Rusia ha dejado de pagar su deuda externa después de un período de gracia de 30 días para abonar dos pagos de intereses sobre sendas emisiones de deuda
MADRID. Durante el fin de semana acostumbramos a leer despacio sobre todos aquellos temas en los que el día a día no nos ha dejado profundizar. Y hemos encontrado uno que nos ha llamado especialmente la atención y que, por lo que vemos, va a ser una de las referencias de esta semana. Por primera vez desde que los bolcheviques accedieron al poder, allá por los primeros años del pasado siglo XX, Rusia ha dejado de pagar su deuda externa, después de un período de gracia de 30 días, para que desembolsase dos pagos de intereses sobre dos emisiones de deuda, una de eurobonos y otra en dólares, que vencieron el pasado 27 de mayo.
En realidad, el estado ruso tiene fondos suficientes para pagar la deuda, pero técnicamente no puede hacerlo ya que el mes pasado, el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos bloqueó a los rusos para que no pudieran hacer los pagos correspondientes, al permitir que expirara una laguna legal en las sanciones adoptadas por occidente, que anteriormente habían posibilitado enviar efectivo a los tenedores de deuda rusa a través de bancos estadounidenses.
Desde la invasión de Ucrania, el pasado 24 de febrero, cada vencimiento de la deuda soberana rusa se ha seguido con lupa. Hasta ahora Rusia había conseguido evitar el default, a pesar de que las sanciones impuestas complicaban mucho el pago e incluso a pesar de haber amenazado con que la deuda se devolvería en rublos.
En esta ocasión, aunque el Ministerio de Finanzas ruso comunicó la realización de los pagos, es poco probable que los fondos lleguen a muchos tenedores internacionales, teniendo en cuenta las barreras interpuestas por la Administración Americana. Para los bonistas que no reciban a tiempo los fondos correctos debería suponer una situación de incumplimiento, de default. Sin embargo, teniendo en cuenta que el entramado legal es muy complejo, los rusos podrían recurrir al arbitraje de algún tribunal internacional que estableciese una decisión al respecto.
Mientras, Rusia sigue buscando fórmulas alternativas para pagar y dar por cumplidas sus obligaciones, en tanto que en Occidente se sigue presionando, buscando la forma de ahogar financieramente a Rusia, algo difícil, ya que, gracias a los crecientes ingresos por exportaciones de energía que se han vuelto aún más abundantes desde la invasión de Ucrania, los rusos no parecen tener problemas de liquidez.
El pasado mes de mayo, la Unión Europea acordó una prohibición gradual de los envíos de petróleo ruso por mar, al tiempo que permitía temporalmente la continuación de las entregas de crudo por oleoducto. El Reino Unido tiene previsto eliminarlas gradualmente, antes de finales de este año, y Estados Unidos también ha prohibido las importaciones de petróleo ruso. Estos vetos, y el impuesto para evitar que los cargueros rusos puedan acceder al mercado occidental de seguros, están propiciando el alza de los precios del petróleo, pues se estima que Rusia podría tener que cerrar al menos una cuarta parte de su producción.
Ahora, una de las cuestiones que se están estudiando en la reunión de líderes del G7, sería el veto al oro ruso, al ser una (otra) de las principales fuentes de ingresos de Moscú, ya que Rusia exporta aproximadamente el 5% del oro en el mundo, magnitud que se cuantifica en unos 19.000 millones de dólares, siendo el destino de en torno al 90% el Reino Unido.
Volviendo al petróleo, en el G7 también se discute sobre la imposición de un 'tope de precios' al petróleo ruso. Curiosidad por ver las decisiones que se adoptarán, teniendo en cuenta que entre los países invitados a la reunión está la India, que se ha convertido en un gran comprador de petróleo ruso con descuento desde la invasión de Ucrania.
Ahora, el temor de los inversores se encuentra en que el G7 pueda adoptar cualquier medida que incida en la escasez de la oferta, y los precios del petróleo, tras haber caído con relativa fuerza la semana pasada ante la creciente expectativa de una próxima recesión, esta mañana pudieran repuntar, temiéndose también represalias directas de Moscú.
Los rusos podrían recortar drásticamente el suministro de petróleo en respuesta a cualquier intento de imponer un tope de precios o realizar nuevos recortes en las exportaciones de gas a Europa, lo que supondría un nuevo descalabro para las ya muy castigadas economías del Viejo Continente.
Antonio Castelo es analista de iBroker