La pinacoteca incorporará 170 esculturas a la colección permanente y restaurará más de un centenar de obras
VALÈNCIA (VP/EP). La escultura regresa al Museo de Bellas Artes de València tras un vacío de cuatro años para "recuperar del olvido" la figura y obra de los valencianos Adsuara, Vicent y Peresejo, exponentes de la renovación post-Benlliure de principios de siglo XX, quienes apostaron por volver a los valores denostados en esos momentos de la forma, la masa y el volumen propios de la escultura figurativa frente al modelo "de levita y bastón" del maestro valenciano.
El director del Consorci de Museus de la Comunitat Valenciana, José Luis Pérez Pont, el director del Museo de Bellas Artes de València, José Ignacio Casar, y el comisario de la muestra, Jaume Penalba, han presentado este jueves la exposición Adsuara, Vicent y Peresejo: tres escultores mediterráneos entre la tradición y la renovación, que inaugura la temporada de la pinacoteca y podrá visitarse hasta el próximo 6 de enero.
La muestra recupera así un total de 49 obras -43 esculturas y una pequeña selección de 6 dibujos y obra sobre papel-, seis de ellas restauradas para la ocasión y muchas de ellas nunca expuestas al público, procedentes de Museos de Bellas Artes de València y Castellón, el Reina Sofía de Madrid, y la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando o el Ayuntamiento de Alcoi, así como de colecciones privadas.
Penalba, historiador de arte valenciano, ha explicado que el castellonense Juan Bautista Adsuara Ramos (1891-1973), el valenciano Carmelo Vicent Suria (1890-1957) y el alcoyano José Pérez Pérez, Peresejo (1887-1978) fueron herederos directos de la tradición escultórica decimonónica, encarnada, entre otros, en la figura de Mariano Benlliure. Sin embargo, tras sus visitas a Europa, participaron en la corriente renovadora de la escultura española, la denominada renovación post-Benlliure, que supondría el abandono del imperante burguesismo para "ganar clientela", así como del naturalismo impresionista iniciado por el maestro valenciano, para recuperar los valores puramente escultóricos de la forma, el volumen y la masa.
Penalba, historiador de arte valenciano, ha dividido la muestra de forma cronológica en tres ámbitos claramente diferenciados. La primera de ellas, 'Los difíciles inicios', que enlaza con la antigua tradición y que da paso a "la más extensa y brillante" titulada 'Efímera primavera', en alusión a la Segunda república que incluye también los tres años de la Guerra Civil, momentos en el que estos artistas alcanzan su cénit.
La exposición se cierra con 'Entre lo religioso y lo profano', una sección de un número reducido de obras pero de "gran importancia", en las que se incluyen algunas de las piezas sacras que produjeron para atender la imaginería que reclaman iglesias y conventos por la desaparición de las obras durante la Guerra Civil.
La contienda española marca así el meridiano de la muestra, que se centra en la producción de estos artistas entre 1920 y 1941. Además, establece un diálogo entre los tres autores que, según manifiesta Penalba, "están prácticamente olvidados pese a su calidad", incluso en el caso de Vicent y Peresejo, desconocidos en su tierra natal, por optar por la escultura figurativa, "despreciada y denostada durante décadas, que ahora se intenta recuperar". "Conocían los ismos de la época pero renunciaron a este estética por tener otras sensibilidad", ha aclarado. Así mismo, el comisario sostiene que el apoyo de Adusara y Persejo a la República también influyó en su olvido.
La muestra irá acompañada de un programa de difusión que incluye cuatro conferencias a partir del 11 de octubre y la proyección de la película 'El mesías salvaje' de Ken Russell.
Por su parte, Casar ha recordado que desde 2014 no se exhibía escultura, por lo que esta muestra "refuerza" la idea de que este espacio es verdaderamente "un Museo de Bellas Artes y no solo un museo de pintura". Por ello, ha anunciado que se van a incorporar a la colección permanente 170 esculturas de las 1.640 piezas que integran sus fondos.
Además, ha anunciado que se sacará un pliego "muy ambicioso" para restaurar en 2019 y 2020 más de un centenar de obras de los fondos, de las que una veintena son esculturas, otras tantas artes suntuarias y el resto pinturas. Casar ha recordado que el estudio efectuado determinó que un total de 120 piezas necesitaban una restauración en diferente medida, lo que supone un coste de al rededor cuatro millones de euros.
Asimismo, ha resaltado que esta exposición "reúne los cuatro principios básicos" para que una muestra sea "esencial" porque permite el estudio y catalogación de los fondos del museo, sirve para restaurarlos, la recuperación y difusión de autores poco o nuños estudiados y desarrolla un proyecto propio que sirve para publicitar la "versátil" sala de exposiciones del museo.
Por su parte, Pérez Pont, ha destacado que esta exposición es el primero de los tres proyectos conjuntos programados por el Consorcio con el Museo de Bellas Artes. Los otros dos se exhibirán ya en 2019.