VALENCIA. Una avalancha de ostras valencianas taparon la semana pasada mi crónica sobre el documental de Guastavino, el arquitecto valenciano de Nueva York. Pero el gran Guastavino renació el pasado lunes en el Mercado modernista de Colón cuando me encontré allí con los arquitectos Isabel Beltrán Mayor y Luis Almena Gil. Mientras se presentaba el evento “Porque Cerveza es nombre de mujer” con fotografías, degustaciones, música e invitados especiales, me contaron lo mucho les había gustado el documental de Eva Vizcarra (Se estrena en La 2 de TVE el próximo martes 15 de abril) y de cuánto desconocemos sobre los edificios que nuestros turistas visitan mapa en mano. Acompañados del informático de Norauto Emilio Gil, dimos cuenta de varias cervezas a beneficio de la conocida organización One Day Yes y fue una ocasión idónea para arreglar el mundo, amparados en ese confuso espacio subterráneo y sin asientos públicos que hay frente a Las Cervezas del Mercado.
Los festejos reivindicativos del día de la Mujer Trabajadora son ideales para discutir y reflexionar sobre el papel social que ocupa el sexo femenino. Especialmente discutir, porque anteriormente ya me había enzarzado en varias polémicas sobre la figura con faldas del semáforo de la calle Xàtiva. No se trata de una señal que indique “mujer con faldas, pase” sino que añade al poco ambiguo muñeco con pantalones la posibilidad de representar a una mujer. O a un escocés o a un padre de familia travestido, si quieren buscar debajo de la falda tres pies al gato. Lo curioso es que en estos días en los que luce en cientos de calles esa iluminación fallera a modo de llama votiva eterna, la queja más frecuente fue que si no había cosas más importantes en qué gastar el dinero que en un semáforo. Da ganas de sacar algunas viejas facturas municipales y comparar. Por no hablar del trato que se le ha dado generalmente a la mujer, en símbolos y en carne presente, en nuestra Comunidad.
El tesón y compromiso en la vida de muchas mujeres es lo quisieron reflejar, en el evento del Mercado Colón, las jóvenes fotógrafas Andrea Savall y Marta Llorens en los retratos de ocho valencianas más allá de lo emergente, fotografías que por cierto permanecerán expuestas durante un mes en Las Cervezas del Mercado.
La eficaz organizadora Ángela Valero de Palma sudó tinta, hizo de animadora del acto y echó mano a muchas ayudas desinteresadas para organizar un acto reivindicativo aprovechando la presentación de la cerveza “Deliria”, hermana de la “Delirium Tremens”, una edición limitada hecha por veinte mujeres del mundo y auspiciada por Anabel Navas de Bierwinkel. (De ahí el lema de “Cerveza es nombre de mujer” en clara contraposición a la canción “Tatuaje” donde el marinero deseado es “fuerte y rubio, como la cerveza”).
No acudieron los conocidos canaperos que suelen revolotear en este tipo de eventos porque, aunque el cóctel era a precios reducidos, había que pagar: las cervezas un euro y las tapas solidarias de Nacho Díez de Rivera, ceviche de atún y espuma de guacamole con cilantro, dos.
Además se sortearon, mediante tickets que se vendieron por la voluntad, varias cestas de cervezas artesanas y productos donados por Bierwinkel, Dolores Cortés, Pilar Mateo y Lester, Zeta Beer, Ma Khin Café, Mestizaje y Somelier Express. Yo cogí el número 033, pero le tocó ser afortunada en el juego a la profesora de francés y artista Marie de Coster.
La recaudación obtenida ayudará a finalizar la construcción de una escuelita en Lamu, un poblado de Kenia donde no existen los coches ni los zapatos ni el tiempo, poblado de donde es originario el percusionista Omar Islam Ali, marido de la periodista de la SER Ana Mansergas, quienes acudieron con su hija Leo de apenas un mes. Madre e hija fueron modelos en una de las fotografías expuestas. La vida de Ana Mansergas está ahora mismo en ese clásico caos donde la maternidad envuelve a las mujeres, aunque amparada por su madre Amparo Monte y su tía Fina, que estuvieron compaginando la tarea de invitadas con la de niñeras, aunque muchos se disputaron tener al bebé un rato en brazos.
Asistieron también las otras protagonistas de las fotos: Begoña Rodrigo, cocinera de éxito en La Salita y que nos comentaba que aunque en Madrid se trabaja mucho, como en Valencia no se está en ninguna parte; la infatigable Carmen Alborch, a quien le parecía haber salido algo hierática en su foto y me contó que tal vez se ponga a estudiar abogacía alimentaria, que está muy de moda; Dolores Font Cortés, empresaria, diseñadora; Irene Meritxell, fotógrafa cuya última exposición sobre la importantísima labor de Vicente Ferrer puede verse estos días también en el Mercado de Colón; Manuela Romeralo, campeona del mundo de sumiller de puros habanos, conocida catadora fuera de nuestro país; Pilar Mateo, científica, emprendedora social y humanista y la reconocida cantante Sole Giménez.
