VALÈNCIA. "7 y media de la mañana, normalmente tengo el local a reventar el día de la macrodespertà de València y este año está vacío". Estas son las lamentaciones de Frando, dueño de Mister Churro, negocio ubicado en el número 9 de la calle de la Sangre de València.
Cada año su local se llena de gente que asiste al encuentro y quiere desayunar. Pero este año nadie podía acceder a su local por las vallas, que delimitan las calles que están señaladas como vía de evacuación para la mascletà. "¿Quien va a pagar mis gastos y el sueldo de mis trabajadores?", se pregunta, teniendo en cuenta que estos cortes se mantendrán durante 19 días.
Según Frando, tras dialogar con la policía durante toda la mañana y perder toda la clientela que podría haber entrado al local, tan solo ha conseguido que abrieran el paso diez minutos a las 12 y media, para que después volvieran a cerrarlo.
Las vías definidas durante las fiestas como vías de emergencia son la calle Sangre y la calle Barcas, en el tramo que va de la Plaza del Ayuntamiento a Poeta Querol, calle que no pueden tener espectadores durante los disparos.
También se han determinado como vías de evacuación las calles Periodista Azzati, el tramo de Roger de Lauria que discurre entre Plaza del Ayuntamiento y Pascual y Genís, la calle d’En Llop, la calle Cotanda, la calle Barcelonina entre la Plaza del Ayuntamiento y la Plaza de Rodrigo Botet donde se encuentra el hotel Astoria, y el tramo de la calle Moratín entre Santa Eulalia y Portal de Sant Jordi.
Las segundas Fallas Patrimonio de la Humanidad se nos han vuelto a ir de las manos. Falta una mayor organización y coordinación interinstitucional y social que frene ese desmadre colectivo que ofrece al mundo una imagen de total permisividad.