Su carácter de excepcionalidad se mantiene de cara al próximo año donde los beneficios por las tasas de interés van a ser todavía más extraordinarios
MADRID. Los bancos no se han visto en otra igual donde en Europa nunca habíamos tenido un ciclo tan agresivo de subidas en los tipos de interés. Con la de septiembre fueron 10 subidas consecutivas de tipos por parte del BCE hasta dejarlos en el 4,5% y acumular hasta 450 puntos de subida desde julio de 2022.
Esta razón es la principal causante de los beneficios extraordinarios que hemos visto en los últimos días, con los resultados que se sucedían por parte del sector bancario en nuestro país. Pongamos cifras a estos beneficios de los seis grandes bancos españoles :
En total, 19.761 millones de euros de beneficios para este grupo únicamente de enero a septiembre de este año. Y lo más importante es que estas cifras se dan teniendo en cuenta el impuesto a la banca y las provisiones efectuadas para poder sufragarlo.
Estas grandes entidades financieras, como es lo lógico, van a defender lo suyo como haríamos todos, y todas ellas han puesto el acento específicamente en este impuesto en forma de notas de prensa y en comparecencias ante los medios precisamente con la presentación de sus resultados. La queja no es sólo por el gravamen, sino también por las formas con las que se ha tramitado y gestionado.
Fue un impuesto que se trató como extraordinario y con una duración de dos años. Dicho gravamen entró en vigor en 2023 y aplica a los resultados obtenidos en los ejercicios 2022 y 2023. Conforme nos acercamos al final -y ante la más que posible continuidad de la coalición de gobierno que impulsó su aprobación-, los mensajes que nos han ido trasladando desde las instituciones públicas entre las que destaca el Ministerio de Economía de Nadia Calviño, han ido en la dirección de la clara voluntad que hay por su parte en extender este impuesto "extraordinario". Por tanto, tenemos malestar en el sector bancario igual que sucede con el de las energéticas españolas con la también más que probable extensión del impuesto que a ellas les atañe. Ambos sectores se quejan de falta de seguridad jurídica.
Su parecer es que este tributo bancario, que ha podido ser meditado y encuentra su sustento y justificación empírica con los sobresalientes beneficios publicados, no transmite esa sensación. Dejando a un lado el sector de las energéticas porque todavía nos quedan datos de resultados por conocer, la realidad es que con respecto al bancario y pese al impuesto, las ganancias han sido singularmente buenas y lo más importante, van a tener continuidad.
Como mínimo durante el año 2024 se espera el mismo desempeño para ellos o incluso mejor. El motivo es que el escenario base con el que se trabaja es el de 12 meses de tipos de interés en su punto álgido por parte del BCE. Tanto las hipotecas a tipo variable firmadas estos últimos años que se siguen amortizando ahora, como por supuesto los nuevos préstamos que se concedan, van a ser a tipos altos. Una refinanciación a cotas elevadas y que se va a extender como mínimo durante el 2024 en su totalidad, situación que hará superar todas las previsiones y hará destacar los resultados del 2024 sobre los publicados en este 2023 en el que los tipos han ido en ascenso.
En 2024 el panorama será aún mejor para las entidades bancarias por mucha queja que oigamos estos días. En el ejercicio próximo la política monetaria será más restrictiva que nunca y con la puerta abierta a mantenerse el año entero en esas cotas.
En definitiva, considero que el excepcional gravamen bancario va a dejar de serlo tanto, y pese a que es comprensible el enfado del sector y la defensa de sus intereses, las cifras de resultados publicadas sustentan este marco que se quiere extender. Además, cuando han venido mal dadas y si volviese a suceder el sector bancario sabe que ha tenido y tendría el apoyo de las instituciones públicas. En este caso se cumple que los flujos de liquidez e inyecciones de capital van en ambas direcciones, es algo que ha quedado ampliamente demostrado desde la crisis bancaria de 2008.
Por ello, y aunque la crispación también viene porque inicialmente se habló de sólo dos años para este impuesto, su carácter de excepcionalidad se mantiene ante su extensión en un año próximo en el que los beneficios por las tasas de interés van a ser aún más extraordinarios.
Adrián Hostaled es analista de XTB