Afincado en Valencia desde hace años aunque sin perder nunca la estrecha conexión con su Pontevedra natal,el empresario José Luis Vilanova ha querido concentrar la esencia atlántica en un producto tan singular y personal como es el vino albariño.
Perteneciendo a una familia empresarial vinculada a la decoración, ¿cómo surge la vocación por la viticultura?
La verdad que aunque sigo vinculado al negocio familiar –Vilanova se dedica al interiorismo en Galicia y Valencia–, este albariño es fruto de una pasión que viene de antaño y de un mimo exquisito. Un vino que nace a orillas del Atlántico, en el corazón de las Rías Baixas, donde cultivamos desde hace décadas unos viñedos que superan en muchos casos el medio siglo de antigüedad. Con el fruto de esas vetustas cepas elaboramos un selecto albariño monovarietal de corte artesanal: Novavila.
¿Cómo definirías este vino? ¿Qué destacarías?
Se trata de un vino con unas características realmente singulares –aromático, mineral, goloso– que provienen no solo de la tipicidad de la variedad de la uva sino también del exquisito esmero y respeto con el que son tratados estos viñedos, acariciados por el sol de poniente y la salina brisa del océano.
En cuanto al alimento que proporcionas a tu vid, ¿qué peculiaridad encontramos en este albariño?
En Novavila fuimos pioneros en abonar las cepas con algas marinas, lo que le proporciona al albariño unos deliciosos y sugerentes matices de mineralidad que engrandecen aún más el paso por el paladar de este expresivo vino.
Pese a tratarse de una bodega familiar y artesanal, también elaboráis un espumoso rosado. ¿Quizá porque es un tipo de vino más comercial?
Comenzamos hace dos años con este brut espumoso rosado elaborado a partir de variedades tintas propias de las Rías Baixas, como son la uva espadeiro, la caíño y la sousón, y siguiendo el método tradicional champenoise. Es un vino que aúna la chispeante frescura de los espumosos con la intensidad de color y aroma que le aportan las variedades autóctonas. Por ello no solo puede acompañar a los postres y a los dulces sino que puede maridar perfectamente con elaboraciones que pueden ir desde arroces hasta platos con fundamento cárnico pasando, por supuesto, por todo tipo de mariscos y pescados.
Me comenta José Luis Vilanova que “la idea de elaborar un espumoso rosado surgió, por mantener esa seña de identidad que desde siempre ha significado a Novavila: crear nuevos productos aunando tradición y creatividad”.
Este tipo de iniciativas suelen tener más de romanticismo que de rentabilidad. ¿Se encuentra Novavila fuera de su tierra gallega?
Del albariño –adscrito a la DO Rías Baixas– se elaboran tan solo 6.000 botellas. Pese a ser una producción muy reducida, estamos presentes en algunos de los restaurantes más emblemáticos de Valencia, también en algunos espacios gourmet y por supuesto a través del mundo on line. Además de mi vinculación personal y profesional con Valencia, creo que a nivel gastronómico es la ciudad que más y mejor ha crecido en los últimos años, y esta Guía así lo demuestra.
Esta bodega familiar tiene su sede en el municipio de Meis (Pontevedra), donde José Luis Vilanova recibe al visitante con la hospitalidad propia de la Galicia rural–como muchos habrán comprobado en el Camino de Santiago–; pero con una delicada preocupación por la calidad y el diseño en todos sus productos. Prueba de ello es que la exclusiva guía ‘Johanses’,del grupo Condé Nast recomendaba su Wine Hotel entre un selecto grupo de establecimientos en Europa.