VALÈNCIA. Desde que se reinstauró la Democracia hasta 2009 solo hubo lehendakaris del PNV. Fue Patxi López (Portugalete, 1959) quien rompió esta dinámica y se convertió en presidente del País Vasco gracias al apoyo del Partido Popular. Después de su respaldo a Pedro Sánchez en la defensa del 'no es no' y del tormentoso 1 de octubre que vivieron los socialistas en el Comité Federal, Patxi López era el primero en dar un paso adelante el pasado 14 de enero anunciando que optaría a ocupar la secretaria general del PSOE.
Con espíritu conciliador y un discurso que apela a la unidad para coser y cohesionar el PSOE, López emerge en medio de las dos almas que actualmente dividen a los socialistas. Por una parte, la candidata de los pesos pesados del socialismo español, Susana Díaz, y por otra, el aspirante que hace gala de ser el líder de la militancia, Pedro Sánchez.
En su gira por algunos pueblos de la Comunitat -unos días antes al fallecimiento de la exministra socialista de Defensa Carme Chacón-, Patxi López se reúne con Valencia Plaza para hablar del desarme de ETA, de la campaña en la que está trabajando, de sus compañeros "pero no rivales" de primarias, de la relación de su partido con Podemos y de problemas que preocupan en la Comunitat Valenciana.
-Estamos de enhorabuena por el desarme de ETA, ¿qué valoración hace de esta noticia?
-Estamos de enhorabuena porque ese desarme, esa imagen, es la foto de la victoria de la Democracia. Y creo que todos deberíamos entenderlo así, no entiendo a aquellos que tuercen el morro o ponen pegas. Siempre será mejor el desarme de una banda terrorista que mantenerla armada. El Estado de Derecho ha ganado a una banda terrorista que quería imponernos su ideología mediante la violencia. Hoy, afortunadamente, en el País Vasco y en el conjunto de España ya no hay nadie que tenga que temer por defender unas ideas.
-Los Presupuestos Generales del Estado de Mariano Rajoy han causado un gran revuelo en la Comunitat Valenciana. ¿Puede decir Patxi López que será un líder del PSOE que respetará a los valencianos y los sacará de la cola de inversiones por habitante?
-Que hará unos presupuestos justos y equitativos. Y que entenderá, primero, que las comunidades son las que hacen las grandes inversiones en Educación, Sanidad, Políticas Sociales... Cuando uno hace esa inversión, el Estado tiene que ayudar a otras cuestiones como desarrollar infraestructuras logísticas para desarrollar el conjunto del país y no utilizar los presupuestos de esta manera torticera. Los presupuestos tienen que ser reflejo de las necesidades de los territorios. Es verdad que muchas veces uno tiene la sensación de que desde Cataluña posiblemente se proteste más, pero hay comunidades peor financiadas, y Valencia está entre ellas.
-En la Comunitat Valenciana nunca han triunfado los nacionalismos, pero una rama de Compromís comienza a insistir en la necesidad de "montar un pollo" y hacer palanca como otras fuerzas catalanas han hecho y siguen haciendo a día de hoy. ¿Qué mensaje puede darles un futuro líder del PSOE a los valencianos sobre esto?
-El nacionalismo no es la respuesta a los problemas que tenemos como sociedad. Posiblemente en el siglo XXI no es más que ir en contra de la historia. Vivimos en un mundo de identidades múltiples y soberanías compartidas y el nacionalismo propone lo contrario: Uniformar una identidad y buscar una soberanía exclusiva y excluyente que nos lleva a convertirnos en islas, cuando lo que necesitamos es construir continentes para hacer frente a políticas injustas, reivindicar las necesidades que hay en un territorio. La equidad, la justicia... La financiación no tiene que llevarte al nacionalismo. Te puede llevar perfectamente al socialismo y a una izquierda que redistribuye la riqueza colectiva de un país que busca la igualdad de los ciudadanos y la solidaridad de los territorios. El nacionalismo es insolidario. No es lo que necesitamos.
-El PSOE hizo una conferencia en 2012, donde se aprobó la Declaración de Granada. Este texto fue una reivindicación del federalismo, pero Pedro Sánchez, durante el debate con Rajoy y en la campaña electoral, lo aparcó. Ahora Sánchez lo recupera, incluso, va más allá con el derecho a decidir. ¿Un socialista procedente del País Vasco, tiene claro qué modelo de organización territorial de España quiere?
