VALÈNCIA. Mientras la banca sigue con su proceso de desapalancamiento -y lo que le queda-, que se traduce en miles de despidos y cierre de oficinas, las cooperativas de crédito no solo siguen al margen de ello sino que están aumentando sus plantillas. Así, tal y como avanzó Valencia Plaza en junio pasado, las cajas rurales integradas en la Unión Nacional de Cooperativas de Crédito (UNACC), que representan más del 70% del negocio de dicho sector, no se amilanaron ante la covid-19 sumando socios y empleados a lo largo del pasado año. Todo ello presentando crecimientos a doble dígito en activos, créditos y depósitos durante 2020, como también adelantó este diario tres meses antes. Unas cajas rurales que siguen reivindicándose como entidades de proximidad en aquellas poblaciones donde los cierres de la banca están a la orden del día.
'Solo siete de las 30 cajas rurales de la Comunitat Valenciana elevaron su beneficio hasta junio'. Así titulaba Valencia Plaza hace justo un año sobre las cuentas de dichas cooperativas de crédito correspondientes al primer trimestre del pasado ejercicio. Pues bien un año más tarde solo las de Albal y Alcora -ambas integradas en la Asociación Española de Cajas Rurales (AECR)- redujeron sus ganancias un 12,94% y 0,69% respectivamente, mientras que el resto las aumentaron en un semestre para enmarcar.
En el conjunto total de la treintena de entidades domiciliadas en algún punto de València, Castellón y Alicante, el beneficio fue de 21,07 millones de euros -récord histórico en una primer semestre- tras aumentarlo un 21,34% desde los 17,36 millones cosechados en la primera parte de 2020, según los datos individuales colgados ayer en la web pública de la patronal del sector presidida por Manuel Ruiz, también presidente de Caja Rural Central de Orihuela. Conviene recordar que en la primera parte de 2019 -año preCovid- la treintena de cajas rurales situadas en algún punto de la Comunitat ganaron solo un 4% más en lo que fue entonces un semestre récord como contó Valencia Plaza.
En esta ocasión las menores provisiones -por aquello de la incipiente recuperación económica- tuvieron mucho que ver en la mejora del resultado donde las 13 entidades fuera del primer grupo cooperativista español (Cajamar) ganaron un 21,54% más hasta junio. Lo hicieron al presentar un beneficio conjunto de 19,26 millones de euros, es decir, 3,41 millones de euros más. Buena parte del mismo corrió a cargo de las dos más fuertes como son Caixa Popular y Central de Orihuela, con mejoras de sus cuentas de 1,68 millones y 1,12 millones, hasta los 6,44 millones y 6,15 millones respectivamente.
En términos porcentuales, y siempre fuera de la órbita de Cajamar, la que mejor lo hizo fue L'Vall San Isidro, que hace tres años se integró en Solventia, con 'subidón' del 127,17% de su beneficio. Por detrás se situaron Caixa Popular (+35,41%), Central de Orihuela (+22,41%), Benicarló (+20,21%) y Algemesí (+13,59%).
En el bando de Cajamar, grupo que catapultó su beneficio semestral un 213% como contó este diario el pasado 5 de agosto, las ganancias de las 17 cajas rurales domiciliadas en la Comunitat Valenciana ascendieron a 1,80 millones de euros. O lo que es lo mismo: un 19,22% más respecto a los 1,51 millones del primer semestre del pasado ejercicio.
En números absolutos llevaron la voz cantante las cooperativas de Torrent (+58.866 euros), Burriana (+31.648), Católica Agraria de Vila-real (+29.597), Callosa d'en Sarrià (+22.515) y Altea (+20.542). Mientras que en términos porcentuales lo hicieron Xilxes (+40,68%), Alquerías del Niño Perdido (+28,26%), Villar del Arzobispo (+25,51%), Burriana (+22,26%) y Almenara (+20,62%).