VALÈNCIA. El 1 de diciembre es el día marcado en el calendario para que las cámaras de Ciutat Vella empiecen a multar a los vehículos que circulan sin permiso por el centro histórico. Una medida que se anunció por primera vez el pasado mes de abril pero que, sin embargo, ha ido acumulando importantes retrasos. Hasta ahora. Y es que, después de la campaña informativa que se ha venido desarrollando a lo largo de las últimas semanas, ha llegado el momento de la verdad: la restricción entrará oficialmente en vigor este mismo miércoles. Una idea que todavía no acaba de seducir a los vecinos y negocios de la zona, quienes insisten en retrasar la medida un tiempo más.
Principalmente, tanto los vecinos como los comerciantes y hosteleros de la zona consideran que se debería esperar a que las obras en el entorno de Ciutat Vella estén acabadas, de manera que no se dificulte más el tráfico en unas calles donde ya de por sí es complicado por las circunstancias actuales. Del mismo modo, también señalan que el momento escogido es uno de los "menos acertados" del año, teniendo en cuenta que ahora mismo la ciudad está inmersa en plena campaña de Navidad.
Esto implica más trasiego de consumidores por la zona y, como consecuencia, más confusión ante una medida que es pionera en el entorno de València: "Se podía haber esperado al menos hasta febrero. La gente lo habría entendido muchísimo mejor", señalan desde la Asociación de Comerciantes del Centro. En este sentido, señalan que desde la agrupación llevan varios meses informando a todos los asociados de cuáles son los pasos a seguir para poder seguir funcionando con normalidad. Es por ello que les han explicado cómo pedir permisos de circulación para propietarios, trabajadores e incluso proveedores.
Sin embargo, este último capítulo, el de los proveedores de materiales y servicios, es el más complicado de solventar. Y es que, hace tan solo un mes los comerciantes y hosteleros ya se mostraron inquietos ante la medida al considerar que impedir el paso a Ciutat Vella podría dificultar los suministros de las tiendas y de los negocios. En este sentido, cabe recordar que los negocios pueden pedir varios tipos de permiso: por un lado, los repartidores más asiduos pueden pedir el acceso a título personal, por lo que serían capaces de acceder permanentemente al área siempre y cuando fueran capaces de identificarse como tal.
Por otro lado, cada uno de los negocios que operan dentro de la zona tienen derecho a pedir el acceso ilimitado para dos vehículos, que pueden ser o bien de los propietarios o bien de los repartidores más habituales. Y, finalmente, la norma también contempla que cada una de las empresas deje pasar a 10 vehículos al mes. Eso sí, de forma puntual.
En este sentido, es el permiso permanente para los repartidores asiduos el que más preocupa a los comerciantes y hosteleros, ya que no saben hasta qué punto estarán dispuestos a darse de alta en el servicio "cuando pueden ponerse a trabajar unas cuantas calles más allá sin ningún problema", lamentan desde la agrupación Ciutat Vella i Viva.
Así, temen que muchos profesionales desistan de trabajar en los barrios más céntricos por las dificultades que podría acarrear circular por la zona. "Nos preocupan principalmente los autónomos y pequeñas empresas, que son los que creemos que tendrán más problemas a la hora de entender cómo funciona el permiso y luego pedirlo", exponen. Sin embargo, este problema no solo es de los negocios sino que, bajo su consideración, también podría extenderse a la vida diaria de los vecinos y vecinas de la zona.
Tal y como remarcan desde Ciutat Vella i Viva, los problemas derivados de las restricciones de tráfico no no afectarán únicamente a los comercios y negocios hosteleros, sino que también tendrán un impacto directo sobre la vida diaria de las personas que viven en el entorno. Y es que, todas las personas que viven en los barrios afectados por la restricción tienen derecho a pedir un permiso para circular libremente por la zona, del mismo modo que también podrán hacerlo las personas que tengan comprada o alquilada una plaza de garaje.
