VALÈNCIA. 3 de marzo. El escepticismo y la incredulidad todavía ganaban el pulso a la preocupación en el Gobierno valenciano cuando se hizo público el primer fallecimiento por coronavirus en la Comunitat, con fecha 13 de febrero, que además se convertía también en el primero registrado en España. Tanto es así, que el enfado en la Conselleria de Sanidad era mayúsculo cuando los medios de comunicación señalaban la covid como causa de la muerte. "Que haya fallecido con coronavirus no significa que haya fallecido por coronavirus", llegaban a argumentar en privado desde el departamento que lidera Ana Barceló.
La primera víctima oficial fue un valenciano de 69 años y residente en L'Eliana, que había viajado recientemente a Nepal y, a su regreso, comenzó a presentar síntomas similares a los de la gripe por lo que acudió el 9 de febrero al hospital Arnau de Vilanova, si bien, según publicó El Español no llegó a realizársele el test de coronavirus al considerar desde Salud Pública que no cumplía los criterios. Su segunda visita, 48 horas más tarde, causó la alerta en los sanitarios que lo atendieron por la gravedad de su estado. Apenas dos días después, fallecía en la UCI de este centro debido a un fallo multiorgánico. Le seguirían más de 64.700 personas en todo el país según los datos actualizados por el Ministerio de Sanidad este viernes 12 de febrero, aunque entre los meses de enero y mayo de 2020 el Instituto Nacional de Estadística (INE) ya suma 18.557 muertes más que las contadas por el Gobierno.
En aquellos momentos, desde la conselleria se esforzaban a través de sus comunicados en acentuar la edad y las patologías previas en los pacientes cuyo estado empeoraba. El temor comenzaba a crecer y se anunciaba que la vuelta del partido Valencia - Atalanta de la Champions League se celebraría a puerta cerrada, dado el número de contagios que empezaba a conocerse procedentes de Italia e incluso con relación al encuentro de ida. Al mismo tiempo, esa primera semana de marzo, desde el Palau de la Generalitat se convocaba en privado a los directores de los medios de comunicación para, a través de expertos de Sanidad, llamar a la calma y pedir prudencia a la hora de tratar las informaciones para no contribuir a generar alarma.
Mientras tanto, el ministro Salvador Illa, restaba importancia a los posibles contagios relacionados con el primer fallecimiento conocido debido a los días que habían transcurrido tras la muerte, dado que se habían superado los 14 días del periodo de incubación. "Si hubiera habido un contagio, se tendría que haber detectado ya. Si hubiera tenido que pasar algo ya habría pasado", manifestó. Por otro lado, descartaba prohibir las concentraciones masivas de personas en recintos cerrados más allá de algunos encuentros deportivos.
Apenas unos días después, el 10 de marzo, el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, anunciaba el aplazamiento -que luego se convirtió en cancelación- de las Fallas, presionado precisamente por el Gobierno de España. En ese momento, los datos de la conselleria señalaban 63 casos activos y 59 sanitarios en aislamiento de forma preventiva. Con perspectiva, después de haber llegado a tener este mes de enero casi 10.000 contagios confirmados en un solo día, puede calificarse de decisión valiente y acertada la adoptada en aquel momento.
No fue hasta el 13 de marzo cuando se confirmaron dos nuevos fallecimientos y, dos días después, uno más. El día 16, la conselleria informaba de nueve muertes -se ascendía a 13 en total-, iniciándose así la primera ola que durante dos semanas -confinamiento de por medio- azotó con datos crecientes toda España para después ir aplanándose a lo largo de abril y mayo.
Durante esa primera embestida del coronavirus, que terminó por difuminarse el viernes 21 de junio con la llegada de la ‘nueva normalidad’, el departamento de Ana Barceló notificó 1.468 defunciones en la Comunitat, a la vez que en España la cifra reportada por Sanidad superaba los 28.300 decesos. Por aquel entonces, la semana del 30 de marzo al 5 de abril era recordada como la más trágica de la pandemia con 346 fallecimientos en territorio valenciano, un registro superior incluso a la suma de las muertes de los meses de mayo, junio, julio y agosto.
Abril se convertiría así en el mes con mayor mortalidad por covid-19 durante más de medio año, ya que, tras doblegarse la curva de las defunciones y concluir el proceso de desconfinamiento, julio dejó cuatro fallecimientos en 31 días. Eran momentos en los que la actualidad se centraba en la aparición de brotes aislados que hacían peligrar la nueva estabilidad, que finalmente comenzaría a agrietarse a finales de agosto: volvían a superarse, mucho tiempo después, las diez muertes semanales por coronavirus.
Tras agosto y también septiembre, cuando se produjeron esos primeros incrementos sostenidos de las defunciones por el virus, la tendencia al alza se aceleró en los últimos instantes de octubre, varias semanas después del puente del día 9 que, para las autoridades sanitarias, marcaba un cambio de ritmo en la evolución de la pandemia. Poco más tarde, entre el 9 y 15 de noviembre, volvía a rebasarse la barrera de los 100 decesos semanales por primera vez desde finales de abril, y el total de fallecimientos reportados desde el inicio de la pandemia superaba los 2.000 casos.
Estas cifras empujaban a la Comunitat Valenciana hacia una segunda ola que en términos de mortalidad llegaría a su punto más crítico el 23 de noviembre, día en el que se comunicaron 53 defunciones por coronavirus. Era uno de los datos diarios más elevados desde marzo, y contribuiría a engrosar un balance de casi 540 personas fallecidas en ese mes.
Durante los primeros días de diciembre, que ponían la Navidad al alcance de la mano, el aumento de los decesos se contuvo e incluso se pudo apreciar algún descenso. No obstante, una tercera ola de contagios, que comenzó a gestarse antes incluso de los días festivos más señalados, hizo insuficientes las medidas previstas por la Generalitat para contener la pandemia. De este modo, el 30 de diciembre, antes incluso de que concluyera el año, ya se superaba el récord de fallecimientos comunicados en un día en territorio valenciano: setenta nuevos decesos.
Ese registro quedaría por desgracia empañado en las semanas sucesivas, en las que el número de defunciones diarias notificadas por Sanidad se elevó para superar primero las noventa muertes y llegar después, y en más de una ocasión, al centenar de fallecimientos. La primera vez ocurrió el 2 de febrero, que dejaba atrás un mes de enero negro en el que se reportaron 1.827 decesos por coronavirus.
Solo un día más tarde, el 3 de febrero, se registraba la que es, de momento, la cifra de defunciones más elevada de toda la pandemia. Fueron 112 muertes que ya contribuyen a convertir a febrero en el segundo mes con más decesos por covid-19 desde marzo del año pasado, y tras las que las cifras de defunciones parecen haberse estabilizado aunque en unas cotas dramáticas. En términos estatales, la Comunitat Valenciana ya se ha convertido en la quinta región de España con mayor número de fallecidos desde marzo de 2020, por detrás de Madrid (13.255), Cataluña (9.878), Andalucía (7.409) y Castilla y León (6.096).