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Acapulco Bar

José Gloria y Daniel Espino

Cuando uno piensa en Acapulco, piensa en su época dorada: los maravillosos años cincuenta. Esos que convirtieron un pequeño pueblito de pescadores a escasas cinco horas del D.F. al cual se accedía por una carretera rodeada de vegetación, en una ciudad costera destino de la jet set norteamericana.

Este otro Acapulco (situado en el antiguo local de La Llorona) está pensado para abrir vino y degustar pequeños platillos a precios modélicos de la mano de José Gloria y Daniel Espino. Si está Dani, el vino será un elemento vertebrador: posee no pocas etiquetas que los amantes del vino conocemos y reconocemos, de Cádiz a Galicia, pasando por el archipiélago canario al Priorat sin descuidar los valencianos.

La carta de vinos es una oda al buen gusto a precios modélicos. Para degustar platillos mejicanos ya está José: las croquetas de pescado en salsa verde, el bacalao en salsa veracruzana, los molotes de plátano macho, el conejo al pastor y su jardín, su famoso pescado a la talla de la malograda Casa Amores o el huarache como en un mercado nos trasladarán al México menos conocido pero más evocador.

En definitiva, este Acapulco nada tiene que envidiar al de su época dorada. Este Acapulco amenaza con traernos agradables momentos en un espacio para botanear y disfrutar del Méjico menos tradicional, alejándonos de tacos o enchiladas y acercándonos al mar y a vides.

Plato destacado: Croquetas de merluza en salsa verde.