VALÈNCIA. Cuando Glòria Tello pisó por primera vez el despacho de la concejalía de Cultura del Ayuntamiento de València se encontró con una situación de “tierra quemada” en la que la plantilla se le presentaba “desmotivada” y los cajones llenos de “sorpresas” del anterior equipo de gobierno. Fue hace ahora un año cuando, en una entrevista concedida a Cultur Plaza, confesó que el paisaje con el que se topó tras las elecciones municipales la obligó a tomar un papel “más de técnico que de política”, un periodo de reclusión destinado a sentar las bases que sustentarían su proyecto a largo plazo. Un año después, en ese mismo despacho, reconoce que la presente legislatura le queda corta para poner en marcha la maquinaría de un área que sigue sin contar con el personal necesario y que en los presupuestos municipales de 2017 ha perdido 400.000 euros en el capítulo de inversiones. Delegada del área de Cultura, de ella dependen María Oliver, concejala de Acció Cultural, y Pere Fuset, concejal de Cultura Festiva, una división que no siempre resulta sencilla en un área con muchos frentes abiertos.
-Hace un año anunció la desinversión de 240.000 euros en el Palau de les Arts destinados habitualmente a la compra de entradas y palcos para personal del Ayuntamiento o invitados. La idea era la de apoyar económicamente propuestas del auditorio que llevaran su actividad a los barrios, aunque el pasado año no se realizó nada parecido. ¿En qué ha quedado su relación?
-Nuestra intención no era la de romper pajitas con Les Arts. Lo que entendíamos es que no podíamos hacer esa inversión tan importante a cambio de unas entradas que casi siempre iban a parar a cargos públicos del Ayuntamiento. No me parecía de recibo. Ese recorte se destinó a subvencionar entidades culturales sin ánimo de lucro ya que no había ninguna otra partida posible para poder hacer ese tipo de ayudas. Pero en ningún caso queríamos poner punto y final a la relación con ellos. El acuerdo al que hemos llegado es que el Ayuntamiento invertirá en Les Arts lo mismo que la Generalitat invierte en el Palau de la Música: 105.000 euros.
-Entonces ya nos presentó un proyecto (Les Arts Volant) con el que un camión trasladaba a la Orquesta de la Comunitat Valenciana y un equipo de música a los barrios. ¿Saldrá adelante esa propuesta?
-Es el tipo de propuesta que nos encaja para generar actividades de este tipo. Ahora mismo está pendiente que nos sentemos con todas las administraciones, incluida también la Agència Valenciana de Turisme, para ver si en 2017 podemos hacer una o dos de estas actividades al menos con su ayuda económica.
-¿Cuánto dinero se destinó el pasado año a Les Arts desde el Ayuntamiento?
-50.000 euros, porque tampoco queríamos abandonarles sin más. A cambio hubo actividades culturales financiadas con esa aportación y nada de entradas como antaño.
-Hace un año nos habló de una plantilla desmotivada en Cultura. ¿Ha cambiado esa situación?
-Cuando llegué a la concejalía, la parte de Patrimonio había perdido un 80% del presupuesto y un 26% del personal. La desmotivación estaba justificada y Cultura se había convertido en una de las áreas más secundarias por ese empobrecimiento. Ahora hemos pasado de un personal desmotivado a un personal desbordado: hemos iniciado un montón de proyectos. Como ciudad nos habíamos dedicado a hacer grandes obras faraónicas sin preocuparnos por mantener el patrimonio existente. Ahora, con tantos proyectos, la plantilla se siente inmersa en la actividad pero un poco desbordada. Por eso ahora la cuestión no es únicamente de tener más presupuesto, sino de tener más recursos humanos.
-Es decir, que si le dieran a escoger...
-Sin duda, más recursos humanos y especializados. Necesitamos a más gente de perfil cultural. No nos valen abogados y economistas para todos los puestos y es lo que más predomina en el Ayuntamiento. Eso, en Cultura, nos sirve para ciertas posiciones, pero no para todo... Nos hace mucha falta intentar revertir esa carencia.
-También nos habló de enchufismos. ¿Se han subsanado?
