MADRID (EP).Las compañías aéreas prevén un invierno muy complicado para el sector por lo que urgen al Gobierno a adoptar un plan de ayudas de forma inmediata que logre salvar un verano que ha sido "nefasto" y que podría abocar a tomar "medidas más drásticas" a nivel laboral para adaptarse a un entorno muy volátil, según las previsiones realizadas por la Asociación de Líneas Aéreas (ALA) que aglutina cerca de 80 aerolíneas que vuelan en España.
"Las compañías aéreas nos encontramos en una situación de supervivencia. Hemos logrado superar la campaña de verano, pero las perspectivas para esta temporada de invierno y de cierre de año alejan el horizonte de la recuperación", afirmó el presidente de ALA, Javier Gándara en la presentación de balance del verano y las previsiones para el próximo invierno realizada este martes por la organización en Madrid.
La Asociación ha ofrecido este martes un balance de la atípica y complicada campaña de verano marcada por la covid-19, en el que sólo uno de cada 5 pasajeros que viajaron en 2019 lo hicieron este año y es que las restricciones para viajar han impedido levantar el vuelo a las compañías aéreas en agosto y lastrarán con toda probabilidad la temporada de otoño-invierno.
En lo referido al ámbito laboral, el sector aéreo es el más afectado por los ERTE: de hecho más del 80% de su plantilla que se encontraba inmerso en este tipo de expedientes en el estado de alarma sigue estándolo hoy en día y hay más de un millón de puestos de trabajo en el sector en juego.
Durante su comparecencia, Javier Gándara, ha calificado el verano como una "temporada nefasta", con un total de 220.000 vuelos operados en España entre junio y agosto, un 36% de los volados el año anterior, y un todavía peor comportamiento de la demanda, ya que solo un 20% de los pasajeros que viajaron la campaña estival de 2019 lo hicieron este año, es decir, una quinta parte, apenas 17 millones.
La ocupación en los meses de verano se ha situado en torno al 60% frente a niveles completos de otros años, y ello a pesar de que los precios han estado en niveles inferiores a otras temporadas en un intento por estimular la demanda.
En agosto sólo voló un 30% de los pasajeros que lo hicieron en 2019 y se registraron un 55% de operaciones respecto a las del año anterior, mientras que en julio lo hizo el 24% de pasajeros de hace un año, mes en el que se operaron el 40% de vuelos de 2019.
"El enfoque este año no es ganar dinero, sino optimizar pérdidas y recuperar la confianza de los consumidores", explicó Gándara quien anunció que las reservas de septiembre son "desoladoras", sobre todo en lo referido a los tráficos internacionales, muy afectados por la cuarentenas y las recomendaciones sobre todo de países europeos.
Ante un verano pésimo y una previsión de temporada de invierno aún más negativa, ALA insta al Gobierno a que adopte un Plan de Ayudas para la supervivencia y posterior recuperación del sector aéreo.
"Con estos datos tan pesimistas de la campaña de verano es necesario que se activen con urgencia medidas que respalden al sector para poder encarar la temporada de invierno ya no con tranquilidad, sino con la seguridad de que todos los actores estamos haciendo todo lo posible por reflotar uno de los sectores estratégicos para la economía española", ha señalado Javier Gándara.
La Asociación asegura que gracias a los ERTEs se ha permitido pasar una temporada con niveles de oferta y demanda menores sin tener que poner en marcha medidas de reestructuración, pero alerta de que todavía hay mucha incertidumbre.
Por ello reclama la extensión de los ERTEs al menos hasta la Semana Santa del 2021, ya que "no es descartable" que a algunas compañías no les quede más remedio que ir adaptando sus recursos a esos nuevos niveles de demanda hasta que se puedan recuperar los niveles previos.
"Eso no implica que los ERTEs no sean necesarios, sino que entendemos que en un entorno de demanda volátil no descartamos que haya medidas más drásticas para poder adaptarse a ese entorno que va a tardar unos años en recuperarse", alertó Gándara.
El Plan propuesto por ALA se basaría en seis pilares fundamentales: un plan ambicioso de incentivos para animar la demanda de pasajeros con la bonificación de las tarifas aeroportuarias, principalmente de la tasa de pasajero y la de aterrizaje, ésta última más amplia que la propuesta de Aena y sin umbral mínimo para su aplicación. Las líneas aéreas consideran que el importe que deje de percibir Aena por esta rebaja tarifaria deberá cubrirse con cargo al Estado.
Además consideran que el Estado debería hacerse cargo de la totalidad de los costes e inversiones en los que incurra Aena por la adopción de las medidas de seguridad e higiene que implemente en el entorno aeroportuario frente a la covid-19.
Reclaman también mantener las tarifas aeroportuarias que se vienen aplicando a los pasajeros que embarquen con destino Reino Unido una vez finalice el período de transición el día 31 de diciembre de 2020, así como la supresión temporal de la tasa de estacionamiento (siete millones al mes durante el estado de alarma).
Para finalizar piden que se facilite la liquidez necesaria para la supervivencia del sector, así como la prolongación de los ERTE por fuerza mayor hasta Semana Santa de 2021 "para ajustar las plantillas a la actividad aérea y garantizar su empleabilidad en el futuro".
IATA prevé una pérdida del 48,4% de pasajeros para este año en España, es decir, 133 millones de pasajeros menos al cierre de 2020, lo que provocaría una pérdida de ingresos en el sector de 15.105 millones de euros y tendría un impacto en el PIB nacional de 58.303 millones de euros, lo que equivaldría a un descenso del 4,68% del PIB.
Para lo que queda de año la asociación estima que es razonable pensar que los niveles de demanda no estén por encima del 30% de lo que fue el invierno pasado. Las previsiones son que en septiembre y en octubre la capacidad se sitúe en el 40% con un nivel de demanda de pasajeros del 20 o el 30%. Pero las previsiones para noviembre y diciembre no son fiables.
Respecto al Brexit alertan de la necesidad de preparar una legislación adecuada en el caso de una salida sin acuerdo del Reino Unido, ya que los precios podrían incrementarse hasta unos 6 euros por pasajero "y ello supondría la puntilla a lo que sigue siendo el principal mercado emisor para España".