VALÈNCIA (VP/AGENCIAS). La jornada iba de debuts y uno de ellos fue el de la portavoz de Ciudadanos, Ruth Merino, quien se enfrentó a su primer Debate de Política General tras la salida de Toni Cantó. Aunque su intervención no adquirió el protagonismo al que está habituado el grupo con su anterior síndic, se centró en exponer propuestas para "una auténtica reestructuración de la Comunitat Valenciana desde los cimientos" mediante reformas que sirvan para los próximos 40 años y "no solo para la próxima legislatura". Algo para lo que invitó al presidente de la Generalitat, Ximo Puig, a elegir bien a sus "compañeros de viaje".
En su discurso, reivindicó a Ciudadanos como partido útil frente al "mundo feliz" y la falta de autocrítica por la pandemia de Puig y la "antesala del apocalipsis" que describe el PP. "Es imposible que estas dos realidades sean verdad", advirtió, rechazando las "guerras partidistas".
La gestión de la pandemia estuvo presente en gran parte de su alocución, en la que denunció la falta de autocrítica del Consell "para que no les pase factura electoral", así como la falta de "escucha real" a los sectores afectados por las restricciones y de previsión a la hora de tomar decisiones. "Se han dejado arrollar por las sucesivas olas", aseveró, y criticó que el comité de expertos "no existía", que los contagios se controlaron por el "confinamiento autoimpuesto" y no por el rastreo y que la Comunitat recibió "decenas de miles de dosis menos" de las correspondientes por población.
También acusó a la consellera de Sanidad, Ana Barceló, de no pedir perdón por decir que la Comunitat estaba preparada para la tercera ola de invierno -"prácticamente todos los días ha fallecido alguien, y eso es para agachar la cabeza"- y le urgió a convocar oposiciones para acabar con la temporalidad del sector.
En esta línea, exigió que acabe con la "obsesión" de revertir a gestión pública los departamentos privatizados y con el requisito lingüístico porque "a la gente le da igual que le atiendan en valenciano o en castellano o que la máquina la haya pagado Amancio Ortega".
Al margen de la sanidad, acusó a Puig de "racanear" con las ayudas para compensar las restricciones y volvió a exigir, al igual que la portavoz del PPCV, María José Catalá, la dimisión de la vicepresidenta y consellera de Igualdad, Mónica Oltra, por el caso de los abusos sexuales a una menor tutelada.
Por su parte, Vox exhibió una retaíla de argumentos contra el Botànic en su habitual línea, de manera que no faltaron polémicas declaraciones de su síndica, Ana Vega. Entre ellas, las acusaciones al Consell de imponer una "delirante religión climática". Igualmente, cargó contra la cuestión lingüística y llegó a denunciar que el Gobierno autonómico "pretende acabar con el español". "Viven en la emergencia climática, feminista, LGTBI, ¿pero y la emergencia de las familias que tienen que elegir pagar la luz o llenar la nevera?", se preguntó.
La portavoz de Vox defendió la familia como "el último reducto de libertad a salvo del consenso 'progre'", así como una educación en la que se enseñe a "respetar a todos y no a determinados colectivos que riegan con subvenciones". "Con ustedes, nuestros hijos no conocerían la historia de ETA", espetó.
Vega abogó por una educación "sin imposiciones ni adoctrinamiento" y la derogación de la ley de plurilingüismo, reprochó al PP que "por su culpa se practica la ley que arrincona al español" y alertó de un "éxodo" de niños desde el sur de Alicante para escolarizarse en Murcia. En este punto, avisó a Puig que tenga "cuidado" con sus "socios separatistas" que cualquier día "pueden pedir un referéndum para la independencia de la Comunitat Valenciana".
Asimismo, alertó de la "inseguridad" en los barrios, que es "consecuencia de la inmigración ilegal", y ha señalado al Botànic como los "responsables de estos problemas por los mena (menores no acompañados), fruto del multiculturalismo". "No es cuestión de xenofobia, sino de seguridad y sentido común", aseveró.
Sobre la situación sanitaria derivada de la pandemia, tildó las restricciones de "akelarre" que han "arruinado a los comerciantes y hosteleros". "Llevan el totalitarismo en sus genes", indicó, para garantizar que Vox "pondrá fin a sus políticas liberticidas".