No faltó la música a cargo de percusionista y bailarÍn de Ghana, Richard Kobena, y Omar Islam Ali, acompañados por Odomakoma Kyerema y Kofi Suayansa.
Hubo más de 400 asistentes a pesar del frío de la noche que entraba por las ventanas invisibles del mercado: del mundo de los asesores vinieron Mati Farinós de la Confederación Empresarial Valenciana, Quico Catalá o Irina Manglano de CE Consulting; del empresariado de la restauración, Carmen Romero; de la moda Pilu Díez de Rivera; el importador-exportador Angel Palamós, del turismo Rosa Molins y Silvia Lafuente, de Truman investments; los letrados Paz Sansaloni, gran negociadora en los más famosos divorcios de la sociedad valenciana,su amiga la abogada Desampa Gil y Juan Valero de Palma abogado especialista en derecho de aguas; joyeros como Vicente Gracia,premiadopoeta de la joyería y socio de Juana Roig,o Pablo y Antonio Jordán, experto en diamantes y finalista del Diamonds International Awards, respectivamente; estudiosos de la política como el abogado conservador liberal Joseca Arnau, José Miguel Barranca Alborch de Castelló del Rugat, como Carmen Alborch, o el periodista por amor Fernando Ferrando;del diseño y el arte estuvieron Cristina de Salazar y María García de la Riva; Silvia Folch,del Colegio Palma; galenos como Maria José Parra, Cristina Ortolá, la dentista Teresa badía ;los imprescindibles profesores de yoga Marta Cisneros y Rocío Gómez-Ferrer; la periodista Pilar Lluch; la escultora Fanny Galera; el simpátiquísimo Enrique Márquez Gomilla; Belén Marchancoses de Oxfam Intermón; la fotógrafa Andres Savall y Javier Vopato, del Consorcio Hospital General Universitario de Valencia.
(Visita esta fotogalería a través de las flechas laterales)
Como el arte valenciano se está moviendo mucho últimamente les contaré que durante más de dos meses el Centre Cultural La Nau de la Universitat de València dejará a la vista las obras inéditas de Paco Bascuñán y Quique Company que habían permanecido dormidas en carpetas y cajas. Ellos crearon el equipo Escapulari-O, referente del diseño gráfico responsable de marcas y emblemas de los memorables años 70-80.
Ante la puerta de entrada de la Sala Estudi General se reunió un gran grupo de amigos, admiradores, artistas y curiosos. Había muchos compañeros coincidentes en las épocas de Enebecé, La Nave, del ACTV con su música electrónica o de La Esfera Azul. Todos los habían conocido alguna vez: en la Escuela de Artes y Oficios donde dieron alguna charla, en algún bar con buena música o en esos locales que se abrían entonces sin problemas para crear arte y ver qué pasaba.
Después de pedir silencio al natural barullo de saludos y chismorreos que la breve espera había formado, el vicerrector de Cultura Antonio Ariño agradeció la presencia de los asistentes y habló de la labor revulsiva de los artistas durante una época “tristemente moderna” donde estos dos artistas amigos se preocuparon de crear incomodidades, ese espejo social que nos muestra cómo somos y que permanece a través del tiempo para recordar quiénes fuimos cada uno.
Hay cuadros relacionados con los últimos fusilamientos del franquismo y a Salvador Puig Antic, el detonante de la oposición intelectual en nuestro país. Se pueden ver muchas alusiones a la corrupción y a lo apátrida, en un momento donde la única manera de afrontar la realidad era para ellos pintar. Y también a las imposiciones políticas. Todos temas siempre presentes en nuestro país, pero ocultos bajo una manta de “normalidad”.
Lupe Martínez, esposa de Bascuñán, muy activa en todos los tiempos y comisaria de la exposición junto a Marisa Giménez, dijo, emocionada, que la exposición no habla del diseño, sino del diseño antes del diseño. De la historia de dos amigos que compartían espacio y cuya amistad les permitía que uno empezara un cuadro y el otro lo terminara. De sus obsesiones pictóricas y su complicidad. De lo cotidiano y lo personal. De las memorias de amigos y familia. Hay mucho amor en esta exposición sin encorsetamientos ni etiquetas, a través de obras desconocidas hasta ahora para muchos.
