VALÈNCIA. Tomamos las pulsaciones cuando hacemos ejercicio, para controlar nuestro estado de salud. También las tenemos en cuenta cuando nos enamoramos y recibimos ese mensaje de nuestro crush. Los latidos pueden derivar en muchas lecturas, médicas o emocionales, pero, ¿cuál es la frecuencia cardíaca de un museo? La respuesta la quiere encontrar la artista valenciana M Reme Silvestre. La creadora se ha propuesto tomar el pulso del Institut Valencià d’Art Modern (IVAM) a través de la performance 97,583 of 2.500 cal, un proyecto que se servirá de diversas estrategias de visualización de datos para monitorizar las constantes vitales de un grupo de trabajadoras del servicio de limpieza del centro a lo largo de su jornada laboral.
“Mi intención era trabajar con el equipo humano del IVAM, no solo el de primera plana, el que está presente en inauguraciones. No sabía cómo al principio, no había una metodología predefinida, pero sí quería trabajar con estos perfiles”, explica Silvestre en conversación con Culturplaza. Con esta acción, impulsada con la “complicidad” del equipo de limpieza, busca identificar ese otro relato del museo, el de esos otros cuerpos que habitan la institución, aquellos que recorren los mismos espacios que el público general pero con el que rara vez se cruza. En este sentido, la artista se sitúa como una suerte de “directora de escena”, pues no es su cuerpo el que performa, sino el de las trabajadoras del museo, que compartirán a través de esta acción sus pulsaciones.
Será los próximos días 23, 24 y 25 de marzo cuando la artista desarrolle la acción, tres jornadas laborales durante las que se emitirá en streaming, a través del canal de YouTube del IVAM, los datos relativos a las pulsaciones y consumo de calorías de las integrantes del equipo de limpieza del museo, “prendiendo la mecha de una conversación en la que se cruzarán nociones sobre biopolítica, performatividad y posthumanismo”, explican en este caso desde el museo. M Reme Silvestre pone así el foco en aquellas acciones no visibles pero esenciales para el funcionamiento del museo, una monitorización que se llevará a cabo a través de una pulsera que recoge datos biométricos.
El trabajo de Silvestre no es aislado, pues está cobijado dentro de un paraguas más amplio que es el programa de Arte y Contexto que impulsa el museo, un proyecto bianual en el que se acompañan nuevas producciones de artistas del contexto valenciano. El proyecto reúne a seis artistas nacidos en la década de los noventa, seis miradas que durante dos años han salpicado la programación del museo mediante numerosas acciones, coordinadas por Julia Castelló y Ali A Maderuelo, un grupo formado por Darío Alva, Diego Navarro, Claudia Dyboski, Marina González Guerreiro, Álvaro Porrás y la propia M Reme Silvestre. Este trabajo se traducirá en una exposición colectiva que acogerá el museo en junio, una suerte de ‘final de trayecto’ de un programa en el que los procesos son tan importantes que la conclusión expositiva.
Y a esta conclusión expositiva también mira Silvestre, que continuará reflexionado sobre el museo como un organismo con una obra site specific que reproducirá en las salas del museo la fascia, un sistema de tejido conectivo que envuelve músculos y órganos, un “sostén” del cuerpo que se presenta también como un espejo de aquello que sostiene el propio museo, algo que pasa tanto por el equipo humano que lo integra como por la propia colección artística. Es por esto que esta “instalación inmersiva” se comunicará con los propios fondos del IVAM o con la obra de distintos artistas contemporáneos, un espacio que remite al propio cuerpo humano para acabar conectándose con un cuerpo artístico compuesto por firmas de creadores como Joan Cardells o Sara Marhuenda.
“Me interesaba reflexionar, partiendo de la idea fisiológica, de esa capacidad de sostener y compartimentar. La institución depende de los cuerpos que la habitan, así como de su colección. Lo que pretendo es generar un enredo de colisiones objetuales, fricciones y roces. Al final es una manera de resignificar el cuerpo de la institución y considerarlo como centro de operaciones con una naturaleza cambiante, el IVAM como un cuerpo histórico y social, con una colección que tiene ausencias pero también habla de sus preocupaciones”, relata la artista. Para ver el resultado, eso sí, habrá que esperar todavía al mes de junio, cuando el proyecto de Silvestre y el resto de participantes del programa Arte y Contexto revolucione el IVAM, ahora sí, desde sus propias salas de exposición.
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