La firma no puede hacer frente al vencimiento de un préstamo de 4,6 millones de euros

Enrique Bañuelos lo vuelve a hacer: de hundir Astroc a llevar a la quiebra a la cotizada sueca Inzile

8/11/2022 - 

VALÈNCIA. El consejo de administración del fabricante sueco de vehículos eléctricos Inzile ha solicitado la declaración de quiebra de la cotizada sueca controlada por el empresario valenciano Enrique Bañuelos. Lo ha hecho ante el Tribunal de Distrito de Estocolmo, que ha dado el visto bueno a la petición, por no poder resolver su tensa situación financiera. 

La gota que ha colmado el vaso ha sido verse incapaz de hacer frente al vencimiento de un préstamo puente de unos 50 millones de coronas suecas -al cambio 4,6 millones de euros-; además de las facturas acumuladas del proveedor, según ha podido saber este diario. La compañía ha propuesto al abogado Karl Björlin, del despacho nórdico Cirio Advokatbyrå, como administrador concursal.

Tal y como ha venido contando este diario, Inzile vivió un antes y un después de la llegada del fundador y presidente de la inmobiliaria valenciana Astroc, con la que saltó a la fama hace 16 años. Una cotizada que también acabó quebrando en 2007. En este sentido conviene recordar que las acciones de la promotora inmobiliaria partieron en la bolsa española desde 6,40 euros y llegaron a superar los 70 euros. 

El anuncio de la quiebra de Inzile se conoció este lunes antes de la apertura del Nasdaq First North Growth Market, que viene a ser el BME Growth español, lo que provocó la suspensión de los títulos de la firma sueca.

A finales de junio de 2021, Enrique Bañuelos anunció su intención de hacerse con dicha firma de movilidad eléctrica. Desde entonces y hasta el pasado viernes, las acciones Inzile se han desplomado un 95,55%, habiendo pasado su capitalización de 227,3 millones de euros a 10,12 millones. O lo que es lo mismo: lo que se conoce en la jerga bursátil como un auténtico 'chicharro'. Basta echar un vistazo al gráfico inferior de YahooFinance para hacerse una idea del descalabro bursátil.

Pinchar aquí para ver el gráfico más grande (Fuente: YahooFinance)

La bancarrota de Inzile llega en un momento en el que el hub participado por el empresario saguntino ha sido el único en presentarse al concurso de licitación de los antiguos terrenos de Nissan en la Zona Franca de Barcelona. Se trata del hub de Descarbonización de Barcelona (D–Hub), liderado por QEV Technologies -participado por Enrique Bañuelos en un 19,6%- y Barcelona Technical Center (B-Tech) junto con la multinacional Goodman, especializada en la construcción y gestión de plataformas logísticas.

Inzile ya había comunicado su intención de utilizar las instalaciones de Nissan para el diseño y producción a escala de sus nuevos vehículos eléctricos. Como también sacar a la bolsa tecnológica estadounidense su filial EVI Mobility, tal y como publicó Valencia Plaza el pasado 11 de octubre. Precisamente estaba en trámites de salir al Nasdaq con la ayuda del socio estadounidense Chris Calise, que suscribió recientemente una ampliación de capital poco más de un millón de euros, con la que se hacía con una participación alrededor del 2,7% en la nórdica.

Calise es un experimentado financiero en los mercados, con una amplia trayectoria en las salidas a bolsa de SPAC -empresas de adquisición de propósito especial- y en la gestión de compañías de seguros. Calise había sido designado consejero delegado de dicha filial, que iba a trabajar codo con codo con el también CEO -pero de todo el grupo-, el español Juan Carlos del Río.


La nueva hoja de ruta de la cotizada nórdica pasaba por centrar todos los esfuerzos en el Electric Vehicle Inzile (EVI) o vehículos eléctricos. A través de EVI Mobility, antigua QEV Tech Holding participada en un 80% por la sueca, el empresario valenciano tenía previsto completar el proyecto de plataforma EVI con la colaboración de la catalana QEV Technologies para la futura homologación del vehículo para Europa; así como con Diada, empresa de ingeniería que presta servicios de diseño, pruebas, ingeniería y homologación a la industria de la automoción.

El plan era que EVI Mobility adquiriese la plataforma EVI a costa de la I+D realizada en el proyecto con un margen industrial, asumiendo la primera los nuevos costes. Además, la tarifa de licencia del país se compartiría para cada licencia del país comercializada. Pero la quiebra ha hecho saltar por los aires todos los planes previstos.

Plan estratégico de movilidad

Otra de las líneas maestras de la hoja de ruta en torno a la movilidad, además de sacar al Nasdaq a EVI Mobility, eran las fábricas inteligentes. Dicha firma preveía llevar a cabo el nuevo montaje de los vehículos eléctricos en España, tanto por eficiencia de costes (proveedores, logística, mercados... ) como para tener acceso a las líneas de subvenciones y ayudas existentes como las propuestas al D-Hub comentado anteriormente. Por su parte, la factoría de Inzile en Västervik (Suecia) continuaría produciendo los camiones ligeros Pro4.

Asimismo, EVI Mobility planeaba crear filiales en diferentes países para la instalación de Smart Factories, con una capacidad de producción entre 1.000 y 5.000 EVIs por año/país, junto con socios locales. En este sentido, y a través de una licencia, habían informado de hacerse con una participación en la empresa local y proporcionar los recursos financieros y comerciales necesarios. Inzile actuaría como holding, controlando todos los procesos y mercados, concentrando su actividad, equipos y centros de trabajo en la capital sueca.

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