VALÈNCIA. El área de Medio Ambiente viene siendo, sin duda, una de las más mediáticas en la primera legislatura del Consell del Botànic. El periodista Julià Álvaro (Llavaneres, El Maresme, 1962), hasta hace unos días coportavoz de Verds-Equo y también de Compromís, iba para conseller en 2015 pero se vio obligado a conformarse con la secretaría autonómica por una cuestión de paridad. La formación ecologista que lideraba apostó para el cargo supremo por Elena Cebrián, una técnico independiente que había sido elegida inicialmente para ocupar una dirección general.
La distancia entre la responsable autonómica y su número dos entre los ritmos para aplicar distintas políticas además de otras cuestiones relacionadas con la gestión, derivaron en una fractura del departamento evidenciada en los ceses por goteo de la gran mayoría de cargos que respaldaban las posiciones de Julià Álvaro. Finalmente, el pasado 2 de febrero, fue la propia vicepresidenta del Consell, Mónica Oltra, la que apoyaba a Cebrián y asumía la responsabilidad de ejecutar la destitución en el gobierno del dirigente ecologista, que vio además como dentro de su partido no gozaba de los apoyos suficientes para protegerse ante la maniobra alentada desde la cúpula de Compromís.
Álvaro recalca que no hubo ningún problema personal con la consellera y admite que pudo cometer errores en determinados momentos de su mandato. Ahora bien, insiste en la fragilidad de Verds-Equo a la hora de proteger su hoja de ruta política y se compromete a aglutinar a todos los que con él han colaborado en este tiempo para fortalecer un discurso verde que será "cada vez más importante en el futuro".
-Se ha dicho de usted que fue conseller en la sombra, que nunca asumió que era el número dos. ¿Se sentía así? ¿Le disgustó caer a la secretaría autonómica por cuestiones de paridad?
-Mi única frustración en la vida ha sido no ser Iríbar, el portero, que era a quien aspiraba a ser de pequeño (risas). De verdad que no he tenido ninguna otra frustración. Cuando se plantea en el reparto del gobierno que por cuestión de equilibrios Els Verds, que íbamos a tener la conselleria, debíamos elegir a una mujer, yo fui el primero en defender que fuera Cebrián, porque yo creía en un equipo bien gestionado, con una coherencia política. Ser secretario autonómico era ya mucho más de lo que yo me esperaba cuando me acerqué a la política en 2011. Si a mí me dicen cuatro días antes de las elecciones que yo iba a ser secretario autonómico habría pensado que era una broma.
-¿Cómo fue su relación con la consellera? ¿Qué opinión tiene de ella?
-Personalmente ha sido siempre una relación exquisita, exquisita en cuanto a que ha sido muy correcta, porque ella es una persona correcta y educada y yo creo que soy una persona correcta y educada. Ahora bien, en cuanto a los temas políticos es evidente que las velocidades a las que queríamos ir eran diferentes y que el grado de cumplimiento de los compromisos del programa, los de los seminarios de gobierno y los de acuerdos parlamentarios no eran los que tocaban. Ha habido diferencias pero han sido estrictamente políticas, siempre llevadas de una manera muy correcta. Nunca hemos tenido una discusión fuera de tono.
-Según su experiencia, ¿su impresión es que la consellera Elena Cebrián ha estado más próxima a los posicionamientos políticos del PSPV que a los de Verds-Equo y de Compromís?
-Me parece una cuestión subjetiva. Sí que creo que no hemos conseguido llegar a aquello que Compromís había defendido y no hemos sido coherentes con líneas que veníamos manteniendo durante muchos años. De hecho, cosas que se han hecho en la conselleria son más propias de la moderación histórica del PSOE y de la proximidad histórica del PSOE a los grandes poderes económicos que a las políticas alternativas y superadoras que defendía Compromis tanto en su gestión de los últimos años como en su programa electoral. Todo ello entendiendo que la aplicación de los compromisos electorales siempre necesitan una parte de tranquilidad y administración de los tiempos.
-La consellera ha destituido a asesores, al jefe de Gabinete, al director de Vaersa, amagó con cesar a dos directores generales y le acabó despidiendo a usted, secretario autonómico. Todas ellas personas próximas a su órbita y respaldados por Verds-Equo. ¿Lo interpreta como una caza de brujas?
-No lo interpreto así. Lo único que aporta son argumentos a estas diferencias políticas que había entre el discurso que se hacía en campaña electoral y las políticas que luego se aplicaron desde la conselleria. Desde Verds-Equo siempre se defendió que estas destituciones eran equivocadas. Pero esto se hacía en el marco de gobierno y Compromís ha establecido una muralla fuerte entre lo que es el gobierno y los diferentes partidos que componen la coalición. De hecho en la propia coalición no se han debatido estas cuestiones. Creo que deberíamos haber adoptado en Verds-Equo una posición más firme desde el principio respecto a este tipo de decisiones, con las que creo que se estaban poniendo en peligro las políticas.
-¿Se equivocaron en Verds-Equo a la hora de elegir a Cebrián?
-Bueno, regresar ahora al verano de 2015 a analizar esto es una pérdida de tiempo. Los esfuerzos deben dirigirse a fortalecer el proyecto para cuando se vuelva a tener la ocasión desde la ecología política de tener una presencia en el gobierno sea más fuerte para que no existan las debilidades que hemos tenido en esta ocasión.
-Usted acaba de abandonar su cargo de coportavoz en Verds-Equo y ha pasado a ser militante de a pie. ¿Cree que la fractura en su partido es irreparable?
