VALÈNCIA. El relato de la Generalitat Valenciana saldrá del solemne Palau con motivo de fin de año. Las fechas navideñas invitan a la meditación, a la evaluación. Y qué mejor lugar para ejercitar el noble y tan necesario arte de la reflexión que en una atmósfera que acompañe: el catártico recogimiento del interior de la Comunitat.
En su esfuerzo por vertebrar el territorio, Ximo Puig planea para el tradicional discurso de fin de año viajar a las Hoces del Cabriel para grabar el habitual speech en el que el jefe del Consell hace un breve balance del ejercicio que concluye y ofrece a los valencianos algunas pinceladas de lo que el Gobierno valenciano espera y proyecta para 2020.
Una puesta en escena fuera del patio gótico del Palau de la Generalitat "si las condiciones meteorológicas lo permiten" en el quinto discurso que pronunciará el también líder de los socialistas valencianos que no resulta nada baladí; por la actualidad política y por el escenario. Apenas unos días después de que se celebrara la Cumbre del Clima en Madrid y en una zona de interior donde la despoblación amenaza algunas localidades del entorno.
Dos cuestiones, la emergencia climática y la despoblación, con las que el Consell del Botànic II que preside Ximo Puig se comprometió al inicio de la legislatura a través del segundo pacto firmado entre PSPV, Compromís y Unides Podem, y, especialmente, mediante la creación de una conselleria dedicada a estas cuestiones; la de Agricultura, Desarrollo Rural, Emergencia Climática y Transición Ecológica que dirige Mireia Mollà.
Las Hoces del Cabriel es una zona protegida declarada recientemente reserva de la biosfera por parte de la Unesco. Además, es la segunda área valenciana con esta catalogación, y "se pretende poner en valor este rasgo medioambiental", explican desde Presidencia, así como la "sostenibilidad", vinculada a los Objetivos de Desarrollo Sostenible que ha marcado la ONU para la Agenda 2030.
No es la primera vez, sin embargo, que el jefe del Ejecutivo valenciano aboga por exportar el discurso de fin de año fuera del Palau. En 2016, la Casa-Museo del poeta Miguel Hernández, situada en Orihuela, fue el emplazamiento elegido para este cometido dado que el año siguiente, en 2017, se cumplía el 75 aniversario del fallecimiento del dramaturgo oriolano en una prisión alicantina.
La magistrada apunta a irregularidades administrativas y al desequilibrio en la distribución del dinero, pero no aprecia ilícito penal