Sin embargo, en el caso de visitas esporádicas, cada uno de los propietarios tan solo puede dar diez permisos esporádicos al mes. Esto es, o bien para familiares y amigos o bien para las empresas de servicios y suministros que no se hayan dado de alta por su cuenta: "Digamos que se me estropea la lavadora y que necesito que alguien venga urgentemente a arreglara. Pues si no tiene su propio permiso no puede ser, porque eso hay que notificarlo con días de antelación por la aplicación y sino le ponen la multa", relatan.
Si bien es cierto que la multa podría ser recurrible, consideran que esta nueva circunstancia podría, nuevamente, disuadir a los profesionales de prestar sus servicios dentro del barrio. Del mismo modo, y en este mismo sentido, también señalan la inconveniencia de que las visitas haya que notificarlas a través de una aplicación informática: "No han pensado en las personas mayores, que por ejemplo podrían hacerlo mejor si se habilitara un número de teléfono", explican desde Ciutat Vella i Viva.
Por último, también lamentan el poco margen de maniobra que deja la medida para cuestiones espontáneas: "Por ejemplo, ¿qué pasa si yo salgo de noche un día y quiero que alguien me acerque a mi casa? Si no lo he notificado antes, podrían ponerle la multa", exponen. Es por todo ello que piden una moratoria el concejal de Movilidad, Giuseppe Grezzi, para poder "sentarse" y resolver todas estas cuestiones antes de que las cámaras comiencen, efectivamente, a multar.
La Asociación de Viviendas de Alquiler para Estancias Cortas de la Comunitat Valenciana (Avaec) también ha hecho apuntes con respecto a la medida que entrará en vigor este miércoles. Concretamente, señalan que podría acarrear una serie de problemas para los turistas que alquilan una habitación o vivienda y que tienen que desplazarse en coche: "Hay veces en las que las reservas se hacen de manera inmediata, por lo que es imposible pedir el permiso con antelación", señalan al respecto.
Del mismo modo, desde la agrupación también apuntan a otros problemas que se pueden encontrar los turistas. Como, por ejemplo, el hecho de que la mayoría de ellos alquilan los vehículos una vez han llegado a la ciudad, por lo que puede ser complicado notificar el número de matrícula con suficiente antelación. Todo ello un compendio de contratiempos que, según señalan desde Avaec, genera más incertidumbre que soluciones. Así, también se unen a la petición de trabajar la medida en profundidad antes de que entre totalmente en vigor.
Cabe recordar que el objetivo de esta restricción es crear un Área de Prioridad Residencial (APR), donde tan solo podrán pasar los usuarios inscritos en el registro municipal. El objetivo es evitar que Ciutat Vella se convierta en una vía de paso para todas aquellas personas que se mueven en coche por la ciudad, del mismo modo que también aspira a aliviar las molestias de tráfico que se dan en los barrios del centro. Para ello, el Ayuntamiento ha instalado cinco cámaras que monitorizarán el paso de vehículos y multarán a todos lo usuarios que no cuenten con el permiso correspondiente.
A este respecto, podrán pedir el permiso los residentes del barrio, ya sean propietarios o inquilinos de la vivienda, al igual que podrán hacerlo las personas que cuentan con una plaza de garaje. Asimismo, también podrán solicitar accesos los negocios instalados en la zona, los coches de reparto, los taxis, el transporte público, los vehículos de emergencias y los de personas con movilidad reducida. Por el contrario, quien circule por dentro del perímetro sin contar con la autorización se expondrá a una multa de hasta 200 euros.
Por el momento, y a un solo día de que entren en vigor las sanciones, el consistorio no ha facilitado aún los datos sobre cuántas personas han solicitado el permiso para poder circular por Ciutat Vella. Lo que sí se sabe es que la medida no afectará a la entrada de los aparcamientos públicos que se distribuyen por el entorno, ya que las cámaras se han colocado de manera que no interferirán con su funcionamiento normal. Así, los consumidores podrán entrar con sus vehículos sin peligro alguno de multa para luego desplazarse caminando hasta los comercios o la hostelería del entorno.