Mercader ha demostrado en solo un año que cuando se combina el respeto y el buen gusto con una apuesta gastronómica de calidad, siempre se gana.
Acaba de cumplir un año, aunque al pasar por la puerta, parece que siempre haya estado ahí, custodiando la entrada a los Poblats Marítims. La antigua Tonelería Soler, un edificio de aire industrial de principios del siglo XX, volvió a la vida gracias al empeño del Grupo Mercabanyal que tenía muy claro que aquel espacio único debía contener una propuesta acorde a aquella vieja fábrica. Y lo consiguieron eligiendo muy bien a sus compañeros de viaje. Pocos pero notables. Podrían haber metido más puestos, pero prefirieron ofrecer más comodidad al cliente y dejar más holgura para que los bares y restaurantes pudieran cocinar mejor. Porque aquí se cocina. La comida no viene envuelta en plástico ni se regenera, sino que se prepara al momento con productos de temporada y de proximidad.
Hay tomate valenciano y flores de calabacín en Tonyina Barra; clotxinas y titaina en Lujuria Marina; cordero de Viver en los suculentos bocadillos de San Pastrami; vaca gallega y verduras de temporada en el Taller de Carnes de Jenkin's o tortilla de patatas en Sibarita. También, las pizzas gochas de Michigan. Y una novedad, cuya apertura coincidió con el fiestón que montaron para celebrar su primer año: Ultramarinos Huerta ha desembarcado en Mercader para alegría de todos los que amamos su propuesta. Lo hacen con una carta donde la chacinería es protagonista y que completan con varios tipos de gilda –atención con la de queso y atún– y algunas tapas como ajoarriero, lomo de orza o la Pepita Trufada. Pero Huerta llega con un plus y es el salón contiguo con mesas para comer o cenar, un espacio en el que se podrá reservado y que puede servir también como salón privado. Y allí, sí, se podría disfrutar de la carta habitual de Huerta, solo que algo más reducida.
El sarao que montaron la semana pasada para celebrar este primer año fue de lo que se recordarán. Quisieron recrear el ambiente de los años 50, cuando la tonelería Soler funcionaba a pleno rendimiento con un repartidor de periódicos que a la voz de ¡Extra Extra! repartía ejemplares, un Guardia Civil, una cabaretera y reporteros que interactuaban con los invitados. Hubo ostras de mucho tipos, 25 kilos de clotxinas y caviar, torreznos, croquetas y bravas, bikinis, pizza de titaina y hamburguesas. Cada local se lució con alguno de sus platos más representativos. Y el vino y la cerveza corrieron durante toda la noche. Una fiesta de cumpleaños que incluso logró desbancar al partido de Eurocopa de España contra no sé quién, y que el equipo de Mercader, tan profesional y encantador como siempre, llevó a lo más alto.
Y un último dato, en una tarde donde el termómetro superaba los 30 y pico grados –reconozco que tuve miedo mientras me dirigía hacia allí–, en Mercader se estaba bien, tanto dentro como fuera. Me consta que han puesto mucho esfuerzo en solucionar el tema de la climatización, sobre todo en la zona interior principal.
Por cierto, que ya nos adelantó José Miralles –uno de los dos socios del Grupo Mercabanyal junto a Hugo Sánchez– en el podcast que grabamos hacemos unas semanas en Mercader que en breve anunciarían algo importante. El misterio está resuelto. Un nuevo proyecto que abrirá dentro de poco en primera línea de playa. Por supuesto, en el mismo barrio que les da nombre y por el que siempre han apostado. Quédense con este nombre porque dará que hablar: Casa Pescadores, un espacio con mercado y restaurante propio.
Tengo claro que espacios como Mercader o el nuevo proyecto que acaban de anunciar hacen más grande esta ciudad.