-El PSOE lo que tiene es un modelo de Estado en el que aspecto territorial es una parte. El modelo de estado de los socialistas es el que te permite la libertad, la igualdad y la justicia social. Hablamos de una libertad que tiene en cuenta que para ser libre uno no puede ser esclavo de las necesidades y, por lo tanto, el Estado tiene que proveer de aquellos servicios básicos, de los servicios y políticas de protección suficientes para tener superadas las necesidades y que todos tengamos las mismas oportunidades en la carrera de la vida. La libertad significa que nadie me puede imponer mi religión, mi ideología, mi identidad. Yo puedo ser vasco, español, europeo en el orden y en la proporción que me da la gana. Y lo que no permito es que ningún gobierno -de nacionalistas, de derechas o de ningún tipo- me quiera imponer una identidad, una religión o una ideología. Ese es el modelo de Estado, y dentro de él, está la organización territorial, que para nosotros tiene que ser federal. El federalismo en el fondo es entender de una vez por todas que todo no irradia de un punto; que la suma y complicidad entre las partes son lo que define el proyecto de país. El modelo federal lo que hace es resolver problemas: por ejemplo, el reconocimiento de las singularidades del país. En España hace falta reconocerse a sí mismo en su singularidad y pluralidad. Entender que esto nos enriquece. Y dejar atrás la política irresponsable de enfrentar unos territorios contra otros para buscar votos como hemos vivido con gobiernos del Partido Popular. Con un modelo federal podemos hacer un sistema de financiación que sea más transparente, justo, equitativo y que tenga dos asientos. La igualdad de los ciudadanos y la solidaridad entre los territorios. Un sistema que evite el choque competencial. Tenemos un Gobierno que hace decretos que invaden las competencias de las comunidades. Si vivimos en el país más descentralizado del mundo, parece de sentido común que deba haber una Cámara territorial donde los gobiernos vayan para decidir dónde quiere que vaya el conjunto del país. España en el fondo no es un mapa, es un pacto entre ciudadanos y tenemos que hacerlo atractivo para todos.
"España en el fondo no es un mapa, es un pacto entre ciudadanos"
-Ximo Puig se ha mostrado de alguna forma crítico con el concierto vasco poniendo el acento en muchas ocasiones sobre que el cupo vasco produce asimetrías y desigualdades entre territorios y sus habitantes. ¿Un socialista, y especialmente uno que aspira a liderar el PSOE, no debería poner sobre la mesa alguna solución igualitaria para todos los territorios, incluidos vascos y navarros?
-La singularidad no es privilegio, es que somos así. ¿Las dos cosas a la vez no son posibles? Si somos singulares y somos diversos, hay asimetría. El concierto es una figura de relación entre el conjunto de España y el País Vasco en la financiación, en la fiscalidad… Y el cupo es lo que lleva a la práctica eso. ¿Hay que negociar el cupo vasco cada cinco años? Vale, negociémoslo. En segundo lugar, pongamos en marcha un fondo de solidaridad en el que cada ciudadano participe con lo que le corresponda. ¿Vamos a atacar el concierto para generar conflicto donde no existe? No vale decir que hay que reconocer las singularidades y luego querer a todos iguales. Somos asimétricos, pero eso no quiere decir que haya privilegios.
-Usted que ha sido lehendakari, ¿cómo está viendo el papel de Ximo Puig en estos dos años de Gobierno?
-Está demostrando que no es verdad aquello que nos querían hacer creer de que el PP y el PSOE somos iguales, que se puede tener un gobierno limpio, y hacer política limpia con el objetivo de resolver problemas y no generarlos. El último ejemplo es Alzira. La voluntad política de revertir una situación en la que se había privatizado una cosa que tiene que estar sí o sí en lo público, como es el servicio universal de salud de este país.
"lo importante no es quién y cómo gana las primarias, sino también qué hace al día siguiente"
-Lo que se aprecia en usted, al menos en el PSPV, es que nadie le tiene ninguna antipatía. Los afines a Puig no simpatizan con los sanchistas, de hecho Sánchez habla con mucha frialdad del president, y sin embargo el entorno de Sánchez es muy crítico con los susanistas. ¿Puede esta ser un arma en su campaña?
