MADRID. La debilidad y la volatilidad experimentadas por las principales clases de activo líquidas en 2022 han sembrado pesimismo entre los inversores, pero también confusión y preocupación sobre cómo actuar en adelante. Los retrocesos de los mercados de crédito han sido especialmente sustanciales este año, incluso en el segmento con grado de inversión (IG) de mayor calidad. No obstante, los sectores high yield (HY) han sufrido reveses y altibajos más grandes si cabe. Las rentabilidades negativas generadas por el ensanchamiento de los diferenciales de crédito se han visto exacerbadas por las subidas de las rentabilidades al vencimiento (TIR) de la deuda pública, en línea con los tipos de interés de intervención de los bancos centrales en el marco de sus esfuerzos para combatir la inflación. La volatilidad del mercado, que ha sido especialmente pronunciada en los de renta variable y renta fija globales, ilustra esta incertidumbre.
Los niveles de TIR han mostrado una tendencia a la baja en los últimos 40 años, reflejando un descenso generalizado de la inflación. Asimismo, unas políticas monetarias extremadamente acomodaticias acompañadas de programas de compra de deuda generaron una presión adicional a la baja sobre el precio del dinero, hasta el punto que, en algunos países, los tipos de interés tanto a corto como a largo plazo pasaron a ser negativos. En este contexto, la 'búsqueda de renta' obligó a muchos inversores que necesitan flujos de renta a invertir en bonos con mayor vencimiento y en crédito de menor calidad. Sin embargo, los tiempos están cambiando. No se experimentaban subidas de precios a nivel global como las actuales desde comienzos de los noventa, y muchos participantes del mercado no habían visto tasas de inflación casi de doble dígito hasta ahora. Poca gente anticipa un retorno rápido al rango previo inferior al 2% en un futuro próximo.
Muchos países se enfrentan asimismo al riesgo de inflación salarial, sobre todo aquellos con mercados laborales con escasez de mano de obra. De materializarse este riesgo, ello podría espolear la inflación a largo plazo y obligar a los bancos centrales a subir sus tipos de intervención de forma aún más agresiva. En tal entorno, más bonos proporcionan TIR superiores a los niveles mínimos, y aunque recuperar el control sobre la inflación tal vez requiera tiempo, esta tormenta en particular podría tener la ventaja de conducir a rentas atractivas en los segmentos con grado de inversión y high yield.
Sin el amplio respaldo que los bancos centrales han brindado a la economía y al sector empresarial a través de expansión cuantitativa (QE) y políticas monetarias ultraacomodaticias, a la renta variable también podría costarle más proporcionar rentabilidades elevadas, mostrando asimismo más volatilidad. Los instrumentos de renta fija tienen una ventaja en el entorno reinante: sus rentabilidades tienden a ser más predecibles y fiables que las de las acciones, al depender eminentemente del cupón que ofrecen, y no de la subida de sus cotizaciones. La reciente debilidad del mercado de deuda no menoscaba el importante papel estratégico que puede jugar la clase de activo en planes de inversión amplios y diversificados.
Mayores niveles absolutos de TIR son una buena noticia para los inversores que buscan flujos de ingresos o que dependen de los activos de renta fija para obtenerlos, al aportarles más ingresos por cada libra, euro o dólar invertido. Esto significa que los inversores cuyo objetivo es recibir ingresos pueden recibir más renta de sus inversiones, lograr un nivel de renta determinado con menos capital invertido, u optar por una combinación de ambos escenarios. Casi todas las modalidades de bonos han visto subir sus TIR a lo largo de 2022 (en algunos casos de forma significativa), y los diferenciales de crédito se hallan cerca de su mayor nivel de los últimos cinco años. Creemos que esto podría presentar un punto de entrada atractivo, permitiendo a los clientes alcanzar el nivel de ingresos que buscan invirtiendo en títulos con una calidad crediticia mayor de la que había sido posible desde hace mucho tiempo.
Con la aparición de oportunidades para lograr mayores rentas, también ha aumentado el potencial de obtener rentabilidad total en el mercado (es decir, beta): si los mercados de renta fija se recuperan y los niveles de TIR comienzan a disminuir podría lograrse revalorización del capital. La reciente subida de las TIR significa que existe más potencial y recorrido para que puedan retroceder (generando ganancias de capital al aumentar su valor) que al comenzar el año o cierto tiempo atrás.
Tras esta subida de las TIR absolutas y ensanchamiento de los diferenciales, los mercados nos parecen más atractivos desde una perspectiva value. Con todo, el aumento de la volatilidad en los mercados de renta fija en los últimos meses ha elevado las oportunidades para generar alfa, y en nuestra opinión, los recientes altibajos y la inflación creciente podrían haberlas incluso mejorado. Las TIR han subido y los diferenciales de crédito se han ensanchado, pero la dispersión de los diferenciales dentro de categorías similares (como por ejemplo tramos de calificación crediticia) y sectores de actividad también ha aumentado.
Desde una perspectiva de gestión de pasivos, las mayores TIR proporcionan un punto de entrada más atractivo a mandatos de inversión basados en flujos de caja; esto les ayuda a generar resultados con mayor certidumbre, pues no deberían preocuparles las fluctuaciones futuras de TIR y de diferenciales de crédito. A nivel más amplio, los activos de renta fija pueden ser una útil herramienta de diversificación y suelen considerarse de ayuda para gestionar el riesgo en planes de inversión amplios con múltiples clases de activo (entre ellas renta variable) si su inclusión puede reducir la volatilidad total de las rentabilidades. Al mismo tiempo, combinar activos poco correlacionados en una cartera de inversión amplia puede aportarle estabilidad.
En resumen, la expectativa es que la renta fija continuará proporcionando las ventajas de diversificación, gestión de riesgos y cobertura de pasivos, además de rentabilidad y renta. Ahora que las TIR han subido y los diferenciales de crédito se han ensanchado, los bonos podrían presentar puntos de entrada atractivos a inversores que quizá se hayan visto limitados en ciertas áreas del mercado que no ofrecían buenas perspectivas.
No obstante, creemos que seguirá siendo importante asegurarse de que, a la hora de identificar el conjunto de estrategias de inversión para una plataforma amplia, el binomio riesgo/rentabilidad sea adecuado para el inversor. Al mismo tiempo, es probable que el horizonte temporal proyectado juegue un papel importante en la decisión. En general, y aunque la inflación y el endurecimiento monetario han contribuido a la subida de las TIR y al ensanchamiento de los diferenciales, el futuro a medio plazo nos parece más alentador. Cabe la posibilidad de que el mercado de renta fija, como la proverbial ave fénix, premie a los inversores resurgiendo de sus cenizas.
Equipo de gestión de renta fija de Insight, parte de BNY Mellon IM