Estuvieron presentes allí Bea Bascuñán, hija de Paco, que me dijeron que trabaja en Barcelona; todos los compañeros de La Nave: Carlos Bento, Nacho y Luis Lavernia, Eduardo Albors, Jose Juan Belda, Marisa Gallén,Dani Nebot, Luis González, o Sandra Figuerola; Lo más granado del diseño valenciano: Juan Martínez, Boke, Modesto Granados, MacDiego (a quien suelo tipografiar, para tocarle un poco los huevos, como McDiego, Mac Diego o Apple Diego) Ramón Pérez Colomer, Gabriel Folqués (ahora reconvertido en excelente bailarín de salón), Luisa Hernández, Kike Correcher, Dani Nebot y muchos otros que puedo nombrar pues la lista sería muy extensa y, a pesar de ello, siempre incompleta.
De las revistas especializadas vinieron: Victor Palau de Graffica y Paco Ballester y Tomás Gorria de Disseny CV y Dúplex. Como no, con ellos, el imprentero Chano Vernetta con quien Paco hacía la peculiar Agenda Vernetta y Vicente Blanes del estudio El Bandolero la Cabra)
De las instituciones y amigos, José Miguel Company Director de MUVIM, Carmen Alborch, Senadora y futura abogada alimentaria, Mayte Ibáñez, de Cultura del PSOE, Silvia Clavel de Teatres de la Generalitat y José Miguel García Cortes, director del IVAM.
Y muchísimos más amigos, compañeros del arte, egregios, entusiastas y seguidores como el arquitecto Carlos Salazar; Cristina Chumillas,de la galería Pepita Lumier; Salvia Ferrer del Festival Intramurs; Sara Mansanet del festival Mediometraje La Cabina; El artista Pol Coronado, que llegó y saludó porque me dijo con su sabiduría habitual que irá con más tranquilidad más adelante a ver la exposición; el artista Jorge Carla; José García Poveda El Flaco, fotógrafo vital de la ciudad; José Vicente Plaza y Antonio Losada, publicistas; el diseñador Ibán Ramón, que ha hecho los carteles de estas fallas; la artista Ana Donat con su amiga Colette Graf; Miquèl Francés, profesor titular de Comunicación Audiovisual de la UV; la fotógrafa Verónica del Toro, la artista en sedas Inma Mañes, la estilista Cuqui Giménez y Cristina Mulinas, del IVAM, que aportó a la exposición el cuadro que hizo Bascuñán para la ACTV en el que sale Jagger.
Ah, no he dicho que Bascuñan y Company murieron demasiado pronto. Lo ha recordado tanta gente estos días que ese hecho parece haber perdido sentido. Su obra políticamente incorrecta, siempre al límite, fuera de convenciones y con el tema de la muerte a menudo presente, es la mejor prueba de que siguen con nosotros. Como dijo su esposa, que no su viuda: “ahora hubieran tenido mucho trabajo”.
Me fui corriendo, crucé la semiabandonada Milla de Oro y llegué al Club 33rpm de la calle Linterna, donde Lalo Narbona expone, bajo el título “Jazz Vivo”, las fotografías que ha recogido en conciertos durante más de treinta años. Yo conocí a Lalo porque siendo menores de edad ambos nos introducíamos en la clac del Teatro Principal para ver el desaparecido Festival de Jazz de Valencia; luego nos hacíamos pasar por periodistas gracias a su cámara y él hacía las fotos desde un palco. Un día aplaudimos a rabiar a Richard Clayderman porque era obligatorio si queríamos asistir a los conciertos del Fesvial, y poníamos tanto celo en aplaudir que obligamos a un estupefacto Clayderman a hacer cuatro bises.
Tal vez no conocen a Lalo, pero si alguna vez ha tenido que hacerse una operación de hernia de hiato o problemas de reflujo, una resección pulmonar, implantarse marcapasos o una intervención de la válvula mitral, deberían agradecerle a su padre Don Benjamín Narbona Arnau todas las molestias que se tomó para ser pionero e investigador en estos campos.
La crítica especializada ha dicho de su hijo Lalo: "hay algo mágico que sólo se consigue a veces y él lo ha logrado con una sencillez pasmosa: es como si el local y la exposición hubieran estado buscándose durante décadas para anunciar discretamente un gran amor.” Ninguna de las fotos de la exposicón está retocada.
Al vernissage, en el que hubo vino de honor, coca de pimientos, regañás y manjares crujientes, acudieron Vicente Ibáñez, que dirigía Feria Valencia cuando aún no pasaba lo que pasó; Agnès Rouilleault, vicepresidenta de la Association Culturelle Francophone; la periodista Berta Chulvi y su hermana Lucía; Fina Godoy de Atelier8, el actor Emilio Mencheta; el diseñador Pablo Mestre; el paisajista Rafael Narbona; la diseñadora Isabel Casas; la fotógrafa Asun Bonilla; el hijo de José Huguet Chanzá, coleccionista de fotos, Eduardo Huguet, oftalmólogo veterinario y su esposa, Mª José Ferrando,botánica; las arquitectas Matilde Alonso Salvador y Paloma Martín y el hermano rumbero de Manuel Jardí.