-Primero debiéramos comportarnos todos de esa manera, sin antipatías. Somos tres candidatos, con tres propuestas, tres modelos de partido. Pero en el fondo somos tres socialistas defendiendo aquello que pensamos que es mejor para el partido y para el conjunto del país. Por lo tanto, ese respeto y esa consideración debería existir. Sea Patxi López, sea Susana Díaz o sea Pedro Sánchez. El objetivo de las primarias para mí tiene que ser ver cómo recuperamos la unidad en este partido, no cómo mantenemos la división. Suelo decir que lo importante no es quién y cómo gana las primarias, sino también qué hace al día siguiente. Mi compromiso solemne es que al día siguiente si soy secretario general es que llamaré a los otros dos candidatos para sentarnos en una mesa a hablar de cómo integramos, cómo sumamos en una dirección que tiene que ser compartida, en un proyecto que tiene que ser colectivo. Si no soy secretario general, desde luego no apelaré al "si no gano, me voy". Sino que me quedo para ayudar y llamaré a quien haya sido elegido para decirle que estoy a su disposición. Hay campañas que pueden ser más llamativas, con grandes mítines, llenan autobuses, etc. Pero yo que me estoy recorriendo las agrupaciones, que he hecho ya 22.000 km y hablo con los militantes, estoy convencido que hay una mayoría de la militancia socialista, más silenciosa, más tranquila, pero que busca lo que mi candidatura ofrece: unir al partido socialista en torno a un proyecto y a una izquierda exigente.
-Usted que ha estado próximo a Pedro Sánchez, ¿cuándo vio que su proyecto se desviaba hasta un punto de no retorno?
-Después de todo lo que nos pasó, vino mucha gente a hablar conmigo para decirme que podíamos ir a un choque de trenes; un choque de trenes que no arregla los problemas, sino que los multiplica y fracturan el partido. Me decían que yo con mi experiencia posiblemente podría ayudar a que esto no fuese así. A mí en el fondo este partido me lo ha dado todo, yo no me puedo poner de perfil cuando hay gente que viene a decirme que dé un paso al frente. Y por eso esta candidatura tiene ese objetivo. Para mí la unidad no es una opción, es una obligación en el PSOE. Tenemos que dejar de enfrentarnos entre socialistas para hacerlo contra la derecha y los problemas de la gente. Y tenemos que dejar de gritarnos entre nosotros para que se nos escuche fuera. Esa es la prioridad de lo que pretendemos.
-¿Aboga entonces por olvidar los hechos ocurridos, la dimisión de incluso presidentes autonómicos en la Ejecutiva para contribuir a la caída de Pedro Sánchez?
-No es lo mismo olvidar que tomar nota. Lo que nos pasó en aquel fatídico Comité Federal del 1 de octubre fue un drama desgarrador para los militantes socialistas. Los militantes del PSOE no tienen el partido como su hobby de fin de semana, tienen su vida ahí y vieron cómo rompíamos su unidad. No teníamos derecho. Y yo pido perdón como responsable, porque todos los dirigentes fuimos responsables de aquello. Así que podemos leerlo de tres maneras diferentes: En primer lugar, olvidarnos, pero si te olvidas lo puedes volver a repetir. En segundo lugar, tomar nota de quién fue el más malo, quien fue el más culpable y responsable, y con esas notas pasar factura y cobrar la revancha. Y lo último, ver lo que nos pasó, entenderlo y decir nunca más. Voy a poner todos los medios, todos los mecanismos políticos para que esto nunca más vuelva a suceder. Que creo que es la forma correcta de leer todo esto que nos ha pasado. No olvidándose, sino teniéndolo muy presente para que esto nunca más nos vuelva a suceder.
-¿Qué puede aportar Patxi López que no aportan Susana Díaz o Pedro Sánchez?
-No sé lo que aportan ellos. Sé lo que aporto yo: voluntad política y experiencia. Fui elegido secretario general cuando la fractura en el socialismo vasco era brutal, y fui elegido en un congreso en el que también éramos tres candidatos con el 50 y poco por ciento de los militantes. Pero fuimos capaces en pocos meses de tener un proyecto político en el socialismo vasco que integró, implicó y que fue avalado por el 99,8% de la militancia socialista en Euskadi. Un proyecto que, por cierto, años después fue el que nos llevó a tener un gobierno y un lehendakari socialista por primera vez en la historia. Tengo esa voluntad de unir al PSOE en torno a un proyecto que sea de una izquierda nítida, clara, sin matices, que no se defina por ser atemperador de las políticas del PP, pero tampoco por buscar una alianza a ciegas con Podemos. Mi objetivo no es pactar con Podemos, sino vencer al PP. Mi objetivo no es poner parches a la políticas del PP, es cambiarlas de raíz. No es llevar al PSOE al centro, que es desplazarlo a la derecha. Ni irnos a una izquierda pura pero irreal a la que luego no sigue nadie. Es tener un proyecto claro de izquierdas capaz de atraer a la centralidad progresista de este país.
