No, Yoli, no: ni en el metaverso se vive mejor ni en el espacio hay todavía un destino mejor que pasar un fin de semana en La Manga comiendo caldero; de ser así todos los ricos usarían ya una propiedad en Júpiter en vez de en Campoamor. Las únicas colas kilométricas para acceder a las ubicaciones top las veo en la autovía de acceso a Cabo Palos y no en Cabo Cañaveral.
Si bien es cierto que cuando se tiene mucho dinero (y algo de criterio) se quiera invertir en las asignaturas pendientes de la humanidad y como poco intentar estar en la lista de pioneros. "La última frontera", como dirían los trekkies sigue ahí y mientras el precio del aceite sigue subiendo en el principal productor de aceite mundial, aún nadie ha descifrado el misterio de por qué su precio baja nada más cruzar nuestras fronteras.
"muchos bares y restaurantes de USA han pasado bastante mal la factura del teletrabajo"
Llevamos solo tres años de una década interesante. Si bien en su día la peste negra provocó cambios geopolíticos y la oportunidad de llegar a la edad moderna, ahora no está claro a dónde vamos. Y se cita siempre la peste porque al igual que la pandemia, azotó a nobles y pobres por igual. Ningún rico se escondió lo suficiente como para que no le afectara y todos recordamos momentos donde ninguna prueba garantizaba nada. Se escondieron meses en guetos donde al final un paquete, un saludo o una escapada amorosa trajo el virus a mansiones y retiros.
De las cosas más absurdas que están pasando actualmente, y alucinantemente no es en Murcia, parece ser que muchos bares y restaurantes de USA han pasado bastante mal la factura del teletrabajo. Para empezar porque de un edificio con mil trabajadores puede estar perdiendo unos 300 desayunos con su comida correspondiente. ¿Quién podrá más? ¿La lógica o el dueño de un local pringando a un director general? Solo el tiempo lo dirá.
Desde luego el número de tontos parece en crecimiento exponencial, pero ¿es cierto o solo es una ilusión? Me gusta mucho ponerme debates viejos de La Clave, donde otros genios del ámbito cultural e incluso ministrables soltaron disparates de igual o mayor calibre que los de nuestra Yoli. Así que no, que una ministra de trabajo ataque a Italia por limitar el trabajo máximo a 12h al día mientras que en España se puedan hacer 20h no es una evidencia de que nos vamos al pozo. Es una situación constante que no va a terminar.
La primera Webcam de la historia fue inventada en Cambridge, allá por el año 1991, con la intención de vigilar que aún tenía café la cafetera y no perder el tiempo dando un paseo cuando estaba vacía. De ahí a YouTube y al boom del streaming fue pestañear y ciertamente cuando ahora se está grabando en continuo 24-7 todo. Es normal que en cantidad parezca que hay más locura, pero es eso, hay más cantidad registrada pero la proporción nadie ha podido demostrar que sea mayor o menor. Antes tenías la cinta del congreso y de esa tertulia puntual televisiva pero ahora la gente hace declaraciones por TikTok hasta cuando visita al señor Roca.
Pensemos que hace sólo 50 años los niños estaban jugando a polis y cacos, a la peonza, a las chapas y a ponerse un ojo morado. Ahora tenemos muchos que ciertamente están delante de una pantalla sin hacer absolutamente nada útil, pero tenemos otros montando video, editando imagen, montando tiendas online o impulsando la reunificación con Puerto Rico. OJO, que no estoy negando que la idiocracia ya esté aquí y avancemos hacia ella, solo argumento que nadie está estudiando el tema de forma seria.
Cuando uno coje esos estudios donde dicen que tenemos la primera generación con menor CI que la anterior nada cuadra. Como decía, es imposible aceptar que niños que jugaban a disparar balines a pájaros estén más preparados para la vida que alguien que una generación donde ves peleas entre liberales y marxistas a los 13 años cuando antes era a los 17. Pueden haber crecido los vagos pero los capaces ahora tienen todo un universo nuevo a su disposición y la media aquí no nos dice nada ya que el mundo lo cambia un único Einstein.
Cada vez que aparece esa imagen demagógica sobre un niño superior que pasa su tiempo con libros y con su imaginación frente al que usa un móvil toca plantearse lo siguiente. ¿Qué está haciendo el del móvil? Si está viendo La que se avecina o Cuentos Chinos efectivamente el del libro tiene ventaja; pero como el del móvil esté con el contenido adecuado… Ay, papa retro, te han adelantado como aquellos pioneros que le dieron a su hijo un 286 en vez de una pluma y tinta.
En los libros, al igual que con las películas, hasta el más tonto los termina. Solo es cuestión de ser constante y paciente, de esperar al final. Ahora, un buen videojuego de geopolítica, gestión económica, alguno donde se dirige una crisis, un imperio creciente/decreciente o un juego de lógica donde si no hay un esfuerzo mental real no se avanza… Esto supondrá un reto intelectual mil veces superior a terminar un libro que no se entiende.
Así que no, Yoli, no: los ricos no están pensando en pasar sus vacaciones en Saturno, los ricos están sumidos en el gran reto de cómo conseguir que su hijo se enganche a un juego de Sherlock Holmes en vez de a los TikToks de Kiko Rivera.