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El tintero / OPINIÓN

Libertad y realidad

Seguro que han escuchado más de una vez aquello de “No permitas que la realidad te estropee un buen titular”, famosa expresión de William Randolph Hearst. Parece que nuestros gobernantes no quieren que la realidad les estropee su estrategia de transformación de la sociedad

8/11/2015 - 

VALENCIA. Seguro que han escuchado más de una vez aquello de “No permitas que la realidad te estropee un buen titular”, famosa expresión de William Randolph Hearst. Parece que nuestros gobernantes no quieren que la realidad les estropee su estrategia de transformación de la sociedad.

Uno de los tópicos que más repiten los profesionales de la comunicación en los últimos tiempos es: “Nos encontramos ante una época apasionante”, para referirse a los cambios políticos y la revolución social (y tecnológica, que ha ayudado mucho a la primera) que se viene produciendo en España y que junto a la crisis económica puede suponer un cóctel muy perjudicial para nuestro sistema de libertades, nuestra convivencia pacífica y democrática y nuestro futuro como sociedad. Me sigue sorprendiendo como en la escena pública se instalan ‘tópicos contradictorios’ que hay que defender para que no le marquen a uno como radical, extremista o retrógrado, son las “normas” de lo ‘políticamente correcto’.

No piensen que me limito a denunciarlo sin ponerles un ejemplo paradigmático, hay dos mantras que están en los discursos de la mayoría de agentes políticos: el de que llevamos casi 40 años de democracia que han supuesto la mayor época de estabilidad, paz y progreso de nuestra sociedad; y acto seguido reclamar que el modelo está agotado y que desde la Constitución a la estructura territorial e institucional hay que reformar todo porque lo demanda la sociedad.

Fíjense en la contradicción, las normas y formas que con errores, como cualquier obra humana, han generado paz, desarrollo personal y colectivo, un estado del bienestar y han consolidado un sistema de derechos y libertades similar al del resto de países del primer mundo, resulta que hay que meterles la tijera y cambiar el sistema de arriba abajo. Ya se que muchos estarán pensando que como todo en la vida, y suele ocurrir con las viviendas, las reformas son necesarias.

Me atreveré a poner en duda esta cuestión, son necesarias las mejoras, pero a veces se reforma por simple hastío o lo que es peor, por moda, y transcurridos unos años se vuelve a lo de antaño (sí, igualito que en el mundo de la ropa). No es cierto que una Constitución como la de 1978, tan amplia en su redacción como en su interpretación, suponga un obstáculo real para el bienestar y el crecimiento de la sociedad española. La realidad en este otoño de 2015 es que nuestra ley suprema es un (frágil) límite a las pretensiones de quienes quieren aniquilar la historia común y fragmentar la convivencia social.

Esa “época apasionante” a la que se refieren muchos, supone que tengamos que asistir a situaciones tan demenciales como la ridícula e innecesaria ofensiva laicista del alcalde de Valencia, para “neutralizar” la capilla del Tanatorio municipal, que por su moderna construcción ya es realmente fría y creando una polémica donde no la hay. La realidad es que la inmensa mayoría de las celebraciones religiosas son de rito católico, algo lógico y natural estando en un país como España, pero la no aceptación de la realidad lleva aparejada un grave ataque a la libertad religiosa y de culto, al mismo tiempo que escenifica algo que es simple y llanamente falso pero con lo que parecen soñar los actuales gobernantes: un escenario donde la fe y las creencias religiosas no conformaran la parte más íntima del ser humano o, un escenario donde diferentes creencias tengan casi idéntica representación en la sociedad y por ello tuviéramos que crear espacios multireligiosos (seguro que esta palabra les encanta).

Pero no contento con intentar crear una realidad paralela a la que la inmensa mayoría de los españoles viven, siendo además la base de nuestra cultura y también del proyecto europeo del que todos alardean, es decir, el humanismo cristiano; también se proponen combatir la libertad de empresa, volvemos a lo de ‘tópicos contradictorios’, mucho hablar de apoyo al emprendimiento y la innovación, pero “los domingos a misa pero no a comprar” (algo así dijo nuestro alcalde). Menos mal que la representación de los colectivos de comerciantes, logró obtener 10 festivos en 2016 donde se podrán ganar la vida honrosamente.

Las políticas que niegan la realidad social mayoritaria y que atacan la libertad de las personas en sus diferentes manifestaciones son las que pretenden dirigir nuestras vidas los próximos años, y esto tiene poco de apasionante y mucho de preocupante; como le preocupa a este Tintero esa unión Compromís-Podem que demuestra ansias de poder y asimilación de ideología por ambas formaciones. Cuantos dijimos aquello de Compromís no tiene nada que ver con Podemos, nuestro gozo en un pozo.

El actual sistema jurídico garantiza la libertad y respeta la realidad, hasta el extremo de permitir que una minoría radical y activista imponga sus postulados a una mayoría silenciosa y mansa, con la paradoja de que esa minoría pretende moldear la realidad y recortar la libertad, como ven “apasionante”, pero sobre todo preocupante.

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