VALÈNCIA. Aparte de un pequeño susto a finales de enero, la aparición del coronavirus apenas ha tenido impacto en los mercados financieros. Al menos hasta mediados de febrero. Pero el cambio del método de cálculo de personas afectadas con el que nos sorprendieron hace unos días levanta de nuevo sospechas sobre la transparencia de los datos oficiales que se comunican a diario. Quisiera en este artículo exponer un contrapunto a los argumentos que suavizan el impacto de la epidemia para la economía global y los mercados financieros.
Para analizar un riesgo poco conocido tendemos a tirar de registro respectivo hemeroteca y comparamos con casos similares, aquí con el SARS o el MERS. Es cierto que puede que las drásticas medidas aplicadas en China limiten la propagación del Covid-19 y que muy pronto desarrollemos una contraindicación que permita curar a los afectados. Ójala sea así! Potencial para conseguirlo desde luego no falta. Los científicos triplican esfuerzos para dar con la tecla lo antes posible en esta auténtica carrera de contrarreloj.
Los mercados y los inversores al final confían en el talento humano y en lo avanzada que se encuentra la ciencia, y hasta cierto punto entiendo que se trata de la postura del sentido común. Pero no deja de ser el plan optimista que se apoya en hechos que todavía están por ver si se producen en los plazos esperados. Podría por tanto ser peligroso confiarnos solo a este plan.
Si volvemos al impacto económico le puedo hacer partícipe de lo que me han contado de primera mano. Tengo a mi hermano viviendo y trabajando en Pekín desde más de 15 años. Como muchos otros me comenta que es todo muy exagerado. Pero lo cierto es que lleva encerrado y trabajando desde casa un buen tiempo como la gran mayoría de habitantes de la capital china. No sale a la calle y lo único que consume es por pedido online para llenar la nevera.
Si pensamos que toda la población china hace lo mismo es evidente que el consumo en China debería resentirse aunque el impacto económico hoy por hoy sea leve. ¿Pero y si la situación al final se alarga en el tiempo y supera lo que los analistas pronostican en sus cálculos? Lo de trabajar desde sus casas puede funcionar durante un tiempo en sectores como servicios pero que pasa con sectores industriales, manufactureros o la construcción? De momento lo que se sabe de grandes fábricas es que las máquinas están paralizadas y que en los puertos los contenedores se están amontonando por falta de actividad. De seguir así un tiempo producirá grietas en toda la cadena de suministro mercantil a escala global con un escenario de impacto económico todavía muy incierto.
A todo esto hay que añadir que en caso de prolongarse la situación de parálisis, existe un temor a un potencial incumplimiento de algunos acuerdos establecidos por la 'guerra comercial' con Estados Unidos. En este sentido la aparición del virus en la fase de implantación de las medidas ha sido de lo más inoportuno y hasta corren chistes de que el virus sea un invento para sacar de casillas al contrincante. Una broma de poco gusto, dada la importancia del asunto.
Otro aspecto crítico para economía y los mercados financieros es tener la propagación bajo control. En este sentido hasta la fecha parecía que era el caso hasta que se sembraron nuevas dudas en cuanto a la transparencia de los datos. Por la reciente festividad del Año Nuevo todavía hoy muchos chinos se encuentran atrapados esperando poder retomar los viajes de regreso a sus casas.
Solo para Pekín se estima que una tercera parte de la población se encuentra todavía lejos de sus hogares. Una situación insostenible que pronto exigirá una solución a gritos. Lo de saber manejar y controlar este movimiento de población pendiente será otra prueba de fuego y en este sentido todavía está por ver si el pico de la epidemia lo estamos dejando atrás tal y como parecen pronosticar los mercados.
A mi modo de ver me resulta difícil creer que aquello se pueda controlar sin que se produzcan fugas. Como resultado, un mayor descontrol podría a su vez incrementar la velocidad de la propagación también en terceros países. Un test que retaría a más de un país en cuanto al despliegue de arsenal logístico necesario para contener la expansión; sin hablar de la amenaza que podría significar para el mundo empresarial y los empleados.
Menudo escenario, ¿verdad? Como inversor nos vemos expuestos a un fenómeno sobre el que nadie tiene la buena respuesta y donde el tiempo de momento corre en contra. La solución es la que proyectan los mercados: la de encontrar una vacuna eficiente en poco tiempo. No me preocupa lo de encontrarla. Lo que realmente me inquieta es el tiempo que tendrá que pasar para volver a la normalidad y los daños que se arrastran durante todo este tiempo de espera.
Christian Dürr es socio director de ETICA Patrimonios EAF