-Los enchufismos tenían que ver mucho con la concesión de exposiciones, por ejemplo. Proyectos que no eran de concurrencia competitiva, proyectos que no eran transparentes... nosotros lo que hemos hecho ha sido asegurar la igualdad para todo el mundo en esos espacios. No hablaba de funcionaros enchufados, sino de gente externa que trabajaba con la concejalía. ¡Ojo!, que no todos eran malos, pero es que había agentes culturales que aseguraban que habían tenido acceso a reunirse o a ser escuchados.
-¿Y esa posición secundaria de la concejalía, se mantiene?
-Es que partíamos de una situación muy mala, así que llegar a los mínimos nos cuesta más. Partimos de una situación mucho peor que otras áreas del Ayuntamiento. Pero tenemos claro que la cultura puede ser un motor de cambio para la ciudad, un elemento de dinamización de la economía y que las industrias culturales nos pueden ayudar muchísimo... pero estamos muy atrás en cuanto a recursos, en cuanto a todo.
-A lo largo del curso, la decisión de dar una serie de ayudas directas y otras por convocatoria ha supuesto la principal polémica referida a su área. Usted ha defendido también que no ha existido tal doble rasero. ¿Este año se volverá a repetir su modelo?
-No hay doble rasero. El criterio está clarísimo: hay 150.000 euros para ayudar a los proyectos culturales de empresas sin ánimo de lucro. Este año se beneficiaron 73 asociaciones o entidades. Todos ellos son proyectos que nos parecen importantes para la ciudad y que siguen una tabla de baremación. Luego hay otro tipo de proyectos más grandes y del que decidimos ser coorganizadores, como por ejemplo DocsValència. Docs es un festival con solera en México que puede generar industria en la ciudad, por eso nos parecía interesante. Es un proyecto necesario y nos permite ser coorganizadores. También, de una de las áreas de las que somos responsables, que son letras, audiovisual y música. En el aspecto literario, hemos incrementado de dos a ocho los premios de la ciudad con una importante inversión; en el caso de la música, el Palau, a través del proyecto Palau Obert, se va a abrir a otro tipo de músicas que no se hacían para sacarle más jugo, contactando también con más promotores musicales; y en el audiovisual Docs y Mostra Viva, aunque Mostra Viva tampoco es solo audiovisual...
-Tercera Setmana es artes escénicas, pero fue apoyado por la regidoria. ¿Por qué entonces?
-Tercera Setmana no entra dentro de mis competencias. Aquella polémica que hubo es porque artes escénicas no es un área que gestione yo, pertenece a la regidora María Oliver. Era un proyecto de la ciudad que nos podía interesar a todos y la regidora, en este caso, no tenía dinero para acometer esa inversión. Como yo me había inventado ese dinero que extrajimos de la ayuda a Les Arts, salió de ahí. Me tocó pagar. Este año no voy a asumirlo porque no es un área que gestione yo.
-¿Asumirá la partida la regidora Oliver?
-Pues no lo sé. Habrá que preguntárselo a ella.
-Pero mantienen reuniones todas las semanas. ¿No han hablado de ello?
-De ese proyecto yo no he hablado. Creo que va a haber una convocatoria de subvenciones a la que se adscribirán también Cabanyal Íntim, Russafa Escènica, etcétera. Los festivales y proyectos de escénicas con los que me he reunido varias veces. Eso sí, si no se abre esa partida de ayudas, si María no tiene esa partida de la que creo que tiene intención de articular, les ayudaremos. No les vamos a dejar sin apoyo.
-Esas ayudas provienen de los 150.000 euros que en 2016 beneficiaron a 73 entidades. Hubo ayudas desde los 9.000 euros hasta los 200. ¿Esa fórmula de ayudas, esas cantidades, van a cambiar en 2017?
-No. Están hechas así para conseguir la igualdad. Hay proyectos como VLC Negra, que creo que fue de los que más dinero obtuvo, que tiene unas necesidades y una estructura. Hay otros que son de una asociación de vecinos que quieren presentar unos poemas... En las bases había unas baremaciones y puntuaciones para diferenciar la cantidad a recibir según la comisión. Por ejemplo, si es un proyecto que se vincula a varios espacios, a varios colectivos... Ese tipo de reparto me parece mucho más correcto para la idea política de este Ayuntamiento. Y seguirá igual.
