MADRID. El cambio de año ha sido un momento fácil en lo que respecta a los mercados del oro y la plata. En los dos últimos meses, los dos metales preciosos han ganado un 7,5% y un 12,1% respectivamente. Fundamentalmente, la subida de los precios puede atribuirse al enfriamiento de la inflación, que es motivo para que la Reserva Federal ralentice el ritmo de subidas de las tasas de interés, debilitando así el dólar estadounidense.
La fortaleza del dólar y el aumento de los rendimientos de los bonos han sido los principales factores que han limitado el potencial alcista del oro y la plata en los últimos años, manteniéndolos en una fase de consolidación. Si esta tendencia se mantiene en los próximos meses, ambos podrían alcanzar máximos históricos.
La ralentización de la economía mundial y la liberación de la demanda acumulada en China tras la relajación de las restricciones por pandemia deberían ser vientos de cola para los dos metales preciosos.
A principios de año se publican las previsiones de muchos instrumentos financieros diferentes. Según las previsiones recopiladas por Goldsilver.com, la gran mayoría de los pronósticos sobre el oro y la plata prevén fuertes subidas en 2023.
Estas previsiones deben tomarse con cautela, ya que hemos visto predicciones similares en años anteriores que finalmente no se cumplieron. Este año, sin embargo, muchos factores indican que es probable que los metales salgan del rango de consolidación. En este contexto, lo principal a tener en cuenta es lo que hará la Reserva Federal americana (FED) en su próxima reunión del 1 de febrero.
El tono del comunicado y la consiguiente rueda de prensa del presidente Jerome Powell serían clave. En los últimos meses hemos sido testigos de anuncios relativamente agresivos, por lo que un posible cambio de tono será un fuerte impulso para los compradores.
La plata, en comparación con el oro, tiene muchas más aplicaciones industriales. Es uno de los mejores conductores de electricidad y tiene una amplia gama de aplicaciones en electrónica o paneles fotovoltaicos, entre otros. A medida que el mundo transite hacia las energías renovables, la demanda de energía solar se acelerará. Esto significa que la demanda de plata también podría aumentar. Y, con unas reservas limitadas que se estima se agotarán para 2050, esto presionará al alza los precios.
Aunque ya se ha empezado a intentar sustituir la plata por elementos de cobre y aumentar el reciclado, el trabajo se encuentra en una fase muy temprana. Se necesitan muchos años o incluso décadas para poner en práctica estas soluciones.
Además de su uso industrial, la plata también es una alternativa de inversión al oro, pero a menor escala. Por tanto, los mismos factores que pueden impulsar la subida de precios del metal amarillo se aplican a la plata. A corto plazo, el primer objetivo de los compradores parece ser una zona de fuerte demanda situada en la zona de precios de 26 dólares por onza de plata. Su superación abre el camino para que el metal alcance la resistencia psicológica de los 30 dólares por onza.
Desde mediados de octubre del año pasado, el oro se encuentra en una dinámica alcista. El metal amarillo podría superar la resistencia crítica de los 1.900 dólares por onza.
Si el oro sigue subiendo, lo que parece probable, el próximo objetivo de los alcistas es la zona de resistencia de los 2.000 dólares por onza. Después, la zona clave es el máximo histórico de 2.075 dólares, que se defendió con éxito a principios de marzo del año pasado.
Damian Nowiszewski es analista de Investing.com
Nota: El autor no posee ninguno de los valores mencionados en este artículo.