El 19 de diciembre de 1906 una noticia publicada en el diario blasquista El Pueblo de tendencia republicana, anunciaba a través de una reseña la inauguración en la Bajada de San Francisco del New Bar Torino del señor Enrique Novejarque. Industrial de licores, aguardientes y bebidas gaseosas, que adoptó la estrategia de aperturar locales que facilitara la salida de sus productos, como la Cervecería Inglesa y el Bar Torino.
En 1908 la metamorfosis de los monumentos estaba en continua revisión. Del mínimo monumento evolucionó a la falla monumental. Las comisiones se lanzaron al fichaje del artista o artesano que tenía que diseñar un cadafal con mayor volumetría. Descubrimos una prueba en un texto de Enric Soler i Godes, que narraba cómo los vecinos de la Bajada de San Francisco habían acordado construir una falla para aquel año, y convocaron un concurso verbal que se celebró durante el 11 de marzo en el Bar Torino. Ante esta situación es irrefutable aceptar que el célebre Torino servía como punto de encuentro, organización de actividades y un referente en la vida social del Cap i Casal. Ejerciendo también de cordón umbilical entre la ciudadanía y el mundo de la fiesta. Vicente Vidal Corella analizaba en otro emotivo artículo como esta calle tradicional y pintoresca, constituía no solo el principal nervio del comercio valenciano, sino la más destacada personalidad popular de la ciudad.
El 18 de Marzo 1919, víspera de la festividad de San José, nació desde las cenizas el Valencia CF. Se aprobó su reglamento constitutivo en el Bar Torino. Local célebre por su horchata líquida ya que era su especialidad. Desde ahí se solía oír gritos de gente que se acercaba al reputado local ¡HIP HIP HURRA! Una sociedad de locos que jugaban en calzoncillos con una pelota grande. La primera sede oficial del Valencia CF fue el Bar Torino. El domicilio social quedaba registrado para la historia en el local situado en la Bajada de San Francisco número 8.
En 1928 la gran reforma que inició el Marqués de Sotelo puso fin a la Bajada de San Francisco. Los vecinos se establecían como nuevos refugiados en habitaciones fronterizas y calles adyacentes, parapetados en un destierro obligado. El Bar Torino se quedaba en ruinas. El fervor valencianista se extendería por cada rincón de la ciudad, pueblos y comarcas. La leyenda continua. Felicidades a todos los valencianos y valencianistas.
(Agradecimientos a Eduard Ramírez y Juanjo Medina)