VALÈNCIA. El equipo de arquitectos liderado por Ramón Esteve y Carlos Campos acaban de entregar al Ayuntamiento de Xàtiva el proyecto básico de intervención para la transformación del Real Monasterio de Santa Clara en el nuevo Centro Raimon y Annalisa de Actividades Culturales (CRAC). Esta gran infraestructura pública albergará el legado del cantautor setabense, con el objetivo de convertirse en un foco de actividad cultural de primer orden.
El proyecto estima un presupuesto de ejecución de 8.860.923,07 euros. Esta actuación contará con la financiación compartida por parte de la Generalitat Valenciana, la Diputación de Valencia y el Ayuntamiento de Xàtiva, a razón de 3 millones de euros cada institución, aproximadamente.
A partir de ahora, el Ayuntamiento deberá aprobar este proyecto básico. Acto seguido, se deberá obtener la conformidad por parte de la Dirección General de Patrimonio, al tratarse de un Bien de Interés Cultural protegido. Los siguientes pasos hasta la licitación de las obras son la redacción del proyecto de ejecución y los subsiguientes trámites de aprobación y conformidad de Patrimonio.
Aunque el edificio ocupa una superficie aproximada de 6.000 m2, el proyecto plantea la conservación de los volúmenes existentes en los cuerpos sur y este como base de la intervención, que deberán ser adecuados para el uso funcional como centro cultural. La propuesta recupera las características históricas de sus arquitecturas, tanto desde un punto de vista espacial, como constructivo y artístico. En este sentido son de especial relevancia las dimensiones y proporciones de sus espacios; su iluminación y ventilación; sus sistemas estructurales y materialidad constructiva; sus revestimientos y elementos ornamentales de diferentes épocas.
El conjunto del CRAC supondrá un elemento de tránsito entre la actividad urbana de la avenida de Selgas, con el ambiente sosegado del centro histórico de la ciudad, participando de ambos. El programa funcional del CRAC conjuga el recorrido de los espacios históricos con los usos previstos, dejando las salas de uso más restringido en la cota superior.
El acceso se prevé por la calle Montcada. Para ello se propone conservar la fachada, restaurando los elementos que actualmente la singularizan, como puertas, ventanas y celosías, e incorporando aquellos elementos que puedan existir bajo los revestimientos actuales, como contrafuertes de los arcos de la iglesia o jambeados.
La zona de acceso al complejo cultural dispone de vestíbulo y zona de atención al público, junto a la tienda, en un ámbito común y espacio de administración. Por lo que se refiere al auditorio, proyectado en la antigua iglesia, se propone la neutralización cromática de sus revestimientos, dejando como argumento arquitectónico principal el volumen y configuración barroca de este espacio. Este tratamiento se extiende también al coro alto, conservando los restos de algunos de los elementos de su anterior decoración, principalmente pavimentos cerámicos, nichos y sillería. El espacio interno de las capillas se panelará para asegurar una buena acústica de la sala. El nivel superior del coro se plantea como sala de ensayos.
El antiguo refectorio y cocina se plantean como sala de exposición permanente, ya que, por su configuración en diferentes ámbitos, se adapta bien al material expositivo. Son espacios diáfanos, a excepción de la cocina, donde se propone eliminar las compartimentaciones no históricas. Con ello se ganará además la visualización de elementos tan singulares como la escalera hexagonal de estilo renacentista, situada en el vértice del espacio de la cocina, así como un arco ojival de grandes dimensiones.
Por otra parte, en el antiguo dormitorio y claustro alto se encuentra una sala de gran dimensión y altura que se propone como espacio de exposición temporal, dada su diafanidad que permite distintas configuraciones. Este espacio conecta con el cuerpo de nueva construcción del complejo, sobre el deambulatorio sur. Este espacio se destina a archivo y sala de consulta.
El claustro vinculará el CRAC con los espacios verdes de Xàtiva, como pieza de articulación del sistema verde de la Alameda, Selgas, Glorieta y jardín de la Paz con el centro histórico. Se propone una adaptación del claustro original, evocando las características históricas del espacio, con respeto a la vegetación existente de interés botánico e instalando estanques, zonas ajardinadas y fuentes. La restauración de la luna del claustro permite incorporar aquellos restos de los elementos que originalmente tuvo este espacio libre, como parte de la exposición del propio edificio. Una cafetería completará la dotación de este enclave.