VALÈNCIA. En la presente legislatura, dos han sido los momentos más complejos a los que se ha enfrentado el PP de la Comunitat Valenciana en Les Corts y ambos han venido arrastrados por la ola de las causas de corrupción vinculadas al pasado de la formación popular. El primero llegó en septiembre de 2016, cuando el partido de la gaviota de Isabel Bonig tuvo que dar un paso adelante y firmar con todos los grupos parlamentarios una propuesta de resolución por la que se le pedía a Rita Barberá que renunciara al acta de senadora cuando el Tribunal Supremo le abrió causa por un presunto delito de blanqueo. El segundo plato de difícil digestión para los populares llegó este jueves con la Proposición No de Ley de Compromís que instaba al expresident Francisco Camps a renunciar al Consell Jurídic Consultiu.
La iniciativa de la coalición valencianista no aterrizó en el parlamento valenciano porque sí. El grupo encabezado por Fran Ferri la registró con carácter de urgencia aprovechando las confesiones de los cabecillas de la Gürtel y del exsecretario general del PPCV, Ricardo Costa, que confirmaron la supuesta financiación irregular del partido durante la presidencia de Camps. "Sobran los motivos", espetó, de hecho, la diputada de Podemos Fabiola Meco durante el transcurso del pleno de este jueves a modo de justificación de la propuesta.
Con este clima llegaron 28 diputados del PPCV a la sesión de control al president de la Generalitat, Ximo Puig, que durante semanas habían requerido que se celebrase. Un ambiente marcado no solo por la incomodidad de tener que enfrentarse a la reprobación a quien durante años fue el líder regional del PP, sino también por la acusada división interna que el debate sobre qué decisión tomar –es decir, votar a favor, en contra o abstenerse– causó durante las horas previas.
A pesar de que la propuesta se había dejado para el final de la jornada, el eco de Gürtel no dejó de resonar en el hemiciclo durante toda la mañana. De poco le sirvió a la lideresa actual del PPCV los envites al president por su gestión. Las dos propuestas en materia de turismo que le ofreció para combatir el intrusismo en el sector o su recurso de reivindicar que el AVE había llegado a Castellón esta semana para mantenerse a flote –un argumento que Puig calificó de "imprudente"– no tuvieron efecto. Cualquier acto era tapado por el manto de las confesiones de la trama de Correa.
Si las declaraciones en la AN no fueran ya de por sí suficiente munición de la que poder echar mano para refutar cualquier ofensiva, el president de la Generalitat fue más allá y hurgó en la hemeroteca. Puig desveló que el PP valenciano mantiene en su página web un comunicado de 2009 en el que Bonig –entonces coordinadora del partido y alcaldesa de la Vall d’Uixó– mostraba entonces su "apoyo total y sin fisuras" a Camps y Ricardo Costa, a quienes describía como "un ejemplo de entrega y trabajo por y para los ciudadanos".
La sesión no había hecho más que comenzar. Y después de que el jefe del Consell le pidiera que asumiera "responsabilidades políticas" y le recordara que si estaba sentada en la bancada popular era "por Carlos Fabra y Paco Camps", llegó el turno de Compromís, que con la bala en la recámara que había preparado para el final de la sesión, se limitó a pedirle al president de la Generalitat una valoración sobre "las últimas revelaciones" del caso Gürtel. También la formación morada centró su control a Puig en Gürtel. En concreto, cuestionó cómo garantizaría el Ejecutivo valenciano que los responsables de la corrupción en la Comunitat no siguieran "enriqueciéndose a costa de los valencianos" y si alguna empresa de la trama mantiene actualmente contratos con la administración del Botànic.
Una hora y media en la que el silencio que guardaron en las filas del PPCV fue sólo interrumpido por algún grito ahogado de "ya veremos" o "al tiempo" -en referencia a que todas las declaraciones contra Camps se queden en nada-. Las caras en la bancada del partido de la gaviota distaban mucho de las que pudieron verse en anteriores sesiones de control y la tensión acumulada de algún dirigente del partido terminó estallando con alguna salida de tono en los pasillos contiguos al hemiciclo.
Después de horas de negociaciones de los populares con el resto de grupos -querían que se debatiera su enmienda a la PNL de Compromís a pesar de que el Reglamento de Les Corts lo impedía-, se acordó hacer una excepción y permitir que el Partido Popular defendiera su propuesta alternativa, aunque ningún grupo iba a aceptarla.
Finalmente los populares se abstuvieron a la propuesta de los valencianistas, una opción de voto que les permitía desmarcarse de la etapa anterior del PP y a su vez no reprobar públicamente a su expresidente regional. La encargada de defender la posición que adoptaría el grupo fue la portavoz adjunta María José Catalá. Una tesitura envidiada por nadie y que la diputada trató de resolver con soltura. Justificó la abstención de su partido en la "ira, furia, resentimiento y venganza" que destilaba el texto de la coalición valencianista, en su oposición a convertir el parlamento valenciano "en un tribunal de honor propio del franquismo" y por pensar que la iniciativa era "un brindis al sol". La proposición, de hecho, no es vinculante y Camps podrá mantenerse en el CJC si lo considera lícito, como de hecho ha asegurado que hará.
Ningún grupo parlamentario respondió al alegato de Catalá, pero sí tomaron la palabra para explicar sus votos favorables a la PNL de Compromís. El diputado de Ciudadanos, Juan Córdoba, se mostró convencido de que Camps abandonaría el órgano consultivo; Meco celebró que se votara esta iniciativa; Ferri dijo que el expresident de la Generalitat de 2003 a 2011 no les representaba; y el síndic socialista, Manolo Mata, apeló a la lucidez para que el PP respaldara la proposición. "Todos nacemos locos, y a algunos les dura toda la vida, pero hoy sería una locura no reprobar a Camps, no por lo que ha hecho, sino por lo que no ha hecho: irse", zanjó. La Gürtel, el principio del fin de las mayorías absolutas del PP, volvía como si tratara de una pesadilla interminable.