VALENCIA. La patronal autonómica Cierval celebró este miércoles su asamblea general anual bajo un ambiente enrarecido por las circunstancias que amenazan su supervivencia. Dos días después de presentar el preconcurso de acreedores, sólo 40 de los 300 vocales asistieron personalmente -otros 40 delegaron el voto- a una cita especialmente desangelada. Las cuentas de 2015, con unas pérdidas de 1,5 millones, se aprobaron por unanimidad, pero la escasa asistencia para escuchar el discurso de José Vicente González en un momento crucial como el actual evidencia que la organización aún está lejos de conseguir la unidad interna que ansía para salvarse.
González prometió "dejarse la piel hasta donde lleguen las fuerzas" para salvar a Cierval. Sus emocionadas palabras fueron acogidas de manera dispar; mientras los representantes de la CEV se pusieron en pie para aplaudir, los de las patronales de Castellón (CEC) y Alicante (Coepa) respondieron con absoluta indiferencia.
De hecho, el presidente de Coepa, Francisco Gómez, ni siquiera asistió, aunque delegó su sufragio en el secretario general, José Ramón Lillo, como máximo responsable de una escueta representación que se limitó a cuatro personas.
González agradeció verse arropado por parte de la asamblea. Según dijo, esa muestra de apoyo de los representantes de la patronal de la CEV, que asistieron en pleno, compensó en parte los disgustos que se ha llevado en los últimos días. Sus palabras fueron acogidas con condescendencia; la mayoría eran conscientes de que atraviesa su peor momento al frente de la patronal y se palpó en el ambiente de esta suerte de asamblea 'funeral'.
González no elude que la desaparición de la patronal es un riesgo real, pero aún confía en poner de acuerdo a sus tres entidades fundadoras. Para ello pidió "flexibilidad, generosidad y solidaridad", pero también "seriedad" para cumplir los compromisos adquiridos. Sobre todo a Coepa, que un mes después de comprometerse a apoyar la reforma estatutaria de Cierval ha dado marcha atrás sin más explicaciones, según recordó González.
El argumento que aún le hace albergar alguna esperanza en medio del escepticismo general es el límite de cuatro meses que impone el preconcurso. Según destacó en su discurso, si cae Cierval "será malo, muy malo para todos y, para algunos, letal. Porque las deudas seguirán ahí y los acreedores querrán cobrar".
Aunque el fondo del mensaje fue un llamamiento al consenso José Vicente González dirigió varios dardos a los que, según destacó la semana pasada, son los causantes del agujero de 1,5 millones de euros de sus cuentas. Como muestra, opinó que no se pueden defender a estas alturas "proteccionismos trasnochados", todo un alegato a favor de la libertad de asociación en las organizaciones.
También dijo que, por muchas "declaraciones grandilocuentes" que realicen sobre su independencia, la realidad es que ni Coepa ni la CEC están en disposición de pagar sus cuotas. De hecho, González recordó, que cuando presidía la CEV, la organización atravesó una situación complicada de la que salió adelante después de que los empresarios "se rascaran el bolsillo". "La CEV salió sola, sin ayuda de Cierval, ni de la CEC ni de Coepa. Y sin dejar de pagar sus cuotas a Cierval", añadió.
González, por otra parte, reivindicó la vigencia de la reforma estatutaria pactada a principios de noviembre, basada en el refuerzo de la estructura de Cierval y en la ampliación de su base de socios con la entrada de empresas y federaciones sectoriales, pero aseguró que no es inamovible. Para ello, invitó a las patronales provinciales a plantear sus propias alternativas, pero siempre que sean factibles y no "generalidades inviables económicamente".
Las pérdidas de 1,5 millones se deben, tal y como explicó González en los últimos días, a los saneamientos que la organización ha tenido que realizar con cargo al ejercicio 2015 por las deudas de Coepa y la CEC, tanto por cuotas impagadas a la autonómica como por los reintegros de los que se ha tenido que hacer cargo Cierval por subvenciones incorrectamente justificadas por las provinciales
Como consecuencia de ello, al cierre del ejercicio el balance de Cierval presenta un fondo de maniobra -capacidad de pago a corto plazo- negativo por valor de 1,22 millones de euros y unos fondos propios negativos de -1,16 millones de euros. No obstante, gracias a las subvenciones de capital recibidas, el patrimonio neto a 31 de diciembre ascendía a 2,19 millones.
En la memoria que acompaña a sus cuentas, la organización supedita su continuidad a la reforma de sus estatutos y a la obtención de ingresos que permitan afrontar los reintegros de subvenciones recibidas por la CEC.