucho a muchos sitios», cuenta Arnal entre risas. Hoy vuelven (esta vez, en el Teatro Olympia) para despedir 45 cerebros y un corazón, su humilde álbum debut convertido -gracias a la crítica y al público- en el fenómeno discográfico del pasado año.
Ni la música ni la letra se adscriben a las tendencias más populares, y sin embargo, el dúo catalán cuelga el cartel de sold out allá donde va. Aprovechando el epílogo a su extensa gira, Maria Arnal hace balance de lo vivido para Cultur Plaza.
- ¿Qué vinculación tiene València con su proyecto musical?
- En València no hemos tocado más que en Madrid, Girona o Barcelona, pero porque hemos hecho muchísimos conciertos en la gira. Sí que es verdad que existen vínculos desde el principio del proyecto, con Biano (Orxata) o Pep Gimeno 'Botifarra' que han sido importantes para configurar nuestro repertorio, pero eso no es garantía de que el público de València respondiera mejor o peor. Finalmente, sí ha sido nos ha recibido con los brazos abiertos, y yo siempre disfruto mucho cuando bajo aquí.
- Haciendo balance de este año y medio con el disco, ¿se presupuso la acogida que podría tener?
- Imposible, no. Y ha sido una sorpresa, ya no solo en como se recibió el disco sino también como hemos crecido nosotros y nuestras canciones a base de tocar y tocar. Hemos modificado el espectáculo, hemos añadido canciones y quitado otras... Ahora somos mejores intérpretes y músicos y eso ha sido gracias a lo bien que se nos ha acogido.
- ¿Y por qué ha sido así?
- Es un proyecto raro, con letras muy críticas, el título hace referencia a una fosa común... Lo hemos sacado adelante sin multinacionales, ni una gran campaña de marketing, todo lo que se ha ganado (que es mucho) ha sido porque nos hemos esforzado.
- ¿Qué fue más sorpresivo, el apoyo del público o el de la crítica?
- Lo más bonito tal vez sea ir a Madrid y que la gente se sepa A la vida (una canción en catalán) o ir a Galicia y que el público cante Tú que vienes a rondarme.
- Tal vez las cosas con profundidad salen mejor...
- Para nosotros es irrenunciable el hecho de hacer ago diferente, con otros equilibrios, literaridades, sonoridades... Sin duda la profundidad es una de las cosas que nos explica mejor, pero eso no es garantía de nada: conozco a mucha gente con mucho talento y proyectos maravillosos que, por lo que sea, no acaba triunfando. De todas formas, más no vale estar pensando y aprendiendo de lo que pasa y de lo que no hacemos tan bien... Al final no buscamos tanto la fórmula exitosa que se pueda sacar de nuestra intuición sino alimentar esta misma intuición para hacer aquello que queremos hacer.
- En este año y medio también ha habido cambios sociales importantes. El primero, esa mayor atención a las voces femeninas, ¿cómo se encuentra en este contexto?
- Bien, se ha notado como ha salido a la superficie ideas que yo conocía porque vengo de ambientes muy feministas. La situación actual es como si se hubiera abierto una puerta nueva y ahora lo que tiene que pasar es que se abra más y más. Es una celebración, pero se tiene que seguir trabajando para no quedarnos en el feminismo de la hija de Botín. Tenemos mucho que aprender del pensamiento queer y de las ideas que intentar romper con la normalidad. Hay una nueva sensibilidad y también contradicciones: el capitalismo coge las luchas y las convierte en algo cool y hay que buscar el feminismo más allá del pensamiento de que porque una mujer cante lo que sea, por el simple hecho de ser mujer, sea feminismo. Sería mejor tener una mirada más crítica y compleja, pero también me creo optimista.
- Por otra parte, en 45 cerebros y un corazón se reflexionaba sobre la Memoria Histórica en un momento en el que se estaba silenciando. Ahora, con la polémica de los restos de Franco parece que la gente quiere volver a hablar de ella... ¿Es bueno que esté en el debate político o es malo que esté llevando así?
- Pues pasa un poco igual, es bestial que se hable pero, ¿de qué manera? Esta peleita política... Lo de Franco es solo pirotecnia, lo que importa son las historias que hay en las fosas. Lo que hay que hacer es dar dinero a los familiares de las víctimas para que las abran todas y no quedarse en el gesto de Franco.
- Algunos medios estadounidenses se hicieron hueco de esto en entrevistas a partir de vuestra visita al país en julio, ¿sienten ser embajadores de algo o algún sitio o sienten todo de una manera más natural?
- Cuando te vas fuera, se ponen en marcha unos mecanismos que simplifican mucho, de una manera folclórica además (en el sentido negativo de la palabra). Nosotros no somos embajadores de nada, y quién quiera añadirnos capas, pues ese será su problema. Las identidades nacionales se gestionan de una manera en la que nos cuesta sentirnos representados, y si este relato fuera más abierto y más inclusivo, pues tal vez nos podríamos sumar.