VALÈNCIA. (EFE) El jefe clínico de Medicina Intensiva del Hospital La Fe de València, Ricardo Gimeno, ha advertido este martes de que en las últimas semanas la situación en las UCI "se ha desbordado" y la mayoría de ingresados corresponde a pacientes que se han contagiado en brotes familiares durante la Navidad.
"Estaban cenando tranquilamente el día de Navidad o Nochebuena en casa y ahora a muchos de ellos los tenemos intubados y boca abajo", ha afirmado Gimeno en declaraciones a EFE-TV, y ha considerado que la vacuna "no es la panacea", sino que "con esto acabará la responsabilidad de todos".
Según Gimeno, en las últimas semanas la situación "se ha desbordado", los niveles de ocupación "son muy altos", tienen la UCI "llena" y el área de reanimación postanestésica "prácticamente llena", lo que ha llevado a expandir la asistencia de pacientes no covid a otras unidades.
En hospitales mas pequeños "me consta que incluso la situación es peor" y algunos están "al borde del colapso", con ocupaciones de más del 100 % si tenemos en cuenta las camas que se están habilitando y con pacientes en quirófanos, "que no es lo ideal para atenderlos", afirma.
"Estamos en niveles muy altos de ocupación y lógicamente es preocupante, porque de momento estamos con una tendencia creciente y no vemos el final de esa subida", afirma el intensivista.
Gimeno ha explicado que durante las últimas semanas, en las que ha habido una "recta hacia arriba, una rampa", ha habido que habilitar espacios para intentar atender a los pacientes y reestructurar los grupos de trabajo para que todo el mundo colabore en la atención a estos pacientes.
También asegura que hay "mucho estrés hospitalario, a todos los niveles, tanto de compañeros de urgencias que están atendiendo una cantidad de pacientes increíble como en las salas de hospitalización, tanto covid como no covid".
Según Gimeno, en La Fe los niveles de ocupación "son muy altos" aunque al ser un hospital muy grande se está colaborando con otras especialidades como anestesiología, neumología o medicina interna y se ha podido abarcar a más pacientes y que nadie se quede sin atención.
Según Gimeno, hay "muchos bulos en esta enfermedad: eso de que es una enfermedad de abuelos y de gente con muchas patologías previas es falso, no es así. Esto es una lotería, y al que le toque lo puede pasar muy mal".
Aunque ingresan muchos ancianos en el hospital, en UCI "lo que tenemos son pacientes de mediana edad, alrededor de 55 años de media, muchos pacientes entre 60 y 70 años y también con menos de 40 años, y alguno muy grave por debajo de los 20 años incluso".
Según explica a EFE-TV, "la mayoría de enfermos que tenemos, sobre todo los que se han contagiado en Navidad, han sido por brotes en familias. Estos pacientes estaban cenando tranquilamente el día de Navidad o Nochebuena en casa y ahora a muchos de ellos los tenemos intubados y boca abajo".
Gimeno apela a la "responsabilidad" del ciudadano: "Creo que no hace falta que ningún político ni ninguna administración nos diga cómo nos tenemos que cuidar; como sociedad madura que tenemos que ser debemos ser partícipes de nuestra propia salud".
"Al final, los que nos tenemos que cuidar, los que tenemos que velar por nuestra propia salud somos nosotros y si fuera así, quizá las cosas nos irían mucho mejor a todos y las medidas, quizá, no tendrían que ser tan drásticas como las que están siendo actualmente", asegura.
A su juicio, las actuales medidas restrictivas "son bastante duras" pero considera que lo hay que hacer es "autoimponernos las restricciones a nosotros mismos, no hace falta que venga nadie a decírnoslo".
Y a los médicos "nos tienen que creer, ya nos sabemos cómo transmitir el mensaje de que estamos llenos, de que en cualquier momento vamos a tener problemas para atender a toda la población", advierte.
"Ahora, por desgracia, todavía estamos pagando el precio de la Navidad, donde hubo una propagación del virus tremenda y en intensivos todavía estamos ingresando pacientes que se contagiaron entonces". Pasado este momento, señala, habrá que ver cómo evoluciona la curva.
A su juicio, el personal sanitario "está agotado". "Somos muy vocacionales, nos gusta mucho nuestro trabajo pero son muchos meses de batalla y, aparte del cansancio, está habiendo miedo al contagio", reconoce.
"Cuando estás tanto tiempo sometido a un estrés como este y con pacientes tan graves cabe la posibilidad de que haya contagio entre el personal sanitario, como está pasando", señala para añadir que eso hace que el compañero que se queda trabajando "tenga que duplicar sus fuerzas para suplir al resto".
Considera que una de las cosas que se hizo bien durante la primera ola de la pandemia fue adquirir una dotación muy importante de respiradores y de material tecnológico que hacía falta. "Siempre digo que todo el dinero que se gaste en esto es dinero bien aprovechado", valora.
Pero, añade, también es importante que haya personal entrenado y capacitado para usar ese material: "El problema es que empezamos a tener bajas en el personal sanitario y la gente que queda al pie del cañón tiene que multiplicar sus esfuerzos", señala