-Se presentaron 92 y fueron beneficiarias 73. La mayoría de ellas por no estar constituidas como asociación o tener algún impagado con Hacienda o la Administración. Es decir, que la mayoría recibió la ayuda. ¿Y si este año se presentan 300 entidades a la ayuda, seguirá repartiéndose esa cifra entre ellos?
-Sí, pero cada uno con su puntuación. Puntuaciones que ponen en valor cada proyecto. No le vamos a dar lo mismo a un festival enorme que a una cosa pequeña.
-En términos culturales y admitiendo lo ridículo de la cifra si se compara con el presupuesto del Ayuntamiento (150.000 euros), ¿se puede entender que es una política de café para todos?
-Yo creo que no. No ha habido para todos. Se presentaron proyectos muy pequeños que no se podían subvencionar. A los que se subvencionó eran de dos o 3.000 euros y les dábamos una pequeña ayuda para que pudieran completar ese presupuesto y se realizara. Algunos eran tan pequeños que los derivamos a las juntas de distrito porque es su lugar natural para poder reclamar una instalación o un apoyo puntual.
-Pese al año y medio de mandato, algunos agentes culturales todavía dudan de quiénes son los responsables del Ayuntamiento que gestionan las concejalías de cultura. De hecho, es habitual que nombres como los de Carlos Galiana, Giuseppe Grezzi o Sandra Gómez sean relacionados como interlocutores por parte de esos agentes. ¿Eso se debe a que sus concejalías tienen más dinero y hacen ayudas a algunos eventos y festivales o a su presencia a título particular en la vida cultural de la ciudad?
-No sé quién ha podido deciros eso, pero me gustaría darle la explicación [ríe]. Es cierto que he estado demasiado tiempo, más de lo normal, haciendo cuestiones técnicas por el problema de llegar a una concejalía que era tierra quemada. He asumido un perfil más de crear a mi equipo, de formar a un equipo que no siempre estaba formado... Y con una atención a la ciudadanía por encima de lo normal. Porque atiendo a la gente los martes, pero eso es mentira. Por ejemplo, se acaba de marchar una asociación y mañana también volveré a reunirme con gente. Recibimos a muchísima gente aquí. Mis compañeros, que yo sepa, no han hecho ninguna inversión en cultura. En cesión de espacios, puede que sí.
-¿Qué opina del nuevo plan de Las Naves que gestiona la concejalía de Derechos e Innovación?
-Me preocupa la deriva de Las Naves. Hace 10 minutos ha salido una asociación que el 1 de marzo ha de abandonar el centro y no tenemos alternativa que ofrecer a esta gente. No son los únicos que me han contactado por ello. Me preocupa porque no tenemos un espacio que ofrecerles. Esta ciudad de un millón de habitantes está lejos de tener los recursos culturales e instalaciones necesarias. Hay pueblos de 1.000 habitantes que tiene su casa de la cultura, pero nosotros... ¿Tenemos? El camino que nos queda por recorrer es muy largo. Y con el tema de Las Naves puedo decir que ahora mismo no hay alternativa para esa gente o para los grupos que iban a ensayar allí... claro que me preocupa porque necesitamos tener dotaciones para que los creadores puedan desarrollar su actividad. Hemos contratado un plan estratégico de cultura que está iniciándose y nos está indicando la precariedad de las instalaciones para desarrollar producciones artísticas. La realidad es complicada, pero está bien saberlo para no dar palos de ciego y ver lo que podemos hacer en esta legislatura. En esta legislatura solo pondremos los pilares; si estamos otra, intentaremos acabar la casa... o por lo menos que no nos los rompan. Es lo que vamos a hacer, básicamente.
-¿Y cómo ve, después de este año y medio y tantas reuniones, el estado cultural de la ciudad?