De las fotos de Lalo, reveladas en el baño de su casa, hasta las sesiones en el estudio digital de Paco Mora, se ha acumulado un material que reclama nuestra atención porque retrata con simpleza a grandes figuras como Herbie Hancock, Chic Corea, James Carter, Michael Brecker, Carmen McRae, Diana Krall, o Ornette Coleman. Pasen una noche a tomar una copa en ese elegantísimo local del centro y disfruten.
Recuerdo que justo en la esquina de Hernán Cortés con Cirilo Amorós, estaba el quiosco, donde compraba los tebeos y los caramelos; pues en ese lugar está ahora la exclusivísima tienda de decoración AMPASI, que tiene accesorios de moda, pequeños muebles y todo tipo de complementos de mesa para recibir a tus invitados con la elegancia de un reportaje del “HOLA!”. AMPASI, es el acróstico de los nombres de sus propietarias, Amparo López y Silvia Escola, esposas de Germán Ros, vicepresidente de la Corporación Ros Casares y Pablo Serratosa, responsable del holding familiar Grupo Zriser.
La tienda, estratégicamente situada frente a la modesta Casa Viva, tiene marcas de alta calidad que marcan la diferencia de quien las compra: objetos de acero alemán de Blomus; velas naturales con aroma a nardo de Grasse de la marca VPA, verdaderas soluciones de bienestar ambiental; menaje de la inconfundible casa Cofinex o servilletas de papel de una textura como de seda que dicen “¡Tócame! ¡Tócame!”Pues el pasado jueves, Silvia y Amparo, con la ayuda imprescindible de Makela Forcada, invitaron a sus amigos y clientes a ver su colección de muebles colgados a pared (como si flotaran en el aire) con fondo de espejo de cuatro milímetros, realizados en tablero de fibra de densidad media y lacados en apetecibles colores.
Son de la muy interesante firma Punt Mobles, una empresa de la terreta situada en el polígono Fuente del Jarro. Se fundo en Valencia en 1980 por los diseñadores Vicent Martínez y Lola Castelló con productos sencillos y funcionales, mezcla de líneas mediterráneo-nórdicas. Ya entonces se hicieron famosos por la estantería doble con ruedas Literatura y fueron reconocidos con el Premio Nacional de Diseño en 1997, habiendo colaborado con arquitectos y diseñadores de la talla de Rafael Moneo, Terence Woodgate o Jorge Pensi. Pero la crisis del sector del mueble sobrevino, así que inversores como el Grupo Zriser, el brazo inversor de Pablo y Ana Serratosa,tomaron el mando de Punt Mobles con el pelirrojo Mariano Soria a su frente, que ha ampliado mercado e invertido con buena fortuna en los mercados de Rusia, Estados Unidos, Japón y Australia. Y con lo caro que es exportar supongo que ha proyectado una buena estrategia para vender los diseños de Vicent Martínez -que continúa en la empresa y estaba allí presente- Mario Gómez o Víctor Carrasco. De este último, también presente, es el diseño del mueble colgado con fondo de espejo que me recordó gratamente al futurista anuncio de Areslux de mi infancia.
Yo estuve trasteando por la tienda y poniendo la oreja como las porteras de antaño, así que me enteré de que han abierto en la Malvarrosa el Beach Club, privativo bar de copas y comida completamente acristalado con hamaquitas y palmeras, situado de tal manera que sólo ves arena y mar. Después del cuarto vino Hispano-Suizo y de haberme comido dos bandejas enteras de jamón -del bueno- estuve departiendo con los invitados entre los que estaban la encantadora Sofía Carpi, con su hija Ani Maldonado, muy muy muy amiga de Pablo Serratosa Jr; Amparo López; Mercedes Calabuig; Quiquilla Maldonado; Nacho Lavernia; Rosa Castelví; Veraz de Benito; Antonio y Teresa Darder; Peter y Marisa, de Hernández Arquitectos; Pablo y David Escolá; Pilar Vidal; Esperanza Vila; Sea Aguilar; Beatriz Pechuán; Mayte Burgos; Quique y Lida Robles; Esther Barrera; Carmen García Quijada; Cayetana Manglano; Leticia Navarro; Manuel Casanova; Mónica Aliaga; Chelo Cotanda; María Lleó; Patricia Montoro; Misuka Corbi y la diseñadora vegetariana Mª Ángeles Fernández Giménez que me pasó el nombre de su blog que voy a leer ahora mismo cuando pueda descansar un poco.