VALÈNCIA. Hace precisamente un año, en enero de 2019, el gobierno municipal de València, formado entonces por Compromís, PSPV y València en Comú (Podem), dejó en el cajón la modificación del reglamento Orgánico de Gobierno y Administración del Ayuntamiento. Los desacuerdos entre la formación morada, por un lado, y valencianistas y socialistas, por otro, bloquearon la reforma de esta normativa que, entre otras cuestiones, recoge el funcionamiento de las Juntas Municipales de Distrito.
Hasta dos veces llegó a la Junta de Gobierno Local de la mano de la que fuera entonces concejala de Participación, Neus Fábregas, de Valc. Pero no salió adelante. Hoy, el partido de los círculos, que lideraba en el Ayuntamiento Maria Oliver, ya no está presente en el hemiciclo consistorial al quedar sin representación en los últimos comicios, y la delegación de Participación Ciudadana recayó, tras la formación del nuevo gobierno, en el PSPV, concretamente en la edil Elisa Valía.
Así, según ha podido saber este diario, la delegación ya estudia modificar aquella propuesta de reforma que tanto disenso generó en el seno de gobierno. Algo que, a priori, parece más sencillo y factible que antaño al encontrarse sólo Compromís y PSPV compartiendo el ejecutivo local. Eran varias las cuestiones que no consiguieron el consenso hace un año y que seguramente cambiarán en la nueva propuesta de reforma.
Una de las rémoras que encontraba entonces el PSPV y Compromís era la posible afección económica en el presupuesto municipal. Sostenían que el texto elaborado por la concejalía de Fábregas contemplaba que el personal municipal pudiera hacer informes en las Juntas de Distrito. Esto, decían, afectaba directamente a los recursos y a la plantilla del Ayuntamiento y podría conllevar gastos adicionales. Algo que en la formación morada lo consideraban una mera excusa. Este punto, por tanto, sería susceptible de modificarse o incluso decaer.
Pero había más desencuentros. Por ejemplo, sobre las llamadas vocalías ciudadanas. València en Comú pretendía con esta figura "democratizar" las Juntas de Distrito, permitiendo al vecindario de cada barrio participar en el diseño de las políticas consistoriales. Con estas introducciones, la formación ligada a Podem pretendía caminar hacia un "modelo mixto" en la gestión municipal, en el que las Juntas de Distrito podían elevar mociones al Pleno municipal, algo que ahora mismo únicamente pueden hacer los concejales.
Este planteamiento no encontró ningún apoyo entre sus socios de gobierno, al menos públicamente. Sin ir más lejos, precisamente la portavoz del PSPV, Sandra Gómez, aseveró que València en Comú pretendía sustituir los movimientos vecinales de los barrios "por círculos de Podemos". Y sostenían los socialistas que estas vocalías ciudadanas podían acabar sustituyendo el trabajo que realizan las plataformas vecinales. "La voz que representa a los vecinos y vecinas es la del movimiento vecinal, asociaciones que llevan más de cuarenta años trabajando".
Para Podem, lo que buscaban los socialistas era un modelo donde "sólo los cargos políticos tengan esa potestad", la de presentar mociones. Ahora, sin su presencia en el consistorio, los socialistas se preparan para modificar la propuesta y elevarla a la Junta de Gobierno para aprobarla.