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la generalitat finaliza las obras tras 15 años de espera

Próxima parada, Nazaret: la L10 llega con la urna bajo el brazo

18/05/2022 - 

VALÈNCIA. La Línea 10 de Metrovalencia ya es una realidad. Este martes a mediodía se puso en marcha el servicio de metro-tranvía entre el centro de València y el barrio de Nazaret, previa inauguración en un acto institucional con olor electoral. La innegable expectación se sustentaba en una espera de 15 años desde que el gobierno que presidía Francisco Camps -con José Ramón García al frente de la Conselleria de Transportes- empezara en 2007 las obras de la entonces llamada T2. La crisis económica hizo suspender las actuaciones, y el ejecutivo de Ximo Puig ha acabado el proyecto.

En estos términos, la apertura de la línea constituye indiscutiblemente uno de los principales hitos del gobierno de izquierdas que desde 2015 dirige tanto el Ayuntamiento de València como la administración autonómica. De ahí el entusiasmo, el de acabar unas obras que dejó a medias el anterior ejecutivo popular tras años de demora, animó a organizar una presentación que, si no fue una inauguración -todos evitaron llamarla así-, se le pareció mucho: no hubo placas como antaño, pero no faltó ni presentación ni paseíllo entre las masas a un año de los comicios electorales.

El president de la Generalitat, Ximo Puig, y el alcalde, Joan Ribó, pero también la recién designada consellera de Obras Públicas, Rebeca Torró, el ex titular del departamento, España, y la vicealcaldesa, Sandra Gómez, fueron los protagonistas junto a la gerente de la empresa que dirige el metro -FGV-, Anaïs Menguzzato. Fue una cita que, para no ser una inauguración, contó también con la asistencia entre el público de notable representación del gobierno municipal, como el vicealcalde Sergi Campillo y los ediles Borja Sanjuán, Pere Fuset, Giuseppe Grezzi, Luisa Notario e Isa Lozano.

Cinco kilómetros ferroviarios con ocho nuevas paradas y 50 millones de euros -además de los 200 que costaron las obras iniciales- tuvieron la culpa de esta congregación: desde las estaciones subterráneas Alacant, Russafa y Amado Granell-Montolivet, a las superficiales de Quatre Carreres, Ciutat Arts i Ciències-Justícia, Oceanogràfic, Moreres y Natzaret. Un trayecto que se hará en 16 minutos y que recorrieron sobre el tranvía los responsables con especial atención a la tercera parada, dedicada al militar valenciano que ayudó a liberar París en la Segunda Guerra Mundial, donde se expone un mural elaborado por el artista Paco Roca.

Aquí, de manera simbólica, la Generalitat había preparado la presentación con lona, atril, y decenas de sillas donde esperaban asociaciones vecinales, empleados y otros cargos de la administración para los parlamentos de Puig, Ribó y Menguzzato. El president subrayó que la línea favorece la cohesión y justicia social -"iguala las oportunidades de quienes viven en la calle Colón y en Nazaret"- y la gerente de FGV insistió en el "empeño" puesto por la Generalitat en la conexión ferroviaria. Pero más allá de las celebraciones y congratulaciones, Ribó puso la puntilla y reclamó avanzar en la prolongación de la L10 hacia el Cabanyal y La Marina, todavía sin realizar.

Con las intervenciones finalizadas, fue el momento de trasladarse al barrio protagonista del acto, donde paradójicamente no hubo presentación alguna. Una vez superado el Oceanografic y la zona de Moreras con el tranvía, de fondo, los aplausos y vítores se desplegaban en el final del trayecto. Mujeres, hombres y niños celebraban un día histórico para el barrio: la llegada de su particular Mr. Marshall. Eso sí, en esta ocasión Mr. Marshall no pasó de largo: se apeó del vehículo -¡precisamente a eso había venido!- y emprendió el desfile entre objetivos y aclamaciones, de telón de fondo sonoros gritos de una decena de sindicalistas de la CGT, reclamando mejoras laborales.

La gentileza dirigió el desfile de políticos bajo la entusiasta mirada de vecinos, muchos sorprendidos. El president dirigía, junto a España, Ribó y Gómez, la comitiva institucional. El garbeo acabó en el mercado de Nazaret, justo al lado de la estación de metro, cuyo protagonismo de facto acabó disipándose. "El president se recorre los mercados", explicaba mientras su ahijada política socialista, la vicealcaldesa de València. Y allí, en un mercado municipal, reconocido termómetro electoral en el Cap i Casal, el president aprovechó para comprar una docena de huevos. La L10 se había convertido en la excusa por momentos.


El baño popular presentó también sus notas discordantes: el president se tuvo que enfrentar a dos vecinos críticos, uno de ellos respecto a la deficiente situación en centros de atención psíquica de la Conselleria de Igualdad, y otro, más dirigido al alcalde y los concejales de València, sobre el mejorable estado general del barrio, especialmente en parques y zonas verdes. "Venga al Ayuntamiento y lo hablamos", le planteó Ribó, pero recibió una negativa por respuesta: "No me creo nada", llegó a decir el vecino. Discusiones mínimas que para nada ensombrecieron la llegada del metro al barrio. Sin intervenciones públicas ni presentaciones, pero tras un agradable paseo, los dirigentes se subieron al tranvía y volvieron al centro. Acompañados, sin saberlo, por dos vecinas que por error -todavía no había entrado en funcionamiento el servicio- habían cogido el tranvía para ir al centro.

"Es menos de la mitad del proyecto"

La presentación tuvo respuesta por parte de la dirigente popular y portavoz del PP en el Ayuntamiento y en Les Corts, María José Català, quien criticó que el Consell no hubiera invitado a los populares a la puesta en marcha del servicio, teniendo en cuenta que fue el gobierno autonómico de Camps el que proyectó la línea y "ejecutó gran parte de las obras". Y en ese sentido, ha señalado que los 5 kilómetros que se han inaugurado son "menos de la mitad de los proyectados" porque no contemplan el tramo entre Alacant y el casco histórico no se ha ejecutado todavía la conexión con el Cabanyal -está en tramitación-.

"El proyecto 'popular' que era la antigua T2, ahora llamada L10, ha sido mermado" porque "la nueva línea proyectada debía llegar a Pont de Fusta, atravesar toda Ciutat Vella para conectarla con la parada del Mercado Central, y convertirse en la línea que vertebre los barrios del norte, centro y sur de Valencia", señaló Català, quien recordó que el PP "tuvo que paralizar las obras por la crisis económica" y que el gobierno dirigido por Puig "ha tenido más de seis años las obras paradas más tiempo que las que la tuvo el PP".

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