Hoy es 13 de octubre
La salida de Vox de los gobiernos autonómicos ha sido una de las mejores noticias que hemos conocido en los últimos días. Esta es una afirmación extensamente compartida por una gran mayoría social de españolas y españoles.
Aunque en el caso de la Comunitat Valenciana vemos a un presidente autonómico que no ha encajado muy bien este abandono. Con su reacción al portazo de Vox, entre sollozos y reproches a Abascal, el actual president ha evidenciado que sigue pensando en la relación con sus ex socios de gobierno valenciano como un tiempo pasado que sin duda para él fue mejor.
Y es que el actual jefe del Consell, que parece vivir con prisas y meditar poco las decisiones que nos afectan a todas las valencianas y los valencianos, ha demostrado una preocupante propensión a la precipitación, tanto en el inicio como en el fin de su relación con la ultraderecha. Mazón tiene en su haber el ser el primer gobierno autonómico que se entregó de forma expresa en un pacto en una servilleta con un maltratador condenado y, a su vez, el primero en ser abandonado sin apenas explicaciones, con un balance muy negativo para la Comunitat Valenciana de su gestión en este periodo matrimonial, con leyes como la del blanqueamiento franquista o un ‘decreto Milei’ que lo único que simplificará será el acceso a la corrupción.
Y, a raíz del abandono, vemos a un Mazón altamente desorientado y queriendo ocupar en muchos casos, el lado de la cama de su ya expareja, la ultraderecha valenciana.
Pudimos escucharle en declaraciones en un medio nacional, no sabemos si por efecto del despecho, mentir, mentir sin reparos sobre varios asuntos que, a mi juicio, dejan a un presidente de gobierno autonómico en una situación en la que a ninguna figura política razonable le gustaría estar en tiempo récord, en menos de un año al frente de una responsabilidad como la de president de la Generalitat.
Con total convicción se atribuyó la autoría de la mal llamada ley de Concordia, llegando a afirmar que la misma estaba en el programa electoral del PPCV, cosa que no es cierta y fácil de desmentir, como se hizo rápidamente. Aunque la haya adoptado sin rubor, y al contrario de lo que han hecho otros populares en España, como el extremeño, donde se plantean la posibilidad de aprovechar esta salida para paralizar tal despropósito, aquí Mazón, de momento no tiene intención de dar marcha atrás, aunque de momento no la hemos visto publicada en el Diario Oficial de la Generalitat.
Otro de los embustes fácilmente desmontables es el de atribuirse y repetir incesante ser el primer defensor de los servicios públicos esenciales, defender la sanidad pública, defender la educación pública o defender los servios sociales, que es algo incompatible con adelgazar los recursos de la administración valenciana de la forma más injusta, rebajando los impuestos a las rentas más altas, como hace su gobierno a la vez que repite sin vergüenza otra falsedad como la de afirmar que ha bajado los impuestos a las rentas más bajas, cosa que es terriblemente falsa y fácilmente demostrable.
Y, como colofón, un fracaso más en la Administración Mazón, como es la presentación de su medida estrella por excelencia. La tan anhelada y manoseada simplificación administrativa, que nos ha tenido en vilo prácticamente un año y que tras conocer su contenido nos atrevemos a decir aquello de “para este viaje no hacían falta esas alforjas”.
Un decreto que convierte la administración valenciana en un autoservicio donde, en resumen, se reduce significativamente la seguridad jurídica, trasladando toda la responsabilidad legal al ciudadano, o acaba con avances sociales como la obligatoriedad de los planes de igualdad o las cláusulas de responsabilidad social que fomentarán la precariedad laboral y los despidos. Y que fomenta el retorno al modelo de urbanismo salvaje de las épocas de la vergüenza de Camps o Zaplana. Otro bluf.
Y es que generar conflicto, crispación y frustración no resuelve los problemas de los valencianos y valencianas, pero parece ser la única vía que conoce y quiere desarrollar el actual Consell.
Entre tanto, conocíamos, tras la reunión del Consejo de Política Fiscal y Financiera del pasado lunes, el nuevo récord en el reparto de fondos a las comunidades autónomas por parte del Gobierno de España. Exactamente 300.000 millones de euros más en el periodo de gobierno de Pedro Sánchez que en todo el periodo de gobierno de Rajoy. Mientras el mismo Gobierno de España volvía a tender su mano al PP para establecer las bases y avanzar en el nuevo modelo de financiación, volvimos a observar perplejos a un Mazón desorientado, perdido en el espacio ultra de la confrontación sinsentido, extremadamente beligerante, obsesionado con atacar al Gobierno de España, muy lejos de pensar en el bienestar de los valencianos y valencianas.
Podríamos entender su despecho, señor Mazón, porque no es plato de gusto que te den la espalda. Por eso le recomendamos que se centre en la que será seguramente la tarea más importante de su vida política, que es intentar mejorar la vida de los y las valencianas. De momento, no lo está consiguiendo.
Porque hasta ahora, en el balance, que es lo que suele hacerse una vez al año, todas las buenas noticias que ha podido presentar hasta la fecha son herencia del gobierno anterior liderado por los socialistas.
Quizá ya sea hora de ponerse a construir sus propios logros, si los tiene.
O siempre le quedará convocar elecciones y dejar a la actual alternativa real de gobierno, al partido socialista, retomar el mando y continuar el avance que iniciamos hace 9 años en la Comunitat Valenciana y que lleva un año en barbecho.