La Universitat de València celebra sus elecciones en cinco semanas, habrá campaña con tres candidaturas. Pero nuestros representantes públicos se han adelantado y parecen estar ya en pre-campaña: actos, conferencias e incluso no asistencias. La batalla está servida.
Desde hace veintiséis años, todos los quince de enero se conmemora el asesinato de Manuel Broseta con el Premio Convivencia que entrega la Fundación en un solemne acto que tiene lugar en el Palau de la Generalitat, donde realiza la entrega física de la escultura de Anzo el presidente autonómico de turno, en este caso Ximo Puig. Es decir, no es un galardón que otorgue la Generalitat sino una Fundación privada que honra la memoria de una víctima del terrorismo etarra. Pese a ello, en esta ocasión los miembros del Consell del mestizaje que pertenecen a la etnia de Compromís, decidieron no asistir e incluso criticar al premiado porque no les gustaba que fuera un movimiento social a favor de la ley, la convivencia y el respeto en Cataluña; labor que realizan frente al rupturismo, la tensión social y la exclusión que promueven los nacionalistas catalanes.
Muchos consideran desafortunado el hecho, pero sin darle más importancia. Ayer mismo la vicepresidenta del Consell al ser preguntada por ello lo despachó con el socorrido “cuestiones de agenda”. El día en que la gente de bien recuerda como disparaban por la espalda al jurista, maestro, profesor y abogado valenciano y se celebra el acto del Premio Convivencia, tenía asuntos más importantes que resolver. En una agenda hay prioridades y este detalle, creo debe juzgarse con tristeza y firmeza para conocer cómo piensan algunos de nuestros gobernantes. Otros altos cargos de la Coalició Compromís directamente criticaron que se premiara a Societat Civil Catalana, lo cual podemos interpretarlo como una declaración de intenciones de cara a unas próximas elecciones y un claro posicionamiento a favor del movimiento independentista catalán.
Por si eso no fuera poco, la vicepresidenta protagonizó un desayuno informativo donde vendió su gestión para incluirnos a todos en la felicidad y hacernos visibles. Si usted hace dos años sonreía o se miraba frente al espejo sería un desalmado o un zombi. El discurso de la vicepresidenta reclamó la contraposición entre esos tiempos oscuros –a saber, la poco relevante a nivel internacional America’s Cup, la nada atractiva para el turismo Ciudad de las Artes y las Ciencias o la anodina ciudad reconocida con las Fallas Patrimonio UNESCO– y esta dichosa época actual, plagada de paz, luz y felicidad que ha traído a la patria valenciana (Oltra abogó por hablar de matria, lo prometo) a través de la ley trans, la de la infancia o la de servicios sociales. Todo encaminado en palabras de la señora Oltra a “cambiar la sociedad”, porque ella sabe cómo debemos comportarnos mucho mejor que nosotros mismos.
El tono beligerante contra el sistema social, moral, económico, político y casi diría que vital con un alegato feminista al más alto nivel (como las cumbres de los mandatarios y mandatarias extranjeros y extranjeras) se mantuvo en la más absoluta normalidad y racionalidad cuando le preguntaron por su falla de la que este año es fallera mayor y la posibilidad de que las fallas “cosifiquen a la mujer”, puesto que dijo “no creo que más que otros ámbitos. A veces me da la sensación de que le pedimos a las Fallas algo que no le pedimos al resto de la sociedad", vaya por Dios, absoluta normalidad.
Pero si desde las filas nacionalistas están de campaña, el PSPV en la ciudad de Valencia se enfrenta a unas primarias y la teniente alcalde Sandra Gómez, ofreció el lunes una conferencia (leída) con su proyecto de ciudad, su idea para la Valencia presente y futura a modo de adelanto del programa electoral, con tres ejes principales: cultura, turismo y tecnología. Nada nuevo bajo el sol, como la idea de crear un gran distrito de la innovación en el entorno de la Marina de Valencia, donde ya se han ido ubicando centros como EDEM o Innsomnia. Está bien reivindicar un turismo de calidad en una ciudad y que a la vez mantenga su personalidad, aunque la triste realidad es la gran pérdida de comercios centenarios e históricos. Me temo que hay más de deseo y voluntad que realismo en este tipo de intervenciones.
Y para completar este cuadro pre electoral, el juicio del caso Gürtel en su rama valenciana da munición a los partidos gobernantes para rememorar sus años dorados en la oposición repartiendo estopa al malvado y corrupto PPCV del que algunos piden su disolución, ¡disuélvase!. La buena noticia es ver cómo la Justicia actúa y todos los que realizaron presuntas ilegalidades, están siendo sometidos al imperio de la ley y rindiendo cuentas ante los tribunales. En esta pre-campaña los populares salen malparados hagan lo que hagan, digan lo que digan, la corrupción lo copa todo y es el bálsamo de fierabrás para el los partidos del actual Consell. Nos espera una campaña demasiado larga, así que ármense de paciencia porque no sabemos cómo transcurriría esta pugna pero seguro que veremos cosas en un y otro bando que nos helarán la sangre.