"nadie nos va a seguir por lo que hemos hecho aunque estemos muy orgullosos. Sino que tenemos la obligación de proponer un proyecto PARA EMPEZAR A CAMBIAR LAS COSAS HOY"
-La puesta en escena de Susana Díaz fue potente, con muchísimos, por no decir todos, los históricos del PSOE. ¿Cómo se pelea contra esto y al mismo tiempo contra el mensaje de Sánchez a la militancia?
-Respeto mucho como hace cada uno su campaña. Yo también estoy muy orgulloso de lo que ha sido el PSOE en este país y de las transformaciones profundas que hemos hecho. Pero no basta con exhibir lo que fuimos, nadie nos va a seguir por lo que hemos hecho aunque estemos muy orgullosos. Sino que tenemos la obligación de proponer un proyecto para empezar a cambiar las cosas hoy. Todos queremos un partido ganador, pero hay que decir cómo se consigue. Todos sabemos que el PSOE es una gran organización, pero hay que decir cómo la recuperamos, cómo le devolvemos fortaleza. Yo también soy 100% PSOE, ¿quién me lo va a negar? Y yo también soy un candidato de la militancia. No hay candidatos sin militantes. Lo que no voy a hacer nunca es clasificar militantes buenos, malos, de derechas, de izquierdas, rojos, azules… Porque quien clasifica en el fondo está proponiendo una división. ¿Podemos entender que aunque yo no piense lo mismo que tú eres un socialista defendiendo aquello que crees que es mejor? Sin clasificarnos.
-¿Cree que de alguna manera Sánchez está ejerciendo un papel mártir con un mensaje con un toque de populismo hacia la militancia?
-No me gusta cuando uno dice "yo soy el candidato de la militancia", "yo soy el de izquierdas", o "el mío es el proyecto del siglo XXI". Yo también soy el candidato de la militancia, yo también defiendo un proyecto de izquierdas, pero una izquierda real, consecuente que también traslada seguridad y confianza a la ciudadanía. Yo también defiendo un proyecto del siglo XXI. No vale apropiarse del partido, de la militancia, de la izquierda. Yo no voy a descalificar a nadie. Son compañeros que tienen otras opciones y defienden otras cuestiones, pero es verdad que no me gusta cuando uno se arroga toda las esencia, porque las esencias, como todo en la vida, suelen estar repartidas.
"En las guerras lo primero que se destruyen son los puentes. Y cuando uno juega a esto como si fuera una batalla, intenta destruirlos. Pero en política, lo más necesario siempre son los puentes y tapar trincheras"
-¿Es cierto que hay dirigentes valencianos que le han pedido que se uniera a la candidatura de Sánchez?
-Hay gente que me dice que por qué no me pongo de acuerdo con Pedro, pero también hay otra gente que me dice que por qué no me pongo de acuerdo con Susana. Lo bueno de esto es que parece que, efectivamente, en la centralidad está esta candidatura. Y lo que necesitamos no es un choque de trenes, sino parar esas máquinas para definir ese espacio más central. Lo que tenemos que hacer es sumar e integrar y yo me siento reconocido en ese papel. No en el de retírate tú para que sean estos, sino en el papel de tender puentes. En las guerras lo primero que se destruyen son los puentes. Y cuando uno juega a esto como si fuera una batalla, intenta destruir puentes. Pero en política, lo más necesario siempre son los puentes y tapar trincheras. Y eso es lo que necesitamos en este momento.
-Entonces, ¿llegará hasta el final Patxi López?
-No solo llegará hasta el final, va a ganar.
-Y si no gana, ¿tiene preferencias por alguno de los otros candidatos?
