VALÈNCIA (EP). Los jefes de Estado y de Gobierno de la OTAN han acordado este lunes formalmente invitar a Finlandia y a Suecia para ser miembros de la Alianza Atlántica, un día después de que Turquía levantase el veto tras el memorando trilateral suscrito en el marco de la cumbre de Madrid.
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, ha afirmado que la invitación es un hito "histórico", después del "buen acuerdo" a tres bandas que llega tras semanas de "duro trabajo", en los que la Alianza ha hecho las veces de mediadora con Ankara.
El martes, los aliados de la OTAN firmarán en Bruselas el protocolo de adhesión de Suecia y Finlandia, el siguiente paso dentro de un proceso que no tiene fechas fijas. Después, corresponde a cada Estado miembro ratificar la adhesión a título individual.
Stoltenberg ha admitido que esto "llevará tiempo", pero ha querido resaltar en rueda de prensa que el proceso ya está siendo el más rápido de la historia. Asimismo, ha subrayado que hay una "fuerte voluntad" de completar el proceso "cuanto antes".
Las conclusiones de la reunión recogen específicamente la necesidad de atender las "legítimas preocupaciones de seguridad" durante este periodo de interinidad, en el que Suecia y Finlandia seguirán sin estar formalmente protegidas por el paraguas de seguridad de sus futuros aliados.
"La adhesión de Finlandia y Suecia hará que sean más seguros, que la OTAN sea más fuerte", han expresado los líderes en su nota, donde se cataloga la seguridad de los dos países nórdicos como "de importancia directa" para la Alianza, "también durante el proceso de adhesión".
Stoltenberg ha apuntado en su comparecencia ante los medios que Rusia debe respetar la "decisión soberana" de cada Estado a integrarse en alianzas internacionales, a "elegir su camino".
El Concepto Estratégico pactado este martes por los líderes y que marca la hoja de ruta de la Alianza para los próximos años cataloga el proceso de ampliación del bloque como un "éxito histórico", en la medida en que ha contribuido a garantizar la seguridad de millones de personas en el área euroatlántico.
Los países aliados reafirman su "política de puertas abiertas", para lo cual invitan a unirse a "todas las democracias europeas que compartan los valores de la Alianza, que quieran y puedan asumir las responsabilidades y obligaciones de integrarse y cuya adhesión contribuya a la seguridad común".
"Las decisiones sobre integración las adoptan los aliados de la OTAN", reza el texto, en el que se deja claro que ningún otro país tiene voz y voto. El Concepto no alude expresamente a Rusia en este punto, a pesar de que Moscú ya se ha opuesto en reiteradas ocasiones a la ampliación de la Alianza en el este de Europa.
La voluntad de cooperación de la Alianza pasa por colaborar con Bosnia, Georgia y Ucrania, mientras que se establecen los Balcanes Occidentales y la región del mar Negro como áreas de "importancia estratégica" para la OTAN.
"Seguiremos apoyando las aspiraciones euroatlánticas de los países interesados en esta regiones. Incrementaremos los esfuerzos para aumentar sus capacidades para hacer frente a las amenazas y retos a los que se enfrentan y aumentar su resiliencia frente a la interferencia y las coacciones de un tercer país perverso", reza el acuerdo.
A su vez, los países de la OTAN han incluido dentro de su nuevo Concepto Estratégico la capacidad nuclear de los países aliados, asumiendo que este tipo de armas, especialmente las que tiene en su poder Estados Unidos, "son la garantía suprema de la seguridad de la Alianza".
El concepto pactado por los jefes de Estado y de Gobierno en la cumbre de Madrid describe la capacidad nuclear interna como una herramienta de disuasión, en la medida en que las circunstancias en que se recurriría a este tipo de armamento son "extremadamente remotas" -no especifica en qué casos-.
Los países aliados asumen que hay un riesgo de que actores "hostiles", tanto estatales como no estatales, recurran a armas nucleares, químicas, biológicas o radiológicas, y aluden a las carreras armamentísticas de países como Rusia, Irán, Siria y Corea del Norte, entre otros.
El debate sobre el posible uso de este tipo de arsenales se ha disparado en los últimos meses, especialmente después de que Rusia pusiese en alerta a sus fuerzas tras el inicio de la ofensiva militar sobre Ucrania, iniciada el 24 de febrero por orden del presidente ruso, Vladimir Putin.
"Cualquier empleo de un arma nuclear contra la OTAN alteraría de forma esencial la naturaleza de un conflicto", reza la 'hoja de ruta' del bloque para la próxima década, en la que se deja claro que los países aliados no se quedarían en ningún caso de brazos cruzados.
Así, la Alianza reivindica que tiene "capacidades" y "resolución" para "imponer costes" en caso de que sea necesario, advirtiendo de que los efectos perjudiciales de recurrir a armamento nuclear superaría "con mucho" los potenciales beneficios que aspirase a alcanzar un hipotético "adversario".