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Museari resume lo mejor de la escena artística queer en Las Naves

El colectivo Lambda entra como ente colaborador en la iniciativa de Ricard Huerta y Germán 

18/06/2019 - 

VALÈNCIA. Enmarcado de una manera clásica, en el fondo de la sala de exposiciones de Las Naves hay un cuadro de una pareja. Es un óleo que representa a las dos figuras como se hacía en las fotografías en tono sepia de principios del siglo XX. La obra de Amadeo Valldepérez solo tiene una particularidad: las personas que representa son Ricard Huerta y Germán Navarro, una pareja homosexual.

Este cuadro fue uno de los puntos de partida de Museari, un proyecto capitaneado por los propios Huerta y Navarro que consiste en un museo online que enfoca su colección a artistas y discursos cercanos a la teoría queer y la defensa de los Derechos Humanos. Desde 2015, han organizado medio centenar de exposiciones en su plataforma con una duración exacta de un mes y cada año organizan una muestra colectiva para mostrar en físico su resumen del año. Este es especial por dos razones: primero, porque coincide con una de las efemérides del movimiento LGTB, las revueltas de Stonewall que supusieron la primera demostración cívica contra la persecución que padecía el colectivo de manera sistémica en Estados Unidos. Segundo, porque Las Naves ha querido recoger el trabajo del proyecto y la muestra de final de curso pasa de la Fundación La Posta al centro cultural del Ayuntamiento de València con una programación paralela muy nutrida.

'Matrimonio' de Amadeo Valldepérez

Este pasado lunes se presentó la exposición, que nutren artistas locales, nacionales e internacionales de la escena artística queer, que denuncian desde diferentes aristas que la reivindicación sigue siendo necesaria, que la normalización se gana educando y que echar la vista atrás nos puede decir qué hicimos mal como sociedad para no caer sobre la misma piedra dos veces. 

Así lo hace, por ejemplo, el cuadro de Valldepérez, en el que se articula una crítica a cómo los modelos estéticos de representación se limitan a una identidad sexual concreta. O el trabajo de Ángel Pantoja, en el que interviene digitalmente bustos escultóricos en el que representan a históricos héroes de guerra pero con pelucas y peinados femeninos.

Ricard Huerta, el artista con más presencia en la exposición, representa -por una parte- su serie HomoAlphabet, una serie de acrílicos con tipografías que trascienden su función caligráfica para descubrirse como motor de una objeto político. También están colgadas cuatro obras de su serie Maestros & Maestras, en el que pone en valor las figuras de Pier Paolo Pasolini, Patricia Highsmith, Maria Mercé Marçal y Robert Indiana como algunos de los referentes para el artista a través de la palabra.

Más allá de la escena local, Museari también trae a Las Naves algunos nombres muy destacados de la escena nacional. Por ejemplo, Nazario, considerado "el padre del cómic underground en España", que revolucionó un mundo de las viñetas con Anarcorma, en el que contaba la historia de un detective travesti que recorría aquella ciudad de Barcelona homoerótica que nadie se atrevía a plasmar cuando la Transición aún no había empezado prácticamente. También del mundo del cómic está representado por El violeta, un cómic de Marina Cochet, Juan Sepúlveda y Antonio Santos sobre la represión de los homosexuales durante el franquismo; y por los dibujos de Sebas Martí en el que erotiza escenas cotidianas del antiguo Egipto.

Nazario

Y obviamente, también tienen cabida las periferias artísticas como la performance (Elia Torrecilla), el collage (Randomagus) o proyectos transmedia (Del Lagrace Volcano).

Museari es el contenedor y lo queer el conductor

El proyecto establece una mirada propia y recoge lo más destacado de los discursos artísticos que nacen de lo queer, como teoría y como práctica. Dentro de la disidencia LGTB hay diferentes corrientes sobre cómo enfocar el movimiento. En este caso, Museari hace una fuerte apuesta por el queer como conductor del discurso político, es decir, la reivindicación de la diferencia para llegar a la normalización sin miedo a la estigmatización. "Lo fundamental es el respeto y la defensa de los Derechos Humanos. Es una lucha que tiene que ser constante, porque es muy fácil retroceder en ellos -así está pasando en Brasil- y muy difícil mantenerlos", explica Huerta. "La diversidad funcional, racial, sexual, religiosa... es la riqueza de nuestras sociedad. La conciencia y el respeto por el otro nos hace más libres", añade.

Más allá de la exhibición artística, Museari también busca ser un contenedor de actividades y propuestas educativas que trasladen el discurso de la diversidad a los espacios pedagógicos. En este sentido, en el tiempo en el que la exposición está en Las Naves, habrá un buen puñado de actividades. Por ejemplo, el Seminario Arteari organizado por el Grup Creari d’Investigació en Pedagogies Culturals de la Universitat de València, o la celebración del décimo aniversario de La Errería, que cuenta con un espacio propio en la exposición. La programación será -prácticamente- semanal.

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