-Es una ciudad con un gran potencial en este área. Una ciudad muy rica con grandes nombres en ilustración, música, letras... pero su estado es bastante precario, dado que desde hace mucho tiempo la administración ha vivido de espaldas a esos sectores. Mi intención es apoyar desde la política cultural sin condicionar, pero desde ese punto, desde mi posición, lo que percibo es que hay gente muy buena que no tiene nada que envidiar en su disciplina a otras ciudades o países y que, en muchos casos, está por encima del nivel medio. Los últimos años no se ha ayudado a esa gente, gente que tiene especial calidad, así que han tenido que ganarse la vida como se ha podido. De hecho, podría decir que la Cultura en el Ayuntamiento... hasta se ha entendido como un problema. Y cuando eres consciente de ello, entiendes por qué estamos como estamos. Por eso queremos revertir la situación.
-¿Pero duda que puedan hacerlo durante esta legislatura?
-Sí, es triste. Va a requerir más de una legislatura. Y no es porque no hacemos lo que podemos, pero es que los técnicos están desbordados. El trabajo que hace la gente de Cultura no sé si lo harán otros servicios del Ayuntamiento. Aquí la gente trabaja de sol a sol.
-Volvamos a la materia económica. El Palau de la Música supera los 13 millones de presupuesto y las tres concejalías de Cultura (Patrimonio y Recursos Culturales, Tello; Acció Cultural, Oliver; Cultura Festiva, Pere Fuset) ni se aproximan (entre 10 y 12 millones). ¿En 2017, cómo se explica ese desequilibrio?
-Es que el presupuesto del Palau se va en gran medida a costes de personal y mantenimiento. El Palau, como creo que ya he dicho alguna vez, tiene lo que necesita; Cultura, no. Es cierto que la Orquesta de València tiene 14 vacantes y que siempre podría estar mejor dotado, pero esa es la comparativa y el Palau está suficientemente dotado. El resto de áreas...
-¿Qué fue del mapa de recursos culturales de la ciudad y el plan de comunicación del que nos habló hace un año?
-El mapa de recursos culturales está inserto en ese plan estratégico cultural de València que está en desarrollo. El plan de comunicación ha tenido una primera parte encargada a una agencia el año pasado. Nos hicieron una radiografía de lo que debíamos hacer y en qué debíamos priorizar, como generar una imagen de marca de la concejalía, tener una página web en condiciones, dinamizar el calendario cultural de la ciudad... Nos lo presentaron a final de año y con los presupuestos de 2017 empezaremos a implementar aquellas que sean más urgentes. Es muy importante el plan de comunicación y para algunas personas puede resultarles a priori secundario, pero hay un grave problema de invisibilidad en el tema cultural. Cosas que suceden en València y de las que la gente no se entera. No sabe que existen. Por eso consideramos ese plan de comunicación básico. De aquí a final de legislatura no podremos asumir todo, porque incluso aborda temas de voluntariado, pero empezaremos con lo más importante este año.
-¿Con qué exactamente?
-Con la implantación de la página web. En ella se ha de incluir cosas tan normales como la compra de entradas online, cosas básicas de una ciudad normal y de lo que sucede cada día en el ámbito cultural, que sea una muestra de lo que sucede. Queremos dar cabida a todos los creadores y la web sabemos que es prioritaria.
-¿Se mantendrá actualizada y 'viva' desde dentro, con algún técnico específico dedicado a implementar constantemente esa información y a dinamizarla?
-No, la hará alguna agencia. Luego será la gente la que irá complementando con sus cosas, enlaces, actividades... necesitamos que eso empiece a rodar ya.
-¿Qué nos puede avanzar del uso cultural de las Naves de Ribes?
-Al principio teníamos dos naves, pero pasamos a tener una. Hace poco vinieron los vecinos a mantener una reunión con urbanismo y, en general, lo que se puede comentar es que el complejo no se puede entender con naves funcionando de forma unitaria. La nave de Cultura ha de dar respuesta a Ruzafa que es uno de los barrios creativos más activos. En ese espacio municipal se llevarán a cabo proyectos de este área y, cuando haya un uso, serán los vecinos los que podrán hacer actividades. Siempre culturales.
