VALÈNCIA. El presidente de la Generalitat, Ximo Puig, culminó este sábado la anunciada y anticipada remodelación del Gobierno valenciano. La primera de calado en los siete años desde que llegó al Palau. Una crisis del Ejecutivo SloMo -a cámara lenta-, como canta Chanel, puesto que han pasado dos semanas desde que se abriera la posibilidad de la reforma tras la renuncia del portavoz socialista en Les Corts, Manolo Mata, hasta que se ha concretado.
Así pues, una remodelación que se ha cocinado a fuego lento pero que se ha servido en la mesa sin demasiados fuegos artificiales. Ningún fichaje de relumbrón y alguna que otra explicación forzada para justificar los cambios efectuados. Habrá que esperar para juzgar si el rendimiento de los nuevos elegidos es óptimo, pero no puede decirse que los cambios impulsados por Puig hayan desprendido brillantez.
El tiempo empleado para la modificación, que ha mantenido a las consellerias implicadas al borde de un ataque de nervios durante 15 días, se explica por la dificultad de encontrar figuras de renombre para sólo un año de gestión. El presidente, según ha podido saber este diario, lo ha intentado estos días, tanteando a distintas personalidades cuyas identidades no han trascendido, pero las negativas obtenidas le han conducido a afrontar una remodelación más estándar de lo que habría deseado. Una reforma con cambios de cromos, algún ascenso y un fichaje independiente de carácter técnico: si hubiera sido la remodelación deseada inicialmente, habría podido resolverse en un par de días.
Es cierto que en mitad del proceso, Puig se topó con el terremoto en Compromís, sus socios principales de gobierno, con la dimisión del conseller de Educación, Vicent Marzà. Algo que quizá retrasó sus plazos, pero que al mismo tiempo le ayudó a que, de alguna manera, su remodelación no fuera únicamente de la parte socialista. En cualquier caso, la intención del presidente de que esta crisis sirva de "impulso a la acción de gobierno" debe ser puesta en barbecho hasta al menos los 100 días de gracia. Por delante, según el relato de Puig, el Consell se enfrentará a un nuevo escenario marcado por las "lecciones aprendidas" tras la pandemia y la llegada de los fondos europeos, con el futuro desembarco de Volkswagen en Sagunt como símbolo.
En el marco general, dos aspectos reseñables. El Gobierno valenciano tendrá más mujeres (7) que hombres (5) por primera vez en la historia. Por otro lado, el Ejecutivo resultante sufre cierto desequilibrio territorial: ningún conseller de Castellón excepto el presidente Puig; tres de Alicante y ocho de Valencia. Con estos movimientos, Puig defendió que se obtiene un equipo de perfil "profesional, gestor y solvente" con el que pilotar "una fase de modernización" en la que se trabajará por atraer "grandes proyectos " y la consolidación de la transición energética.
La remodelación llega además en un contexto especialmente delicado para la vicepresidenta del Consell y consellera de Igualdad y Políticas Inclusivas, Mónica Oltra, quien podría ser investigada por el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana (TSJCV) por la gestión de su conselleria en el caso de los abusos de su exmarido a una menor tutelada. Una circunstancia que, quizás, podría ensombrecer en cuestión de días el efecto buscado por Puig con estos cambios.
En cuanto a los protagonistas de la remodelación, Puig desveló este sábado el único nombre que hasta el momento no había trascendido. El jefe de servicio del Hospital Clínico de Valencia e investigador principal del Instituto de Investigación Sanitaria (Incliva), Miguel Mínguez, será el nuevo conseller de Sanidad Universal y Salud Pública. El también profesor en la Facultad de Medicina de la Universitat de València, llega como reemplazo de la hasta ahora consellera Ana Barceló, quien pasará a ser portavoz de Les Corts.
Este movimiento siembra ciertas dudas en el partido sobre los planes de Puig para Alicante ciudad. La tesis principal en el PSPV en los últimos meses es que la titular de Sanidad, debido a sus notoriedad y valoración tras la pandemia, sería candidata a la alcaldía. Mientras para algunos la opción lógica para ese cometido hubiera sido hacerla consellera de Innovación, departamento situado en Alicante, el presidente ha preferido aprovechar su experiencia parlamentaria para mantener controlada la situación en Les Corts, aunque quizá no sea el mejor puesto para proyectarse como alcaldable. Por tanto, esa candidatura seguirá en el aire.
Precisamente la elegida para Innovación será la senadora y ex directora general de Universidades Josefina Bueno. La catedrática de la UA en Filología Francesa ha generado ciertas discrepancias internas en el PSPV, pero en el Palau esperan que mejore las prestaciones ofrecidas por la independiente Carolina Pascual. Por otro lado, Puig no aclaró este sábado si, tal y como informó este diario, la marcha de Bueno de la Cámara Alta podría ser cubierta por Vicent Soler, que sale de la Conselleria de Hacienda tras siete años al frente. “En cualquier lugar en el que pueda hacer servicio a la Comunitat, lo hará", ha afirmado el titular del Consell.
Su lugar será ocupado por el hasta ahora titular de Obras Públicas, Arcadi España. Considerado una de las personas de máxima confianza de Puig, se sitúa al frente de una de las carteras más relevantes y políticas del Botànic, dado que se encarga de negociar con los socios y diseñar los presupuestos, además de encabezar las reclamaciones para la reforma de la financiación.
En Obras Públicas, la hasta ahora secretaria autonómica de Economía, Rebeca Torró, sustituye a España. Ex teniente de alcalde de Ontinyent y responsable de Transición Ecológica en la dirección del PSPV, ha sido una de las figuras destacadas del Gobierno valenciano en las gestiones para la llegada de la gigafactoría de baterías de Volkswagen a Sagunt y, además, también tuvo un papel importante en la importación de material sanitario durante los peores momentos de la pandemia.
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