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el sur del sur  / OPINIÓN

Las ZBE no son un capricho

14/01/2024 - 

La pandemia trajo cosas malas, pero también cosas buenas. Una de ellas ha sido el cambio de concepción que muchas políticos han tenido de los centros urbanos como espacios más humanos, habitables y sostenibles. Y a partir ha venido la implantación de las zonas de bajas emisiones en las ciudades de más de 50.000 habitantes, que están marcadas por la actual legislación. A nivel de movilidad, las ZBE son áreas en las que el acceso a determinados vehículos está restringido debido a sus emisiones, es decir, son medidas pensadas para mejorar la calidad del aire. Pero su concepto, desde mi punto de vista, es mucho más amplio porque verdaderamente suponen un instrumento de participación ciudadana en el que el ayuntamiento y los colectivos afectados deben (o deberían) implantar y que conlleva inversiones (de fondos europeos) a cambio de medidas que reduzcan las emisiones y, por lo tanto, implementación de zonas, peatonalización de calles y reducción de velocidades. En eso, Benidorm también tiene mucho que enseñar.

Los ayuntamientos tienen libertad para elegir el modelo de ZBE, es decir, delimitar el área, y hacerlo en un espacio suficiente como para que resulte eficaz. Desde mi punto de vista, no solo en la reducción de emisiones, que también, sino en generar un modelo de convivencia y si se hace bien, de atracción. 

Saco esto a colación después de que el acuerdo alcanzado en el Ayuntamiento de Alicante entre PP y Vox por el que los ultraconservadores darán su respaldo a las cuentas del equipo de gobierno del PP a cambio de que no se produzcan sanciones en la futura zona delimitada de bajas emisiones. Según el acuerdo, debe ser en la futura ordenanza reguladora del funcionamiento de la Zona de Bajas Emisiones (ZBE) donde queden descartadas la posibilidad de que se impusiesen sanciones. De sobra es conocido cuál ha sido la reacción de los grupos de la oposición. Que si el abrazo a la agenda ultra, que si el pacto con los negacionistas del cambio climático, etc. Normal.

El acuerdo tiene dos artistas. Vox ha logrado un compromiso; el PP de Barcala, un presupuesto. La ley manda. Lo deseable es que Alicante se tomara la implatanción de la ZBE como un objetivo prioritario y transformación. No solo para implementar la zonas con las obras necesarias -cosa que va haciendo con fondos europeos-, y, además, con una ordenanza que sirviera de instrumento disuasorio: con el coche no se puede llegar a todos los sitios del centro de la ciudad; o mejor dicho, con cualquier coche no se puede llegar cualquier sitio de la ciudad porque hay espacios en los que el protagonismo debe ser del peatón. 

Mientras, el PP de Barcala gana tiempo y espera que exista una ley que le ponga hora y fecha para la ordenanza. De momento, insisto gana tiempo. Y por mucho que guste o no, la ordenanza establecerá usos y restricciones y, como suele ser habitual, un régimen sancionador. Porque el ordenamiento del espacio público tiene esos imperativos. Igual como no se puede ir en dirección contraria, como no se puede saltar un semáforo en rojo, o como que no se puede circular con un vehículo sin pasar la ITV, llega un momento que no todos los vehículos pueden circular por algunas zonas en las que se lucha contra las emisiones de COs o porque en determinadas zonas la preferencia debe ser de los peatones.

Y después, está el propio mercado automovilístico, que va a dejar el acuerdo PP-Vox en papel ridículo. Es el primero que está dando y ofreciendo productos para que el consumidor tenga a su alcance un vehículo a ser posible eléctrico y sino, con bajas emisiones. ¿Qué el precio todavía no está al alcance de todos? Es posible. Pero sólo hay que ver el ranking de ventas y cómo evoluciona el mercado para entender que en breve habrá determinadas estampas que todavía añora Vox que ya no serán habituales. 

Por tanto, por mucho que lo disimulen, más Vox que PP, las Zonas de Bajas Emisiones no son un capricho. Son un elemento de ordenamiento de la movilidad y del espacio público, que uno puede aplicar antes o después, con ordenanza, que contemplará restricciones, como todas, pero de la que conforme pase el tiempo, será más necesaria. Además de las razones ambientales y de cambio climático, porque el propio mercado automovilístico se está ensanchando y haciendo más accesible los vehículos de bajas emisiones. 

Hay asuntos en los que o los políticos se anticipan, o el mercado les pone en sitio, o en las urnas o en efectos indeseados de convivencia. Las ZBE, no en todas las ciudades, son uno de ellos. Además de niveles de contaminación, por humanidad. Las ciudades deben ser humanas y crear canales de tránsito adecuadas para cada espacio y para cada vehículo (los nuevos, y los de siempre). Y el otro es de los apartamentos turístico, que va en dirección contraria al de la movilidad. El mercado está sepultando la acción política y el resultado son las zonas de alquiler tensionadas. En todos los casos, hay que ser valiente y buscar el equilibrio. Pero quién sabe de leyes, sabe que tienen contrapartidas. No hay que caer en el simplismo de algunos quieren sanciones porque sí. No es blanco o negro.

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