-No. Al final yo me he presentado para impedir ese choque de trenes. A veces me dicen que si no tengo cierto complejo por cómo Susana o Pedro ocupan todo el espacio y polarizan, pero esto no es una campaña electoral general, tiene su proyección externa, pero aquí son los militantes los que van a votar. Y frente a esto que es muy visual, hay una mayoría de militantes más tranquilos, silenciosos, e incluso a puestos de perfil, acobardados por esta agresividad que se ve en las redes sociales que no quieren eso. Por eso estoy convencido de que van a optar por esta candidatura y por lo que significa.
"Uno tiene que ser consciente de que cuando se afilia a un partido renuncia a parte de su libertad, porque la deposita en el colectivo. Perdí esa votación, pero asumí la decisión de la mayoría"
-Usted defendió el 'no' a Rajoy hasta el final, pero después votó abstención. ¿Nunca se planteó romper con la disciplina de voto?
-Uno tiene que ser consciente de que cuando se afilia a un partido, por lo menos un partido como el nuestro, aunque pasa en casi todas las organizaciones, renuncia a parte de su libertad. Porque la deposita en el colectivo que tiene unas reglas, unas normas que todos debemos respetar. Si mi partido no debatiera y no votara para adoptar una decisión, no sería un partido democrático. Pero si en mi partido se debate en el órgano que corresponde, se vota y se adopta una decisión… Pues si no la acatas, deja de ser un partido y es otra cosa. Yo perdí esa votación, pero asumí la decisión de la mayoría porque quiero que esto siga siendo un partido. ¿Para qué debatimos? ¿Para qué ponemos los debates encima de la mesa y votamos para tomar decisiones si luego cada uno hace lo que quiere?
-Usted ha dicho que reivindica un PSOE de izquierdas, pero alejado de Podemos.
-No alejado, sino que en la definición del PSOE no puede estar que nuestro objetivo sea pactar con Podemos. Si yo lo que quiero es recuperar el electorado que se fue a Podemos, quiero volver a ser la referencia de esa izquierda que no ha encontrado en Podemos lo que buscaba.
-¿Significa ese PSOE de izquierdas que quiere recuperar, asumir que el PSOE de Susana es más de derechas?
-Yo digo que lo que quiero es recuperar la izquierda. Que lo que no quiero es un PSOE que se dedique a ser el Ibuprofeno de las políticas de la derecha para que duelan menos. Pero tampoco que busque una alianza ciega con Pablo Iglesias, porque muchos de los votantes del PSOE fueron a Podemos y no encontraron lo que buscaban. Aquí contamos la historia como si fuera sólo los 10 últimos minutos, pero quien ha permitido primero en este país que haya un gobierno de derechas es Podemos cuando votó uno a uno en contra de un gobierno del cambio que podía haber habido. Después de las segundas elecciones sí que es verdad que dijeron que sí que querían un gobierno de Pedro Sánchez, pero luego querían la vicepresidencia, Defensa, Interior, el CNI, la tele… ¿Y dónde está la gente a la que defendían? Estos que venían de partido nuevo han hecho lo más antiguo. Intentar conquistar el poder por el poder. Y por eso hay mucha gente que se fue allí y vieron que esto no era lo que querían. Si yo digo que voy a pactar con ellos, ¿para qué va a volver esa gente al PSOE? Yo lo que quiero es definir un proyecto que les atraiga. Luego es verdad que los resultados electorales y la política te va a obligar a buscar entendimientos. Pero los entendimientos no se definen por con quiénes los haga, sino para qué y a quién benefician.
"La política también tiene realidades y principios. Si esto no lo hacemos bien, da igual a quien pongamos en el cartel electoral porque seguiremos débiles"
-¿Ese rechazo a Podemos, se daría también para intentar descabalgar a Rajoy?
-En la política no es cómo sea. La política también tiene realidades y principios. Primero tenemos que definir el proyecto y recuperar la fuerza del PSOE. Yo siempre digo que si esto no lo hacemos bien, da igual a quien pongamos en el cartel electoral porque seguiremos débiles y alejados de la ciudadanía. Segundo, cuando uno tiene el objetivo de ganar al PP pero planteando un proyecto radicalmente distinto al que nos imponen como si fueran dogmas de fe, lo que tiene que hacer primero es consolidarlo y trasladarlo con contundencia a la sociedad. No se trata de hacer ejercicios en el vacío. "Ahora voy a ver si me alío con Podemos"... ¡Pero si Podemos ya demostró que lo único que pretendió en un momento dado era sustituir al PSOE, ganar al partido socialista! No tuvo voluntad nunca de acordar con nosotros.