VALÈNCIA. El sector apícola ha tomado este martes las calles de València para reivindicar ayudas directas que salven a la profesión de la ruina. Un grito desesperado al Consell en un momento crítico, que amenaza su futuro y el de la miel artesana del territorio.
La cita ha reunido a casi un centenar de apicultores y apicultoras en una concentración pacífica. Bajo el lema "Sin abejas no hay vida" y "Sin polinización no hay alimentación", los manifestantes compartían su preocupación frente a la amenazadora muerte del oficio. Así lo representaban levantando sus pancartas y paseando un ataúd por la capital de la provincia.
Los convocantes, la Organización Sindical Apícola y la asociación La Abeja es Vida, se han dirigido hasta la Conselleria de Agricultura. A pesar de que no han tenido un encuentro con la responsable de este área, Isaura Navarro, han hecho entrega de sus reivindicaciones y continuarán con la lucha hasta obtener una respuesta.
El apicultor Jorge Gras lamenta que haya compañeros que no hayan podido acudir y confía en que la unión sea mayor en la próxima convocatoria, ya que se trata de un problema que afecta a toda la Comunitat Valenciana. Expresa: "La manifestación se ha convocado porque estamos entrando en un callejón sin salida. Es muy preocupante para los jóvenes que se dedican a la apicultura profesionalmente, veo que se hunde este año y no vamos a poder aguantar mucho más".
Según explica, se ha llegado a este punto debido a que no pueden hacer frente a los costes de producción de la miel, en parte por las importaciones del producto de China e Iberoamérica, con las que no pueden competir. Así, afirma que la miel internacional entra a precios más bajos que los del azúcar, repercutiendo de forma negativa en la cifra de ventas.
Esta situación se agrava ante la falta de apoyo por parte de la administración pública, que no ha destinado subvenciones a esta causa y aplica medidas restrictivas con el fin de proteger los cítricos. "En Valencia estamos en desgracia porque el resto de apicultores españoles están sujetos a unas ayudas fijas con las que nosotros no contamos. En Castilla la Mancha reciben una ayuda directa de 27 euros por colmena y aparte van a percibir otra subvención por la guerra de Ucrania. Andalucía, Cataluña y Extremadura también cuentan con ayuda. ¿Por qué nosotros no?", insiste.
Además, la última Política Agraria Común (PAC) 2023-2027 ha apostado por un modelo de negocio que resta valor a la producción y que tiene una orientación más ecológica. Según admite Jorge Gras, lo más "trágico" para el sector es no poder vivir de la producción, pero aún así, acatan las normas y están dispuestos a adaptarse al nuevo patrón.
Eso sí, recuerda que mantener las colmenas vivas es muy costoso, por lo que necesitan contar con una renta fija para poder hacerlo. "Si arrancamos una campaña con 0 euros estamos en una inferioridad de condiciones bestial. València es la cuna de la apicultura, la hemos exportado al resto de España y ahora está entrando en una vorágine de la que no va a salir", manifiesta.