VALÈNCIA. La Federación Valenciana de Vela se ha puesto las pilas y quiere ser la primera territorial en organizar una liga de cruceros entre todos sus clubes asociados. La idea lleva rondando por la cabeza de alguno de sus dirigentes bastante tiempo y, por fin, la Generalitat ha tenido a bien apoyar la iniciativa, aunque no se va a mojar mucho en la primera edición, que está prevista para 2020, porque aún no tiene claro que el deporte de la vela no es para ricos.
La idea es concentrar todos los barcos de crucero de la Comunitat, que tengan en regla el certificado ORC de las clases 1, 2 y 3 en las tres principales regatas autonómicas: Costa de Azahar (Castellón), Trofeo de la Reina (Valencia) y Trofeo Tabarca (Alicante) y sacar de ahí un podio exclusivamente valenciano, amén de otro trofeo que se destinará para los barcos que no pertenezcan a la Federación Valenciana, para así internacionalizar poco a poco el evento.
Para lograr esta empresa es imprescindible que la Agencia Valenciana de Turismo (AVT) se ponga a trabajar y llegue a acuerdos puntuales con cadenas hoteleras que trabajen en Castellón, Valencia y Alicante, así como también que los clubes en los que existen barcos de cruceros se impliquen de una manera formal. La AVT debe dar un paso al frente, ya que se trata de una manera de generar el turismo náutico sostenible que tanto demandan los empresarios del litoral.
De momento, Rafael Chirivella, directivo de la Federación Valenciana y director de Regata del Trofeo de la Reina, ha sido capaz de juntar a los presidentes de los tres clubes más importantes de la Comunitat, Alejandro Fliquete, Miguel López y Manuel Vidal, después de que esa fotografía no se hiciera desde hacía más de viente años. Todo un logro de Chirivella, un «adicto al agua salada». ¡Habemus fumata, señores!, después de un par de lustros de unas malísimas relaciones entre los clubes.
* Lea el artículo completo en el número de enero de la revista Plaza