-Creo que la fractura es muy seria y será muy difícil de resolver. No me voy a molestar en discutir o a intentar resolver esta fractura a nivel interno. Mi responsabilidad es aprovechar el bagaje de estos dos años para recomponer un discurso de ecología política. Pero no dentro del partido, sino ser capaz de generar un proyecto con gente de fuera para ganar músculo y, en la próxima oportunidad que tengamos, tener una presencia más potente y poder garantizar que en la gestión cumplamos con más fidelidad los compromisos adquiridos. Y todo esto debe ponerse al servicio de que no regrese la derecha al gobierno de la Generalitat.
-¿Se refiere a articular algún tipo de plataforma apoyándose en los colectivos ecologistas que le han respaldado en esta crisis?
-Yo lo que tengo claro es que debo implicarme, por una mera cuestión de responsabilidad y por devolver a la sociedad todo lo que he aprendido en estos dos años, en el fortalecimiento del discurso de la ecología política, porque creo que es un discurso potente y de futuro. Pero no me refiero a hacer un partido político propio sino a afrontar esta tarea dentro del marco del Partido Verde Europeo, de Equo en el ámbito estatal...
-¿Y en el ámbito valenciano?
-La experiencia que hemos tenido ha sido positiva aunque ha tenido muchas limitaciones y de cara a la próxima legislatura creo que debemos revisar cómo se plantea. Pero sea como sea, lo que tengo claro es que debe ser en este marco de lo que es el Botánico y sumar votos en esta línea.
-¿Ve posible una separación de Verds y Equo? Es complejo porque Equo posee digamos el paraguas de la marca del Partido Verde Europeo y también tiene sus propias disputas internas.
-No me planteo eso. La fase debe ser aglutinar a toda la gente valiosa que ha estado trabajando estos años conmigo y ganar músculo para que ellos se impliquen de una forma más directa de activismo político. Mi única limitación en esto es no salir del espacio de cambio en la Comunitat Valenciana: sería una lástima que el discurso verde, que es potente y ha sido muy valorado en las encuestas, se pudiera perder y no sumara a la hora de aglutinar voto. Ahora, el formato partidista en el que eso pase...
-¿Pero se plantea salir de Compromís o quizá unirse a Podemos?
-Ninguna de las dos cosas. Ahora, insisto en que la premisa es ser capaces de fortalecer el discurso de la ecología política para que no se vea supeditado o sacrificado cuando empiezan las presiones. Porque los sacrificios suelen aplicarse a aquellas políticas que menos músculo interno tienen, por eso debemos reforzarlo.
-Entonces, digamos que logra convencer a mucha gente del ámbito ecologista y aglutinarla. Se plantan en 2019...¿Y qué hacen entonces? ¿Se sumann a Verds-Equo, se busca entrar a Podemos...? ¿Cuál es el plan?
-Yo voy a hacer esta tarea de sumar toda la gente posible de cara a que en el espacio del Botànic las políticas medioambientales estén garantizadas. Después, en el marco en el que se sitúe me parece menos importante porque no estará fuera del espacio de cambio.
-En la crisis de su destitución hay dos personas que de alguna manera parece que son claves. El diputado Juan Ponce, que asumió el encargo de buscarle sustituto y el concejal Giuseppe Grezzi que ha ocupado su cargo como coportavoz de Compromís. ¿Tanta distancia había entre ustedes?
-En el trabajo diario la relación ha sido buena. Las diferencias principales vinieron con los primeros relevos en la conselleria: creo que no existió la fortaleza y cohesión suficiente en el partido para evitar que nos pasaran cosas que no ocurrirían en otras patas de la coalición. Estos compañeros, que estaban en esta tesis inicialmente, después participaron en el diseño de mi relevo sin convocar a los órganos del partido que tocaban e incluso con la decisión de no avisar a la persona afectada no sea que se fuera todo al traste. En cualquier caso, no me siento decepcionado ni engañado, aunque es evidente mi desacuerdo en esta forma de actuar y no es algo que a ninguna persona le gustaría que le pasara. Así que lo considero un comportamiento inapropiado porque no es el propio de nuestra organización ni por estatutos ni por la nueva política que queremos hacer. Ha sido una escena de la vieja política en nombre de la nueva política que se demuestra falsa en este caso.
-¿Piensa que en Verds-Equo hay gente que se ha acomodado tras haber llegado a puestos de gestión institucional?
-Creo que más bien se ha sacrificado una determinada línea de aplicación de nuestro programa con tal de no tener problemas internos dentro de Compromís y que eso, en casos particulares de cada uno, pudiera repercutir además en perjuicios personales.
-¿Cree que Compromís tiene fecha de caducidad tal y como está conformado?
-Una coalición siempre tiene fecha de caducidad y en este caso comenzará a correr como tal en cuanto los resultados electorales no sean como los logrados hasta ahora. Para evitar esto debería hacerse un esfuerzo muy grande en buscar la cohesión por arriba que en algunos casos sí está por abajo e incrementar y compartir las discusiones políticas en Compromís. De todas formas, que tenga una fecha de caducidad no significa que los distintos miembros no se vayan encontrando en este espacio del cambio aunque sea con otros equilibrios porque si no, terminará gobernando la derecha.
-¿A quién votaría si hoy se celebraran elecciones?
(Ríe). Yo votaría a quien diera las máximas garantías de que la ecología política fuera a cumplirse tal y como se comprometa en la campaña electoral.