Según datos del Pacto Mundial Red Española, un 86% de las empresas del IBEX 35 han puesto en marcha medidas de economía circular
VALÈNCIA. Los Objetivos del Desarrollo Sostenible y la Agenda 2030 son cada año más conocidos, sobre todo, por parte de las empresas que ya se han convertido en sus abanderadas e introducido algunos de ellos en sus planes de responsabilidad social corporativa. Sin embargo, todavía es aventurado y no se puede garantizar su total cumplimiento para el cada vez más cercano 2030 y la única certeza es que el planeta no puede esperar más.
El icono colorista de los ODS ya se encuentra en casi todos los informes, perfiles de redes y notas de prensa de la gran mayoría de compañías españolas. De hecho, según el white Paper ‘Modelos de Negocios basados en una economía circular’ del Pacto Mundial Red Española: un 86% de las empresas del IBEX 35, el principal índice bursátil español, ya han puesto en marcha medidas o políticas relacionadas con la economía circular.
En este sentido, si desglosamos los datos observaremos que el 43% de las empresas españolas ha impulsado procesos de economía circular (mejora en la gestión de los desechos, reducción, reciclaje y reutilización). Por tamaño, las grandes firmas suben hasta el 67%, 30 puntos por encima del 37% de las pymes y el 20% de autónomos que los llevan a cabo.
Sin embargo, todavía queda un largo recorrido y, posiblemente, sea necesario pisar el acelerador si se pretende cumplir con estos objetivos impulsados por las Naciones Unidas. Entre los 17 objetivos hay uno que está teniendo una gran acogida por parte del sector privado: los procesos de economía circular (objetivo número 12).
“Las compañías cada vez son más conscientes de las múltiples ventajas, tanto medioambientales como económicas, de integrar procesos de economía circular”, apunta Jaume López, cofundador de la empresa de reacondicionamiento tecnológico MercadoIT. Esta firma reacondiciona materiales y equipos electrónicos para conseguir una segunda vida a equipos que habían quedado en desuso para las empresas que los adquirieron porque han cambiado sus necesidades o por la obsolescencia programada del fabricante, pero que pueden ser totalmente válidos para otras compañías.
Sin duda, el reacondicionado es una buena forma de introducir la economía circular en las compañías y acabar con uno de los grandes problemas actuales: la basura tecnológica.