VALÈNCIA. Lo anunció este viernes la concejal de Seguridad Anaïs Menguzzato en un programa de radio de la cadena Ser, Locos por València. Lo confirmaron fuentes municipales. Uno de los cambios más relevantes en la nueva ordenanza de convivencia, la treinta de la ciudad, serán las prioridades.
La norma, que se espera poner en marcha antes de fin de año, actualizará las prelaciones de la actuación policial y tendrá en cuenta antes cuestiones más acuciantes para la vida cotidiana como el ruido que formalismos o convenciones sociales.
Uno de los aspectos quizás más llamativo de esa futura ordenanza es que no está previsto que se incluya, por ejemplo, la prohibición de bañarse en fuentes públicas. En la actualidad está sancionado con multas de hasta 300 euros, pero como explicaba la propia Menguzzato a Valencia Plaza, rara vez se aplica esta sanción. El motivo, que la mayoría de las personas a las que se les ha llamado la atención por este extremo eran normalmente turistas extranjeros.
Y es que en buena parte de los estados europeos y extranjeros no existe curiosamente esta prohibición. “En otros países de Europa los ciudadanos se pueden bañar en las fuentes”, explicaba la concejal. “En Francia, de donde es mi familia, lo puedes hacer. Debemos de ser de los pocos países de Europa donde está prohibido” añadía.
Entre las razones que explican esta omisión se encuentra también la convicción de que no se trata de “la cosa más importante que tengamos que prohibir”. “No es una prioridad política”, ironizaba la concejal. Y añadía: “En cuanto al espacio público, en España somos muy restrictivos y tampoco se obtienen mejores resultados”.
Esto no implica que a partir de ahora, ni siquiera con estos rigores, los ciudadanos y turistas que disfrutan de la ciudad puedan solazarse sumergiéndose, por ejemplo, en la fuente de la Plaza de la Virgen. Pero la concejal admitió que en los casos que se produzca los agentes de la Policía Local ejercerán primero sus funciones de mediación y solicitarán al infractor que salga de la fuente, antes que multarlo. “Que se refresque pero que no se meta dentro”.
La nueva ordenanza de convivencia viene a dar respuesta a los cambios que se han producido en la sociedad valenciana. Muchas de las normas que rigen el día a día en la ciudad tienen décadas de antigüedad, en algunos casos más de treinta años.
Ante la necesidad de aproximar las reglas al tiempo en el que vivimos, el Ayuntamiento está trabajando con la cátedra Protecpol de la Universitat de València en la redacción de un borrador que se presentará a las asociaciones de vecinos, entidades y colectivos, para su perfeccionamiento. La nueva ordenanza intentará “ver los problemas de verdad” que se dan en la ciudad, explicaba Menguzzato, ofreciendo soluciones “efectivas”.
En estos momentos la nueva ordenanza se encuentra en “la fase de inicio”, en la que se están analizando “cuáles son los principales problemas” que afectan a la ciudadanía. Así, está previsto incluir sanciones por ruido, por botellón, por la no recogida de las heces de los animales domésticos o por los comportamientos indebidos de, por ejemplo, ciclistas. Más allá de la sanción, se pretende fomentar la formación de los infractores. Se trata de consignar qué comportamientos son una falta o no “e ir más allá, ver cuáles son los resultados”, indicó Menguzzato.
València es de las pocas ciudades que no tiene ordenanza de convivencia, explicó la regidora de Protección Ciudadana. Y eso se ha devenido en una carencia especialmente llamativa en un momento en el que, precisamente, son los problemas de convivencia los que más alteran el día a día de la ciudad.