-¿Se puede esperar de ello una dotación artística que sustituya a Las Naves?
-No. No dará para tanto. La nave de Cultura tiene 600 metros. Será un proyecto comodín para cuestiones de la concejalía de Cultura y sobre todo para dar una dotación a una zona que requiere todavía más espacio público de este tipo. Se queda en poco, pero intentaremos que dé para todo.
-El año pasado rechazó el contrato de patrocinio de Seagram's (12.000 euros) para el Festival Internacional de Jazz del Palau de la Música (en torno a los 45.000 euros). El motivo es que no quería ligar la marca al festival dado que había actividades infantiles. ¿Ha cambiado de parecer al respecto o podría matizar esa presencia para no perder ese contrato u otros similares?
-Es que que el festival vaya a los barrios y esté con los niños es lo más importante. Lo único que hacemos es cumplir la ley que prohibe que exista esa presencia de una bebida alcohólica.
-Es muy normal que en los festivales de música que tienen sus áreas para niños haya grandes patrocinios de bebidas. Por ejemplo, Sònar o Jazzaldia, entre muchos otros. Ambos cuentan con ayudas de dinero público. ¿Por qué ellos si pueden combinarlo?
-A lo mejor porque la marca deja a los niños fuera. Es decir, que no tiene presencia en esas actividades.
-¿Pero se ha negociado esa posibilidad?
-No. Con Seagram's no negociamos. Nuestro objetivo era cumplir la ley. Estamos mirando otros patrocinios. Para mí la prioridad es hacer acciones para todas las edades. Y en el caso de Seagram's me parecía que que la marca tuviera más presencia que el festival, que fuera delante del nombre, no era normal. Lo importante es el festival de jazz y que impregne e involucre a toda la ciudad.
-En la ciudad hay otros casos de presencia de marcas de bebida alcohólica en entorno con actividades para niños. Por ejemplo, se me ocurre el caso de Amstel en Fallas, que tiene una presencia muy amplia en las actividades de las fiestas de la ciudad donde también participan niños.
-Fallas es Cultura Festiva y a veces el evento es de Amstel o tiene esa presencia, pero no es una actividad para niños.
-Por buscar un ejemplo concreto: el año pasado patrocinó una mascletà con una presencia total en la Plaza del Ayuntamiento y alrededores, para todas las edades.
-Una mascletà no es para niños. No se hace 'para niños'. No me preocupa demasiado el tema. Lo importante del festival de jazz es que empape la sociedad. Si hay patrocinio, estupendo. Si no, puede coincidir con la línea, mala suerte.
-Un año y medio después de que se formara el gobierno, ¿qué piensa sobre la fragmentación de las tres concejalías? ¿Es demasiado dispersa el Área de Cultura?
-Es demasiado dispersa, sí. No quiere decir que deba depender de una única persona, pero debería estar más coordinado todo. Por ejemplo, el Musical está por un lado y Las Naves es de otra concejalía... la situación es delicada en la Cultura de la ciudad y si sumas la dispersión que hay en el Ayuntamiento. Es difícil gestionar las cosas así. Es complicado.
-¿Es tan complicado coordinarse con las otras concejalías?
-Por mi parte no.
-¿Como delegada, debería asumir esa capacidad?
-Como decía, no todo debe gestionarse desde el mismo concejal, pero sí que se creen sinergias entre instalaciones culturales que se dotan con dinero público. No por nosotros; por el bien de los usuarios y por el bien de los agentes culturales.
-Nos ha hablado de una ciudad con importantes creadores y potencialidades. Por último, nos gustaría que nos destacara exposiciones, discos, libros, performances o actuaciones teatrales, películas o cualquier dosis cultural que haya disfrutado últimamente. No tiene por qué ser de un autor, intérprete o artista valenciano. Algo que haya disfrutado como usuaria y quiera aportar a los lectores.
-Pues anoche estuve en el concierto de Daniel Barenboim en el Palau de la Música, que es dirigido a un perfil concreto de público. Pero sí, muchas cosas como presentaciones de libros, exposiciones...