Una escapada a la comarca de la Hoya de Buñol: de piscinas naturales a fortalezas históricas

VALÈNCIA. Septiembre es un mes de cambios: el inicio del curso escolar, la vuelta de las vacaciones y la llegada del otoño marcan una etapa que muchos aprovechan para crear nuevos propósitos y hábitos. En ocasiones, hacerse a la rutina puede ser complicado, por lo que una escapada de fin de semana supone la oportunidad perfecta para aprovechar la recta final del verano y disfrutar de las buenas temperaturas.

La Hoya de Buñol-Chiva colinda con las comarcas de la Serranía, la Canal de Navarrés, Camp de Túria, la Ribera, el Valle de Ayora-Cofrentes y la Plana de Requena-Utiel. Esta posición estratégica en el centro de la provincia permite que sea sencillo desplazarse prácticamente desde cualquier lugar. Su capital, Buñol, se encuentra a una distancia de tan solo 40 kilómetros (40 minutos en coche por la A-3) del centro de València.

Cueva Turche y castillo de Buñol

Precisamente, en la capital encontramos lugares que no dejan indiferente a nadie. Uno de los más especiales, sobre todo en época estival, es la Cueva Turche. Una impresionante cascada de 60 metros de altura deja caer el agua sobre una piscina natural ubicada entre roca caliza y vegetación. De esta manera, este es el entorno ideal para refrescarse, darse un baño y hacer un picnic en el merendero acondicionado.

Asimismo, quien quiera explorar el patrimonio histórico de la localidad tiene la opción de acercarse al castillo de Buñol, una fortaleza que data de los siglos XI y XII, aunque fue remodelada en el siglo XIV tras la conquista cristiana. En su interior hay viviendas habitadas, la mayoría de ellas en la Plaza de Armas, mientras que en el recinto interior se encuentran la Torre Mayor, el Museo Arqueológico, el Museo Etnográfico, la Iglesia del Salvador y el Palacio Gótico. 

La entrada es gratuita y también se ofertan visitas guiadas para conocer su historia en profundidad. En este caso, el precio para adultos es de ocho euros (los menores de 12 años entran gratis) e incluye la entrada a los museos, la subida a las torres y un seguro de responsabilidad civil.

Sierra de Chiva

Otra de las paradas imprescindibles en un viaje a este territorio es la Sierra de Chiva, el paraje natural municipal más grande de la Comunitat Valenciana con más de 5.700 hectáreas de superficie. Forma parte de la denominada Sierra de los Bosques y conforma un paisaje montañoso único que también alberga yacimientos arqueológicos, como El Castillejo y la Cueva del Sapo. Además, cuenta con la Cueva de la Alhóndiga, la Cueva de la Cofia y la Cueva del Barranco Grande, declaradas Bienes de Interés Cultural por la presencia de pinturas rupestres.

Según expone el Ayuntamiento en un folleto informativo que puede consultarse en su web, existen diferentes rutas senderistas y en bicicleta. Así, aparte de gozar de unas vistas espectaculares —desde los picos más altos se ve desde Sagunto hasta Cullera—, también es posible adentrarse en plena naturaleza para realizar actividad física a la vez que se visitan los puntos de mayor interés.   

Una de las rutas recomendadas por el Consistorio es la de la Senda de la cueva de la Charnera. Se trata de un itinerario circular señalizado de ocho kilómetros de longitud con una dificultad catalogada como moderada-alta. El punto de inicio es la Partida del Tendero, junto al cartel informativo, un lugar al que se puede llegar en coche. En la primera parte se observará el barranco de la Parra, mientras que en el recorrido también se incluyen la Cueva de la Charnera, los vestigios del poblado ibérico Caballo Sáez y los picos Hierbas y Cazoleta.

Ruta de los Molinos de Alborache

El municipio vecino de Alborache es conocido por su Ruta de los Molinos, un famoso sendero de 1,7 kilómetros fácil de recorrer y apto para todas las edades que discurre paralelo al río Buñol. El acceso puede ser por la zona norte (en el aparcamiento del Molino Galán), por la zona sur (en la partida del Yesar) y por el sendero local SLV-31 que sale del polideportivo municipal. Numerosas pasarelas permiten atravesar el río y una gran área recreativa con mesas, bancos y fuentes hace que sea un buen plan familiar.

Tal y como detalla el Consistorio, el agua del río ha sido fuerza motriz en Alborache desde hace siglos y en el pasado llegó a haber 11 molinos en funcionamiento. Su época de esplendor se dio en el siglo XIX con el desarrollo de la industria papelera y cuatro de los molinos dedicados a esta actividad pueden visitarse a lo largo del itinerario. Así, el sendero nos traslada a épocas pasadas a la vez que recorremos fuentes y manantiales cristalinos, como el del Charco Azul.

Estos son solo algunos ejemplos de los planes y lugares emblemáticos que ofrece la Hoya de Buñol, a los que se suman muchos más, como el Paraje Natural Municipal de Tabarla, una joya verde de 68 hectáreas ubicada en la localidad de Yátova. También el monte Motrotón, en el mismo pueblo. Por ello, la comarca se consolida como una alternativa de calidad dentro del turismo de interior, cada vez más valorado.